Capítulo cuatro.

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Mi puño enbiste fuertemente un maniquí de goma. Envío una patada a su estómago al tiempo que golpeo el brazo de éste y con una maniobra muy bien practicada, me doy media vuelta agarrando un cuchillo del estante de atrás y regreso rápidamente a apuñalar al maniquí en pleno pecho.

Respirando con dificultad, doy un paso atrás y admiro mi trabajo. Nada mal. Seco el sudor de mi frente con una toalla y me dirijo a la parte superior de la empresa Johnson al siguiente entrenamiento.

Este me gusta más, toda la sección está llena de escalas por las que subir. Es muy divertido, a decir verdad. Si un niño estaría aquí, confundiría claramente esto con un mini parque de diversiones. Claro que, es todo menos eso. La empresa está ubicada en una area urbana del estado, es un lugar tranquilo y desierto por fuera. Aunque no es muy cálido. Por las noches, el lugar parece perfectamente sacado de una escena de película de terror. Sin embargo, la hora que sea dentro del almacén, sigue siendo el mismo lugar claro y cómodo. Tiene una variedad de máquinas y diversas armas para el entrenamiento. Las máquinas simulan juegos y respecto a las armas, no todas son reales o la mayoría contiene un material especial para no salir lastimado. Las reales, con las que atacamos, están en el segundo almacén Johnson, ubicado aquí mismo. Pero, está bajo estricta llave ya que sólo las utilizamos cuando es el momento de matar de verdad.

-Oye, Bi -Edward aparece por detrás con una cuerda en su mano.

-Hey, Ed -Asiento con mi cabeza en modo de saludo.

-Tom te espera en su oficina. -Dice. Lo miro con el ceño fruncido y parece que me lee la mente porque se apresura a aclarar -Eh, yo no se nada. Sólo me dijo que te dijera que vayas.

Le sonrío tensamente y le doy las gracias.

Me tardo más de cinco minutos en llegar a las oficinas. Joder, que están al otro lado de todas las máquinas. Y aunque no soy una persona baja en forma, debo admitir que me fastidia un poco siempre tener que hacer un largo recorrido para llegar a las putas oficinas.

No me molesto en dar toques en la puerta y entro directamente. Quiero decir, es mi tío...al diablo los modales.

-¿Qué quieres? -Digo apenas me siento en el sillón acolchado de enfrente del escritor y silla de Tom.

-Ha pasado una semana, Bianca -Dice él en modo de respuesta. Tiene el gesto serio y sus ojos están totalmente enfocados en la pantalla de su ordenador.

-¿Y? -Pregunto, amargada. -Ya te dije que no volveré a Bobfield y...

-Thomfield. -Me corrige.

-Como sea, no volveré y mucho menos le veré la cara al idiota de Colin. -Ya no quería seguir con esto. "Conquistar" a Colin no iba a funcionar, lo sabía. -El viernes lo sorprenderé luego de una fiesta a la que va, lo seduciré y lo mataré.

-Es que no lo entiendes. -Dice con sus ojos mirando directamente los mío, olvidando por completo su ordenador -Si eso hubiera querido, yo mismo lo hubiera matado.

Quizás tenía razón, pero...Bien ya, tenía razón.

-Entonces, hazlo.

-Sigues sin entender.

-¡Claramente, no!

-Queremos venganza...-Empieza explicando.

-Y es por eso que queremos matar a Colin. -Concluyo.

-Sí. Pero, ¿De quién queremos vengarnos, Bianca? ¿De Colin o de Bob?

Frunzo en ceño y respondo inmediatamente. -De Bob, obviamente.

Tom extiende sus manos, como diciendo "Ahí lo tienes". Pero yo no sé nada. Estoy más confundida que un pato negro entre otros patitos blancos.

-¡Por Dios, Bianca! Nos vamos a vengar de Bob, del padre de Colin...

Love of killingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora