Capítulo seis.

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Si existe algo más detestable que Colin Wadlow, era el calor.

El insoportable verano estaba por terminar, pero raramente, era cuando más calor hacía.

Ahora, uniendo estos dos puntos desagradables, ¿Cuál sería el resultado final?... Una Bianca Moretti muy, pero muy gruñona.

Todos los años, en verano, solía encerrarme en mi casa y pasar tiempo de calidad con mis bellos gatos.
En el tiempo actual, estoy de camino a casa de una persona a la cual aborrezco demasiado.

Todavía no podía procesar por qué estaba haciendo esto. Quiero decir, debería estar durmiendo a estas horas en mi amada cama, pero no, estaba caminando a paso firme a casa de Colin.
Y aunque nunca lo admitiría en voz alta, una parte de mi (muy en el fondo, por supuesto) quería verlo.

Dos semanas habían pasado maravillosas sin noticias sobre él. Lo común, lo normal y bueno, quería entretenimiento por lo menos un rato.

Antes de tocar el timbre de su casa, medito un minuto o dos, suspiro y me enderezo.

Bien, aquí vamos.

Ni siquiera logro tocar el botón que da señal al sonido interno y ya se abre la puerta. De esta sale una morena, alta y esbelta, pavoneando como un ridículo, estúpido y perfecto pavo.
A esta le sigue Colin con el cabello por todos los lados y una sonrisa de satisfacción plasmada en su idiota cara.

La chica sale por la puerta al bonito jardín y se despide de Colin... Ni siquiera notó mi presencia. ¡Já! Yo no tengo la culpa de no ser tal alta y tan bella y tan fea y tan perfecta y tan...tan....tan estúpida como ella.

Maldito Colin y maldita ella.

-¿Bianca? -La voz de Colin suena adormilada y por lo que veo, el tampoco había notado mi existencia.

-No, imbécil, soy un maldito extraterrestre que quiere invadir tu mundo...¿Es que acaso no te puedes fijar? Si no te la pasaras tan ocupado con las malditas necesidades de tu pene, a lo mejor, sabrías que sí, que soy Bianca y no un maldito extraterrestre que quiere invadirte, ¿bien?

Él levanta las manos en señal de defensa. -¿Mala mañana, cariño?

-No. Tan solo es mi reacción natural por verte. -Finjo una dulce sonrisa.

Colin sonríe mostrando sus blancos dientes y podría decir que en verdad está alegre por verme. Pero vamos, es Colin de quien hablo, el mismo que hace dos semanas me había dicho que le gusto y él mismo, que hace dos minutos, estaba con una morena.
Seguramente tuvieron sexo toda la mañana.

Asquerosos y desconsiderados.

-¿Y? -Me dice.

-¿Y, qué?

-¿Vas a pasar o no?

Lo miro mal y entro arrastrando los pies.
Ni siquiera finjo sorpresa. Osea, su casa es una mansión; es hermosa, grande y cualquier mujer del mundo querría una casa así. Pero la había visto antes y para mí, ya había perdido el toque especial. Probablemente, la casa ya no me gusta desde que conozco a Colin.
Pobre, bonita e inmensa mansión.

-¿A qué se debe tu visita? -Pregunta.

Me enojo más. -¿Acaso lo olvidaste?

-¿Olvidar, qué?

-¡Eres mi maldito tutor de pasantías!

-¿Y?

-Agh -Me palmeo la frente -La próxima semana nos reintegramos y no me has ayudado en nada.

Colin me mira con una ceja arqueada. -¿Y...decides venir hoy, a ésta hora, con éste clima? -Señala por la ventana donde se ve como el sol alumbra la piscina. Es un paisaje hermoso.

Love of killingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora