Capítulo 4.- Primera llamada

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Janine ya le estaba tomando el ritmo al trabajo y por consiguiente lo que era convivir con tres hombres completamente distintos entre sí. No quiso insistir con Egon, y estaba constantemente luchando con sus florecientes sentimientos.

Ya eran las 17:45 y había acabado el papeleo temprano, los muchachos estaban en el taller y Peter le pidió que ordenara comida china... (Pato Pekín para Ray, Chop Suey de verduras para Egon y Cerdo agridulce para él) le dijo que ordenara lo que quisiera, estaba de buen humor. Ordenó pollo Kung Pao.

La estación ya tenía forma de hogar. Ya habían llegado los muebles así que Janine puso la mesa con ayuda silenciosa de Egon. Ray encendió el radio y comenzó a sonar "In the name of love" de Thompson Twins. Y se sentaron a comer mientras charlaban y bromeaban, de pronto sonó el teléfono y Janine corrió rauda por las escaleras a contestar

- Aló Cazafantasmas... Sí, por supuesto que son serios... ¿Lo hizo?, ¿Lo tiene?, ¿No es broma?... Ajá... Deme su dirección por favor... Sí por supuesto, ellos serán completamente discretos. Muchas gracias, hasta luego.- Y colgó el teléfono contenta - ¡Tenemos uno!- Gritó tocando la alarma

Los chicos aún estaban comiendo pero corrieron a equiparse, le dió la dirección a Peter mientras se iban. Mientras Janine guardó las sobras de la comida y decidió quedarse hasta que los chicos volvieran.

Luego de hora y media llegaron de vuelta, Peter venía asqueroso lleno de una sustancia viscosa de color verde, Ray traía una trampa humeante y Egon sonreía junto a él.

- ¡tenemos una entidad de clase 5, Janine!- Dijo Ray con una sonrisa casi infantil, bajaron la escalera hasta la unidad contenedora, dónde dejaron la trampa y la máquina hizo lo suyo.

Peter fue a bañarse quejándose de que apestaba a ectoplasma. No mentía

- no deberías quedarte hasta tan tarde acá - dijo Egon serio

- No hay problema, puedo tomar el subterráneo

- Son casi las 23 horas, ¿Estás segura de que no prefieres que paguemos un taxi hasta tu casa?

- Insisto... No hace falta- Sonrió mirándolo a los ojos

Egon miró hacia el piso, no quería que se notara su decepción frente al desaire a su acto de caballerosidad.

- Si quieres puedes acompañarme al subterráneo...- Dijo Janine con cierto brillo en los ojos

- Eso me parece bastante apropiado, ya sabes que en Nueva York lo que más abundan son los ladrones y sería una lastima que algo te ocurriera.

Ray estaba junto a ellos haciendo como que no prestaba atención mientras veía la TV, pero conocía a Egon lo suficiente como para entender que su colega no tenía ese tipo de atenciones por cualquier dama.

Iban caminando por Broadway, estaba fresca la noche ya era septiembre y el otoño dejaba ver las primeras hojas amarillas en los árboles y el viento le helaba la nariz.

Egon iba en silencio así que Janine trató de amenizar un poco el ambiente

- Entonces... ¿Que tal estuvo el trabajo?

- Fue una entidad de nivel 5, algo escurridiza, pero finalmente lo atrapamos

- ¿Cómo era?

- era una entidad oblonga, de unos 35 cm aproximadamente, de color verdoso brillante y secretaba ectoplasma... Ya viste a Peter, fue 'babeado' por el espectro... Lamentablemente no pude extraer muestras

- Wow, Eres tan valiente Egon - Janine lo tomó el brazo mientras llegaban al Tribeca Park. Egon no hizo ademán de quitar su brazo y miró de soslayo a Janine que tenía la punta de la nariz rosada por el frío otoñal y el viento le revolvía un poco el cabello. Se veía adorable, no quería que se fuera así que caminó al paso de Janine.

Ella no quería irse y tampoco quería soltar su brazo. Egon era bastante más alto que ella (cómo 20 cm calculaba) había algo en el que la enloquecía, su aroma, su mirada penetrante o su intelecto superior... O quizás era todo eso junto. Al parecer Egon no era un buen conversador e iban en silencio por el hermoso Tribeca Park.

Lo miró de reojo, tan alto, con sus rizos castaños revueltos y su mirada hacia el frente, tenía las orejas rojas por el frío.

- Es una noche bastante fría... Para ser Septiembre - Dijo Janine

- ¿Tienes frío?

- Solo un poco pero estoy bien - Sonrió

Egon hizo ademán de pasarle su chaqueta y ella le dijo que no se preocupara que ya estaban a un par de metros del subterráneo.

Egon volvió a su semblante serio y miró a Janine. Su rostro en forma de corazón, sus ojos verdes tras esos lentes de armazón de acetato brillaban, su pequeña nariz rosada por el frío otoñal y sus mejillas también. Sus labios rosados y carnosos... Era la primera vez que se detenía a ver su boca, debía ser suave al tacto, ¿Cómo sería el sabor de sus labios? Solo de pensar en eso sus mejillas se encendieron. Estaba frente a ella ya en la estación de metro. Su mente era un debate constante entre su mente y sus instintos, principalmente de tomar sus proporcionadas mejillas entre sus manos y besarla. Pero claramente no lo haría, era inapropiado y había un porcentaje relativamente alto de ser abofeteado por la joven de Brooklyn.

Janine no quería irse y miraba a Egon que frente a ella se quedó serio mirándola, también tuvo tiempo suficiente para examinar su rostro, su anguloso rostro con su barbilla que ligeramente tenía un hoyuelo, su mandíbula fuerte, sus oscuros ojos inquisitivos detrás de esos redondos lentes de armazón de metal, su recta y larga nariz y sus labios finos que estaban con un rictus de seriedad sabía que habían sido hechos para sonreír como los vio hace un momento. Esa sonrisa que hizo que se derritiera aún más. ¿Sería muy descarado de su parte tomarlo desde la nuca y darle el beso más apasionado de su vida?... Definitivamente sí, además posiblemente la despediría por poco profesional... Así que tomó aire y sacó pecho, Egon se enderezó y se notaba lo alto que era.

- Er... Me temo que esto es todo...- Dijo Egon algo vacilante mirándola fijamente

- si, nos vemos mañana, Doctor Spengler

- Dime Egon... Janine

Amaba la manera en la que pronunciaba su nombre

- Nos vemos Egon - Apoyó su mano derecha sobre su pecho y lo miró a los ojos. Entonces lo abrazó, él respondió el abrazo envolviéndola entre sus brazos por un instante para que no fuera incómodo e inapropiado.

Y la joven aún algo turbada y con sus mejillas ardiendo se fue rumbo al andén.

Cruzando los circuitosWhere stories live. Discover now