Capítulo 6

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Centro de la tierra.

El primero en despertar fue Maximiliano y lo primero que logró enfocar fue una pequeña flor que bailaba con el viento frente a sus ojos, el se fué levantando poco a poco mientras veía el lugar en el que estaba.

Realmente era un paraíso, estaba en una pequeña colina a un lado de una cascada llena de rocas con musgo tan verde como todo a su alrededor, Max voltio al cielo pero solo vio nubes y no logró divisar dónde se encontraba el sol; el cantar de cientos de aves de diferentes tipos y un fresco viento golpeaban los sentidos de Máx.

—¿Dónde estoy?— susurro a sí mismo mientras se ponía de pie.

Max comenzó a bajar la colina para ir en dirección a un castillo en excelentes condiciones y con un estilo muy medieval, hermoso y parecía como si los rayos del sol tocarán sus paredes, un sol inexistente para los ojos de Máx.

Max llegó a un costado del castillo y colocó su mano sobre la pared exterior del castillo, lo veía como si todo se tratara de un sueño, mientras caminaba hacia la parte superior del castillo logró ver el árbol sagrado, con su bello resplandor dorado y sus hojas bailando con el viento.

—Ese debe ser el árbol del fruto— volvió a hablar en voz alta Máx.

—¡Yo también creo eso!— dijo Gaston detrás de Máx asustandolo.

Max salto poniéndose pálido.

—¿Quién eres tú?— pregunto asustado Máx.

—¿Eso importa? Aquí la cuestión es ¿Dónde demonios estamos?— le pregunto Gaston a Máx.

—No tengo idea, lo último que recuerdo es estar preparando mi clase y vi el fruto...

—¿Como?¿eres profesor?¿cuantos años tienes?

Apesar de tener 26 años Maximiliano aprestaba menos y fácil podía hacerse pasar por un estudiante más.

—Tengo 26 años y soy maestro de literatura en la universidad de monterrey.

—¿Monterrey?— pregunto confundido Gaston—. ¿Eso dónde queda?

—En México— le respondió Máx mientras examinaba el árbol sagrado.

Max estaba fasinado por el árbol, tocaba su trono y podía ver como pequeña electricidad dorada recorriendo el árbol como si fueran venas.

—Pues que bien que hablas en voz alta mexicano porque estaba apuntó de golpear tu cabeza— le dijo Gaston a Máx—. ¿Quién cres que nos secuestro y donde demonios estamos?

—¿Porque te refieres a mi como mexicano?— pregunto confundido Máx—. ¿De dónde eres tú?

—Yo soy francés, pero estaba en Finlandia con mi padre cuando caí desmayado.

—¿Cual es tu nombre?— pregunto Máx curioso de saber porque podía estar hablando con un francés como sin nada en medio de un lugar desierto ¿con un castillo?—. Yo soy Máx.

Cuando Máx término de hablar un grito aterrador se escuchó del otro lado del castillo, Gaston y Máx no lo pensaron dos veces y salieron corriendo en dirección de dónde provenía él grito que recién habían escuchado.

Los Salvadores: "En busca de la utopía"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora