Moscú, Rusia.
Era ya el primer día de Savannah trabajando como bailarina en el club, acababan de llegar las tres chicas, y cada una se presentó a dónde debían.
Savannah estaba muy nerviosa, por que el señor Pávlov, le había dicho que la iban a preparar para la llegada del joven Jacobo. Savannah había quedó de verse con Dmitry en el bar, sin embargo, ya llevaba una hora esperándolo, pero él no llegaba.
—¡Preciosa, sigueme!— dijo Dmitry, que estaba detrás de Savannah, y caminaba apresurado hacia una puerta en el fondo del bar.
Savannah se puso de pie y caminó detrás de él, estaba a punto de entrar en la habitación que no tenía cámaras, así que Luka, que vigilaba desde la casa de Irina a las chicas, perdería de vista a Savannah.
Cuando Savannah entró a la puerta, se encontró con un ancho pasillo, lleno de puertas, y en el final un elevador, con dos guardias de seguridad resguardando la entrada.
Avanzaban normalmente, sin embargo, para Savannah fué una eternidad; desde que entró en ese pasillo sintió una mala corazonada, no sabía que era, pero ese lugar le causaba escalofríos.
Llegaron a el elevador, y bajaron dos pisos, llegando a un sótano, que en los planos de el lugar no aparecía. El sótano no era tan grande, al menos lo que Savannah podía ver; caminaron hasta el fondo para entrar en una habitación, todo estaba pintado de negro, las paredes y los techos; en los pisos una alfombra color guindo, en el fondo una pantalla gigantesca, y frente a la pantalla, tres filas de butacas de cine.
—¡En un momento vendrá un empleado y te dirá qué es lo que vas a hacer!— dijo con su voz ronca, y salió de la habitación.
Savannah se quedó sola, en una habitación terrorífica, el silencio y la soledad del lugar, harían que cualquiera sintiera la necesidad de salir de ese sótano, sin embargo, Savannah sabía que tenía que hacer lo necesario, para que esas personas le permitieran estar frente a Jacobo.
Los minutos pasaban, y Savannah cada vez se sentía más nerviosa, la habitación se hacía cada vez más chica, o al menos eso es lo que sentía Savannah. La puerta de la habitación se abrió, haciendo un eco en toda la habitación, Savannah voltio, para ver quien entraba por la puerta.
Un hombre y dos mujeres entraron, tenían puertas unas batas blancas, como esas que usan los doctores en los hospitales. El hombre comenzó a avanzar hacia Savannah, mientras que las dos mujeres, se quedaron paradas a un lado de la puerta.
Los pasos lentos, pero firmes del doctor, hacían sentir a Savannah muy ansiosa, comenzó a mover sus pies, aunque ella no era conciente de que lo hacia.
—¡Tranquila señorita!— le dijo el hombre, al percatarse del nerviosismo de Savannah—. Yo soy el doctor Vólkov, y estoy aquí para prepararte para la llegada del joven Jacobo, él es una persona muy especial, y a todos aquí nos gusta verlo contento.
El hombre le hizo una seña a una de las mujeres, y ella se acercó a él para entregarle unos papeles. El doctor Vólkov comenzó a leer el expediente de Savannah, en total silencio; Savannah, sólo lo observaba, preguntándose, que demonios tenían que hacer unos doctores ahí, y no entendía en que le iban a ayudar ellos, para prepararla para la llegada de Jacobo.
—Muy bien señorita Savannah, primero que nada, tienes que estar muy conciente, que todo lo que pase aquí, es estrictamente confidencial, y no tienes derecho a hablar de esto con nadie, así que si entiendes eso, es momento de iniciar.
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Los Salvadores: "En busca de la utopía"
FantasiLa humanidad pasa por un momento crítico y la salvación del planeta estará en las manos de diez personas que harán hasta lo imposible para cumplir su misión.