Quintana Roo, México.
En las playas de la Rivera maya se encontraba Camila un chica de 20 años trabajando en un gran proyecto de una marca mexicana muy reconocida mundialmente; tomaba unas fotografías a las modelos que lucían los diseños hermosos de la temporada.
A Camila no le gustaba ese ambiente pero sabía que era una gran oportunidad para ella y que esas fotografías le abrirían muchas puertas.
—Hola guapa— le dijo un chico que trabajaba también en el proyecto.
—No estoy interesada, gracias — le dijo Camila sin voltear a verlo.
El chico hacia una rabieta mientras se alejaba, al parecer no estaba acostumbrado a que lo rechazarán tan rápido, pero Camila era de ese tipo de personas que apesar de conocer a muchas personas prefería pasar el tiempo en su departamento, leyendo un poco, tomando café o algún té e intentando hacer las recetas que encontraba en Internet.
El celular de Camila comenzó a sonar y vio que era su mamá quien le llamaba, Camila le hizo unas señas a las modelos de que le dieran un segundo para contestar la llamada y se dio media vuelta para ir en dirección a la playa.
—Madre, tenía tantas ganas de escuchar de ti— le dijo Camila a su madre.
—Cami, ¿está todo bien?
—Si madre no te preocupes, sólo que hace tiempo que hablábamos.
—Lo se, esque tu señal inexistente hace que sea imposible contactarse contigo, por suerte logró entrar la llamada.
—Lo sé, lo sé, pero ahorita estoy en un lugar más céntrico, estoy cerca de las ruinas de Tulum haciéndole una sesión a las modelos.
—Pues tomate cinco minutos para hablar conmigo porque no se cuando volveremos a hablar— dijo la madre de Camila—. Estoy muy orgullosa de lo que estás logrando.
—Pero eso no es importante porque aún piensas que lo que hago no es arte.
—Lo que yo piense no resta ni suma al esfuerzo que le has puesto, tampoco es una razón importante que haga que yo no me sienta así, estoy muy orgullosa de tu trabajo, eres única en lo que haces.
—¿Como está papá?— pregunto Camila intentando desviar el tema.
—A estado muy ocupado preparando los exámenes finales, ya sabes que siempre deja todo para el final.
—Nunca va a entender— dijo Camila mientras de soltaba a reír.
El jefe de Camila se asomo a la playa para hacerle señas a Camila de que era momento de continuar.
—Madre el deber me llama, tengo que cortar.
—Sabes que te amo ¿verdad?— pregunto la madre de Camila.
—Lo sé madre, yo también te amo, dale un beso a mi papá de mi parte.
Una vez que la llamada se había terminando Camila se quedo viendo a su teléfono pensando en sus padres, ellos vivían en la Ciudad de México, lugar donde Camila había vivido toda la vida, pero hacen 2 meses que había aceptado entrar en el proyecto por lo tanto se había mudado a Quintana Roo, aunque se quedaba en diferentes lugares porque la producción del proyecto cambiaba constantemente de locaciones.
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Los Salvadores: "En busca de la utopía"
FantasyLa humanidad pasa por un momento crítico y la salvación del planeta estará en las manos de diez personas que harán hasta lo imposible para cumplir su misión.