Centro de la Tierra.
Los diez chicos, ya se encontraban dentro del majestuoso castillo, con pisos más blancos que las nubes, unas paredes color hueso, tan altas, que podría llegar hacerte sentir mareado de sólo verlas, con unos enormes ventanales, de colores verdes, cafés y blancos, y un techo, simulando una noche estrellada, como esas que se pueden apreciar en el campo.
Era algo extraño, ver tan bello lugar, tan vacío; Terra, avanzaba por el enorme salón, y los chicos avanzaban detrás de ella, con cautela, viendo para todos lados, intentando ver algo que logrará, que ese momento se sintiera real.
Terra llegó al final del gran salón, se dio media vuelta, quedándo de frente a los chicos, observándolos con curiosidad, pensando en sí ellos lograrían hacer algo, para arreglar la situación en la que estaban, no estaba muy convencida, sin embargo, ella ayudaría en todo lo que estuviera en sus manos, para lograr salvar la tierra.
—¿Quieren sentarse?— pregunto Terra, dejando a todos desconcertados—. ¡Supongo qué tienen qué estar un poco cansados!
Todos vieron a la diosa de la Tierra, como si estuviera demente, pero, en ese momento, del piso blanco, comenzaron a salir muchas raíces pequeñas, formando unos bellos sillones, y unos bellos algodones brotaron de las raíces, para formar unos pequeños cojines, para la comodidad de los chicos.
Todos quedaron asombrados, ante impresionante suceso, Terra simplemente se sentó, en uno de los once sillones, que se habían creado de la nada, cómo si fuera magia.
—¿No se van a sentar?— preguntó extrañada Terra.
—No sé que es lo que está pasando aquí, pero no soporto verte tan tranquila— dijo Savannah—. No sé quien seas pero ¿Estás conciente que nos tienes secuestrados?
—¿Dónde estamos?— preguntó Max muy serio.
—Por favor, sintense y les responderé una a una todas sus preguntas.
Max, fué el primer en sentarse, y los chicos fueron sentándose uno a uno.
—¡Ya estamos sentados! ¿Ya podrías decirnos dónde demonios estamos?— preguntó Camila, desesperada por la falta de información.
—¡Estamos en el centro de la Tierra!— respondió Terra, como si fuera algo tan normal lo que acababa de decir.
Todos se voltearon a ver, pensando en lo loca que sonaba esa mujer, al decir que, se encontraban en el centro de la Tierra.
—¡Eso es imposible!— dijo Paolo.
—¿Y eso quien lo dice?— preguntó Terra en forma desafiante—. Todo lo que creen saber es mentira o al menos en lo que yo me quede.
—¿Quién eres tú?— preguntó Sora.
—Como se los dije, fuera del castillo, mi nombre es Terra. Soy la que dio vida a este planeta, con el tiempo, la humanidad dejo de conocerme como la diosa de la tierra, y fueron creando una hermosa leyenda, en la cual me llamaron como la madre naturaleza.
—¿Y que hacemos aquí?— preguntó Gaston aún no tan convencido.
—El mundo está llegando a su fin— comenzó a decir Terra—. Y la diosa del universo, los eligió, personalmente, para que juntos, logremos evitar que pase.
ESTÁS LEYENDO
Los Salvadores: "En busca de la utopía"
FantasyLa humanidad pasa por un momento crítico y la salvación del planeta estará en las manos de diez personas que harán hasta lo imposible para cumplir su misión.