Capítulo 4

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Nuevo León, México.

Maximiliano, conocido por sus amigos como Max y por sus estudiantes como Sr. Medina, aunque el lo odiaba por que lo hacía sentir viejo; Max tiene 26 años y es maestro de literatura en una de las mejores universidades de Monterrey, había sido siempre el primero en su clase y la misma universidad le había dado la oportunidad de entrar a una edad mas temprana a cruzar la carrera de filosofía y letras, termino como primer lugar de su generación y con un rendimiento académico sorprendente.

Sus profesores de la universidad lo habían recomendado para el puesto de maestro de literatura para los chicos de primer año así que estaba dando clases de lo que más amaba, la literatura.

Max iba en su bicicleta camino a la universidad para dar su primera clase del día, el vivía cerca de la universidad para así poder moverse en bicicleta y no contaminar más el lugar donde vivía aunque a las personas parecía no importares nada .

Cuando llegó a la universidad Max entró en su aula de clases y se sentó en su escritorio a la espera de sus alumnos. Uno a uno fueron llegando sus alumnos y al llegar la hora de la clase se paró para darle la bienvenida a sus alumnos.

—Bienvenidos a su segundo semestre en mi clase- dijo Max a los alumnos de la clase— Veo que no todos decidieron seguir tomando clases o tal vez se les hizo tarde...

En ese momento la puerta se abrió y una chica de tes morena, pelo rizado hasta los hombros pero muy alborotado, ojos color miel y unos labios pintados de rojo que hacían volver loco a Max entró, aunque el sabía que jamás podría salir con alguna de sus alumnas o perdería su empleo que le gustaba tanto.

—Sr. Medina ¿ Puedo pasar?— pregunto la chica.

—Adelante Señorita De La Fuente.

La clase había terminado y los alumnos se habían ido a su siguiente clase, Max había terminado de borrar todo en el pizarrón y se pondría a hacer una revisión para su siguiente clase que sería dentro de una hora.

Cuando se sentó en el escritorio noto un fruto dorado que estaba en la esquina del escritorio, en el momento que Max lo vio sentio una gran atracción hacia el fruto, lo tomo y lo llevó a su boca, probando el fruto del árbol sagrado.

Un temblor de gran categoría atacó por primera vez a la ciudad de Monterrey, el caos fue evidente, nadie estaba preparado a ese tipo de desastres naturales.

Maximiliano cayó en el pozo que se había formado delante de él después de haber caído inconsciente después de probar el fruto.

Inglaterra, Reino Unido.

En la ciudad de Mánchester, dentro de una de sus departamentos del centro se encontraba una chica de 19 años escuchando música electrónica a todo volumen mientras escribía unos códigos de su proyecto de final de año de la universidad.

Ella cursaba su segundo año en la universidad estudiado sistemas, vivía junto a su madre que tenía dos trabajos para poder sacar adelante su hogar, ella odiaba ver a su madre tan cansada, pero la universidad era muy cara, y aunque ella también trabajaba por las tardes aún así era muy complicado.

—¡AMAYAAAA!— gritaba una señora que se encontraba en la puerta de la habitación.

Amaya se quitó los audífonos y volvió a ver a su madre que llevaba puesto el uniforme del casino en el que trabajaba por las noches.

—Perdoname mamá, no te escuchaba.

—Te vez a quedar sorda— dijo su madre mientras recogía un suéter del suelo—. Ya me tengo que ir, cierras con llave y no le abras a nadie.

Los Salvadores: "En busca de la utopía"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora