Te Amo Como Al Azul

37.

-Bueno mis amores acá esta la mercancia que tienen que vender mañana en la noche,y Poche no te preocupes,Daniela ya va mucho tiempo en esto así que ella te ayudara mañana ¿Verdad Daniela?

Voltee a ver a Calle y estaba blanca como la cocaina que tendriamos que llevarnos.
A mi cabeza llegaron las razónes,como pude ser tan tonta.
¿Cuanto tiempo llevaba Calle en esto? El miedo rondo mi cuerpo y ella solo asintio sin contestar.
Matu siguio hablando pero no pude poner mucha atencion a sus palabras. El simple hecho de que Daniela se encontrara ahí no me dejaba concentrarme.
Yo continuaba viendo a Daniela hasta que sentí como unos dedos chasqueaban en mi cara he inmediatamente mi mente volvio a hundirse en la realidad.

Matu hablo
-Y bueno Poche¿Que dices?

-¿Que digo de que?

-De si mañana Daniela te recogue a tu departamento.

-!No!
Negue casí instintivamente,ya habia quedado en no tener ninguna relacion con ella ¿y que es lo que me pasa? Pues que termino trabajando junto a ella.

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Al día siguiente.

Al final de tanta insistidera por parte de Matu Poche termino dandonos su direccion y por ende hoy tendria que recogerla.
Ella se llevo la mercancia por lo que yo no tenia de que preocuparme.
Me vesti con un saco gigante y un jean rasgado. No podia creer que Poche fuera parte de esto. Ella no se merecia eso pero ella no me haria caso por lo que no quize prestarle más atencion a eso y salí en mi auto en busca de mi pollo azul.
En el automovil decidí llamarla al número que nos proporciono a Matu y a mi.

...Rin...
...

-¿Alo?

-¿Daniela?

-Si yo,¿ya estas lista?

-Si hace rato¿Ya vienes?

-Ya estoy de camino ,no tardo nada.

Colge y emprendi el poco tramo de camino que me hacia falta para llegar al departamento de Poche.
En 10 minutos ya estaba en el edifico donde ella residia.
Deje mi automovil afuera y me adentre allí hasta el 4 piso y golpee en la habitacion 269.
(Realmente un fic que me encanta)
Nadie quizo abrir nisiquiera se sintio una señal de que alguien estuviera adentro por lo que comence a golpear más fuerte y más desesperadamente hasta que escuche una voz masculina algo particularmente familiar.
La puerta la abrio Mario.

-Pero miren nada más a quien tenemos acá ,Daniela Calle.