VIEJAS AMISTADES
La luz del sol brillante entró por la ventana y se filtró entre los tejidos de mis mantas. Había dormido tan poquísimo anoche que me sentía irremediablemente cansado. No sirvió de nada irme a la cama temprano, anduve dando vueltas en el colchón todo la noche, pensando en las posibilidades y en todo lo que podría salir mal este día. Llegué a dudar de lo que en el fondo realmente quería porque, de buena a primeras yo no iría al cine con ellos dos pero... no sé, es que había tanto misterio a su alrededor. Todavía no lograba llegar a una conclusión clara de lo que sentía, no sabía se me desagradaba Alex o por otro lado quería ser su amigo. ¿se podían confundir el interés con el desagrado? Quizá ellos dos era un par de brujos y yo no lo supiera, puede ya hasta me hayan echado un maleficio; vi en un programa de investigación paranormal que la gente hace cosas muy locas si le hechas un embrujo. Podía ser... ¿No?
A pesar del sueño que tenía no podía quedarme en cama todo el día y pretender que el mundo no pasara de mí, el estómago me gruñía y no me dejaría en paz hasta que le metiera un poco de materia prima.
Bajé rápidamente a la cocina con mis pantuflas peludas. Siempre se me hicieron muy graciosas porque parecían patas de dinosaurio ¿qué más se puede pedir por las mañanas que un par de calentitas pantuflas de dinosaurio y un plato hondo lleno de cereal? Apenas entré en la cocina encontré a mi mamá lavando los platos. Ya estaba vestida y emperifollada para ir al trabajo.
—Buenos días mi Rey. ¿Cómo amaneciste?
—Con sueño —le respondí arrastrando los pies. Fui a buscar un tazón y lo llevé de leche fría y hojuelas de cereal.
—Eh, que bonito pijama. Había olvidado que lo tenías.
˂˂¿Pijama?˃˃
Bajé la mirada y encontré el infantil diseño de pikachu. Había olvidado por completo que lo escogí para dormir anoche. A mi madre le encanto al parecer, porque se acercó a mí con una sonrisa y me dio un abrazo mañanero.
—Qué suavecito estás. Y aún huele bien, que raro.
—Ah... bueno....
—¿Recuerdas el día que lo compramos? Estábamos caminando por las tiendas y lo viste en un aparador. Me dijiste: mami, mami, cómpramelo. Y yo te dije que no podía, y luego te pusiste a llorar...
Lo había olvidado por completo ¿por qué sería?
—Y después me quité los tacones y te pegué muy fuerte el trasero para que dejaras de chillar, siempre te daba ór montar una escena en el lugar más inapropiado... Y funcionó.
˂˂Con que por eso preferí olvidarlo˃˃
—Y al día siguiente me sentí mal y te lo compré para compensar, recuerdo que te lo dejé sobre la cama. Para que lo vieras y te sorprendieras. Ese día me hasta tu madre de escuchó gritar de emoción, fue muy mono. A partir de eso día lo usaste todas las noches.
Entre nosotros se formó un silencio sepulcral. Esta situación me ponía demasiado incómodo, definitivamente había sido un error ponerme esta cosa. Me hacía sentir demasiado pequeño. A parte, todo esa historia no hacía sino darme pena ajena de mi yo del pasado. ¿se podía ser más infantil? Debía tener como uno 4 o 5 años pero aun así...
—Mami...
—¿Sí cariño?
—Tengo hambre. ¿Podrías dejar de abrazarme?
—¡OH! Claro, claro.
Ella deshizo su cercanía conmigo rápidamente y se pasó una mano por el cabello. No porque se hubiera despeinado, simplemente tenía esa manía.
ESTÁS LEYENDO
CHICO EN PROBLEMAS
RandomLucas tenía una vida normal y sin muchas emociones. Bajito e inteligente entra a su primer año de secundaria, donde conocerá personas bastante singulares que empujarán su existencia a una espiral de vergüenza, diversión, infantilismo y por último, p...