Sin querer escuchar ni una palabra más me deslicé rápidamente tras la puerta y subí las escaleras hasta mi habitación. No entendía muy bien lo que estaba ocurriendo, de hecho, esta situación me confundía tanto que no pensaba con claridad. Arrojé mi cuaderno nuevo y el manga de Julián al fondo del armario y mi arrojé a mí mismo en la cama; cansado, hambriento y confundido.
Por fin en casa. Pensé que al llegar aquí obtendría respuestas pero sólo me he confundido más, y no estoy seguro de querer preguntarle a mamá y papá qué ocurre porque... tengo miedo. Podría estar pasado algo malo, algo muy muy malo. Podríamos estar todos frente a eso que llaman "divorcio". El terrible divorcio que separa familias, una de las razones de que Louis estuviera triste. ¿Por qué a mi familia? He escuchado que los niños deben elegir a un padre con el que quedarse siempre, mientras que al otro sólo se puede ver con poca frecuencia. Yo no quiero escoger, quiero a mis padres juntos.
A mi mente llegaron posibles futuros en donde mi padre ya no esté, no era bonito. Y luego otros posibles escenario donde mi mamá tampoco esté, y no pude evitar llorar y resoplar de la impotencia. Si eso ocurría... no, no podía, eso del divorcio sólo es algo que le pasa a un amigo o al amigo del amigo de tu amigo. No es posible que me esté pasando a mí. No lo acepto, no... es posible que me esté pasando a mí, a nosotros.
Supongo que mis papás no son felices juntos... debí haberlo visto antes. Ella hace cosas que a él no le gustan y él ya no la abraza como hacía antes. Peleaban, sí, pero esta última discusión... ¿Qué era eso tan terrible que hizo mi mamá? No importaba cuantas veces lo pensara no llegaba jamás a una respuesta creíble.
Finalmente, cuando estaba tan agotado que no podía derramar otra lágrima caí en un sueño profundo en donde no concordaba nada. En el sueño; más bien pesadilla, estaba en una habitación oscura en la que mis padres parecían ser gigante, mientras que yo tenía el tamaño de un ratón. Ellos discutían acaloradamente al timepo yo intenta por todos los medios posibles llamar su atención, pero mi voz era casi muda y mi tamaño demasiado reducido para que me oyeran. Mi madre encendió un cigarrillo y escupió humo en la cara de papá; Él se puso histérico por su comportamiento y ella actuó como si no le importase, le dijo que él no podía darle la vida que ella andaba buscando y que ya se había cansado de él, de esta casa y... de mí. Finalmente me esforcé tanto en gritar que ambos volvieron la vista al suelo para verme, y cuando les pedí que dejaran de pelear... ambos se miraron el uno al otro y luego a mí, y dijeron: "no te queremos".
Desperté con el corazón dándome palpitaciones y con la espalda empapada en sudor. Ya era de noche y las luces estaban apagadas. No me daba miedo las oscuridad, sin embargo, esta hacía que me sintiera todavía más sólo y consternado. Hay quien le teme a los monstruos del armario o a los asesinos de la calle, yo le tengo miedo a algo mucho más real que todo eso... a que nadie me quiera. Le temo a no encontrar una mirada amigable que me haga sentir a gusto aunque sea por un momento. Temo que la gente se olvide de mí para siempre.
Muy a pesar de que era de noche el rugir de mi estómago imploraba comida, por muy mal que me sintiera, estar hambriento tan tarde no era ciertamente bueno para mí. Bajé con pesado caminar hasta la cocina, donde encendí la luz y me subí a un taburete para buscar cualquier cosa en la alacena. Saqué una caja de cereales y busqué un tazón del cajón de la vajilla. Me llené el tazón de cereal y comencé a comerlo, primero rápido, luego sin ganas. Conforme mi mandíbula mascaba los azucarados gramos de desayuno nocturno mi mente no paraba de andar en círculos sobre las terribles posibilidades que se presentarían en un futuro. Esta casa, esta vida; podrían dejar de estar aquí algún día y yo... ¿qué me pasaría a mí? Todavía no he escuchado como tal la palabra divorcio, ya lo sé, pero ese sueño y la discusión de hace poco hicieron que me diera cuanta de una cosa importante: mis padres no se quieren. No puedo recordar la última vez que se besaron o la última vez que se abrazaron o se dieron un regalo por san Valentín o celebraron su aniversario y todas esas cosas bobas que los casados siempre hacen... no... no puedo recordarlo.
ESTÁS LEYENDO
CHICO EN PROBLEMAS
RandomLucas tenía una vida normal y sin muchas emociones. Bajito e inteligente entra a su primer año de secundaria, donde conocerá personas bastante singulares que empujarán su existencia a una espiral de vergüenza, diversión, infantilismo y por último, p...