NOTA DEL AUTOR: Hola, mis queridos lectores... siento la demora. este capitulo es algo extenso. No sé cuando saldrá el próxima, quizá pronto por la breves vacaciones de navidad.
Está oscuro y tengo miedo.
Me duele la cara y la espalda y no hay ni un ruido alrededor. Por un segundo creo que me he quedado sordo, que el abismo me se llevó mis sentidos al caer la negrura. Todo lo que soy se disocia de mi cuerpo y regresa revuelto tan rápido que casi no lo noto. ¿Cuánto ha pasado? Dos minutos, una hora; puede que haya pasado un día entero. No lo sé.
—Te odio —dijo Alex desde el otro extremo de la caja metálica. Su voz sonaba distorsionada entre estas cuatro paredes. No podía verle, pero sé que seguía ahí, agazapado en la esquina contraria—. Por tu culpa estamos aquí atrapados.
Ambos sabíamos que la culpa no era enteramente mía. Aunque, no podía evitar sentir que tenía algo de razón. Visto desde ese punto de vista inútil que corresponde al "que tal sí" de las cosas, hubiera sido mejor que ni siquiera me hubiera molestado en venir; así no estaría atrapado en un ascensor y estaría en casa... posiblemente aburriéndome con la tele o pensando en cómo hubieran sido las cosas si hubiera venido. Ahora que lo pienso, ambos escenarios se ven palpablemente deprimentes para mí. Al menos aquí tenia compañía, me sentía solo, pero al menos estaba solo... con alguien más.
En el primer instante que se apagaron las luces mis gritos de miedo retumbaron en las paredes del elevador. Uno de mis temores se había cumplido y yo, lo primero que había hecho era entrar en pánico. Alex dejó de golpearme y se alejó de mí, seguro pensó que se le había pasado la mano con los golpes, pero no, todo era a causa de mi temor de morir en manos de un ascensor. Sin embargo, con forme fue pasando el tiempo mi respiración acelerada y mi corazón galopante se calmaron. El silencio se apoderó de la atmosfera y empecé a cuestionarme si seguía con vida o estaba en aquello que la gente llamaba "muerte". Si era el infierno parecía muy silencioso. Si era el cielo estaba demasiado oscuro para serlo. Y si era ese lugar a donde van los niños sin bautizar como yo... bueno, a lo mejor sí que lo era.
Mis aspiraciones prematuras a estirar la pata eran frustradas ni más ni menos que por la respiración de Alexander, quien no decía mucha cosa desde que las luces bajaron. Él era mi recordatorio de que seguía consiente, él y el dolor en mi panza.
—Alex... —lo llamé con voz seca—. Alex ¿estás despierto?
No hubo respuesta.
—Alex ¿estás vivo?
Tampoco hubo respuesta.
—Alex, responde si estás vivo.
Nada.
—¡Oh por satán! ¡Está muerto! —exclamé aterrado—, comparto ascensor con un cadáver.
Se me descontrolaron los nervios y empecé a hiperventilar y sudar de nuevos.
—¿Te quieres callar? Trato de dormir —se quejó el zombi... digo, Alexander—. Tengo hambre ¿sabes? y estoy cansado. Hoy no he dormido la siesta.
Eso último sonó tremendamente infantil, puede que no lo dijera en serio, pero tratándose de Alex no me sorprendería que a veces tomara siestas. Aunque... pienso que el motivo verdadero de su cansancio iba más allá de la falta de sueño.
—¿Cómo puedes dormir en un momento de como este? —pregunté—. Estamos atrapados en un ascensor. Sin luz, ni comida, ni agua, ni televisión, ni música de ascensor, ni aire, ni nada... ¿ya dije sin comida?
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CHICO EN PROBLEMAS
RandomLucas tenía una vida normal y sin muchas emociones. Bajito e inteligente entra a su primer año de secundaria, donde conocerá personas bastante singulares que empujarán su existencia a una espiral de vergüenza, diversión, infantilismo y por último, p...