CAPÍTULO 11

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NOCHE DE PELÍCULA

Entramos a la casa como si nada estuviera pasando. Subimos al segundo piso y Darío se metió en el baño discretamente, encomendándome la misión de buscar un pañal para él, no quería que Alex lo viera así, seguro ya tenía bastante vergüenza con dejarme a mí verlo así. Aprovechando que fui a la habitación, abrí el armario del pelinegro rápidamente y extraje la carta de mi mochila. Alexander estaba ahí también, pero estaba muy concentrado en el televisor, seleccionando la película que íbamos a ver. Ramiro no aparecía por ninguna parte. Me escabullí hasta su armario sin que se percatara y hurgué dentro del primer paquete de pañales que encontré. Extraje uno y cerré el armario con cuidado. Por suerte el pecoso tenía el volumen del televisor muy alto y seguro no me escucharía.

—¿A dónde vas con eso Lucas? —preguntó sin voltear a verme, siempre supo que estuve ahí.

—Yo, eh...pues... ammm... Lo necesito para...

—No me digas que tuviste un accidente. Jajaja —Aún no me miraba, pero podía ver su sonrisa—. ¿No que no los necesitabas y que los usabas para disimular con nosotros?

­­—Emmm... ¡Sí! Jeje. Tuve un accidente. Fue muuuy vergonzoso. Yo no soy así jeje claro que no. jeje.

—Jajaja OWWW pobrecito. ¿Quieres que te cambien como antes? No tienes experiencia con eso... que yo sepa.

—¡NO! Está bien, yo puedo. Me daría mucha MUCHA vergüenza. Tú busca una buena peli. Estaré listo en unos minutos —poco a poco di pasitos en dirección a la puerta.

—Tengo curiosidad, ¿Cómo fue? No es normal tener un accidente solo porque sí. Al menos no cuando eres un "chico que no usa pañales"

—Pues a lo mejor me estoy acostumbrando. Míralo de ese modo. El cerebro se adapta y todo ese rollo. Te veo al rato.

Ya tenía un pie en la puerta prácticamente.

—Déjame revistarte. ¿Me dejas al menos?

¡Joder! Qué persistente era.

—No. Me da pena. Ya sabes.

—Venga ya. No seré tan brusco cómo lo hiciste tú en el cine.

—Nooo, gracias. Pero no. Está que se desborda.

Escapé apenas pude. Alexander era fastidioso cuando se ponía insistente. Menos mal que se creyó mi excusa. Está claro se me daba bien fingir naturalidad. Holliwood debería contratarme ya mismo.

Corrí al baño y toqué la puerta. El pelinegro me abrió de inmediato y yo le pasé la carta y el pañal nuevo.

—¿Qué es esto? —inquirió en un susurro.

—Léelo. Lo entenderás todo. —aseguré, cerrando la puerta.

Por el momento tenía todo bajo control. Nada se me escapaba (mucho menos el pis). Eso era bueno, me mantenía ocupado para no pensar en mi fracaso pidiendo deseos. Aunque en realidad parece que funcionó. No hay ni rastro del Darío "maduro". El joven pronto se pondrá al corriente. Sin embargo, había algo en el aire que me daba un mal presentimiento.

—Hey, Lucas. ¿Qué hay? Te ves preocupado.

—¿Yo? EEEHHH —miré en derredor y vi a Ramiro al final del pasillo junto a la ventana— Ramiro, pues nada. Estoy bien creo.

—¿Seguro?

¿Yo desde cuando le importaba?

—Sí, seguro —dije­—. ¿Tú qué haces?

CHICO EN PROBLEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora