CAPÍTULO 3 Primera parte

1.5K 47 9
                                    


 Bienvenida

Decir que estaba triste sería decir poco. Mi estado de ánimo era un enredado complejo de sentimiento mezclados entre sí cual papilla de frutas; miedo, enojo, indignación, pánico. Podría enumerar más sentimientos pero creo que ya se entendió mi punto. Lo curioso de todo esto es... que cuando tienes tantas cosas dentro no sabes qué sentir, y terminas no sintiendo nada, o al menos fingiendo que no tienes emociones hasta convencerte a ti mismo de alguna manera que no ocurre nada a tu alrededor. Es como ser un robot o algo por el estilo.

Sin embargo, pese a que no estaba seguro de lo que hervía dentro de mis entrañas, sí estaba seguro de algo: tengo los peores padres del mundo. Me "dejaron" ir al cine con los chicos nuevos del cole sin siquiera saber si eran buenas personas y de un momento para otro se les ocurre obligarme a quedar con ellos toda la noche; no me estaban haciendo un favor, me estaban obligando a que me quedara en casa de desconocidos porque ellos... porque ellos... ¿Qué estaba pasando con ellos? Esto jamás había ocurrido antes. Desde hacía unos días mi mamá estaba cambiando y mi papá empezó a ponerse más misterioso, no sé la razón, y no estoy seguro de si me vaya a gustar saberlo algún día. Me pregunto si esto será normal con todos los padres en determinado momento de la vida. Me pregunto si será común y si me estoy alarmando por nada; Igual que un niño que se sorprende porque un mago hace trucos, se sorprende la primera vez que los ve; porque sabe qué hay detrás de todo, pero cuando descubre la verdad; ya no le sorprende la siguiente vez que lo ve actuar.

Esa noche, estábamos todos metidos en el auto de los Aligiheri. El coche estaba detenido momentáneamente por un semáforo en rojo. El aire acondicionado estaba encendido y las ventanas del coche se hallaban cerradas porque allí afuera había empezado a llover. El señor Marck estaba al volante del coche, se encontraba hablando por teléfono distraídamente y su hermano menor se sentaba en el asiento de copiloto; distraído gracias a la magia de su Nintendo 3ds. Durando unos minutos el coche quedó en completo silencio y sólo se escuchó al aparatito emanar una canción de victoria, seguro el chico indeseable había capturado otro pokemon o algo así. Alexander y yo no habíamos mantenido contacto visual en absoluto desde que salimos del estacionamiento; cuando me dijo desinteresadamente que me pusiera el cinturón de seguridad. La forma en que lo dijo fue un poco rara y podría jurar que el señor Marck se giró hacia nosotros con una expresión de curiosa diversión, pero le obedecí de todas formas. No tenía motivos ni ganas de contrariarlo. Habiendo tenido el cinturón puesto Alex asentía mirando al frente con una pequeña sonrisita tensa. Pero justo ahora, en medio de la noche lluviosa el chico pecoso me pregunta:

—Así que... te quedas con nosotros hoy, amigo Lucas.

Yo respondí despectivamente, observando el repiqueteo de las gotas que chocaban contra la ventanilla del coche.

—Sí... supongo.

—Me sorprende un poco pero... creo que hasta será Genial. Tú sabes, puede ser como una pijamada, hace tiempo que no tengo una jejeje.

˂˂Me preguntó si habla de cuando tenía 2 años. En ese tipo de pijamas todos los niños usarían... ¿Qué estoy pensando? ¿Por qué últimamente sólo piensos en sus pañales?­ Hay más en Alex que sólo eso˃˃

—Creo que nunca he tenido un pijamada —dije, aunque no fue para seguir el dialogo, fue un pensamiento en voz alta.

—¿En serio? ¡Que genial! —de repente oí que el broche de su cinturón se desarmó. Lo siguiente que sentí fue su cabeza recostada impulsivamente sobre mi regazo—. Dime ¿qué quieres hacer primero? Podemos ver películas, jugar juegos de mesa, hacer verdad o reto ¡uh, uh! ¿Sabes cocinar? A lo mejor podemos hacer algo. Marck, ¿Qué día es hoy, jueves?

CHICO EN PROBLEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora