Spy [Shawn Mendes]

Jisbon II.

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Dedicado a AngieRoaG ♥

—Exijo mis veinte dolares — gritó Patrick por tercera vez mientras permanecía recostado sobre el sofá — ¿podemos llevarnos el sofá? Ciertamente es mas cómodo que el de la oficina.

—No voy a darte veinte dolares y definitivamente no nos llevaremos el sofá — gruñó — resulta que Richard era un mujeriego de primera, tuvo seis secretarías y con las seis se acostó.

—Su esposa dijo que sospechaba de sus aventuras pero decidió no involucrarse, parecía muy, fría — Patrick se levantó y vi como se acercaba a una esquina de la habitación, donde la cámara se encontraba — parecía importarle mas lo que los medios dijeran sobre ella que su esposo difunto.

—¿Saben que estamos siendo grabados? — oh no.

—¡Camila has las maletas, yo prepararé los pasaportes falsos! Nos vamos a México.

—¿¿Qué?? — Lisbon miró a la cámara — ya vuelvo.

—Yo igual...— Patrick le siguió por detrás.

—Apaga la tele, ¡ya!

Cerré mi computador y corrimos a la mesa, tomé un juego de cartas repartiendo sin importar la cantidad, la puerta fue golpeada, inhale profundamente antes de abrir la puerta.

—Sean...

—Shawn — corrigió Patrick — es Shawn.

—Shawn, ¿hay cámaras instaladas dentro de la casa?

—Si, en el contrato lo decía...—Lisbon suspiró frustrada.

—Chico listo — Patrick sonrió — Lisbon decide ignorar algo por primera vez y termina saliendo mal — silbó entrando a la casa.

—Claro, adelante — murmuré irónicamente — no tienen porque preocuparse, solo son para cerciorarnos de que la casa se encuentre bien, simples cuestiones de seguridad.

—No es como si los estuviéramos espiando, pffff — miré a Camila algo alterado.

—En realidad si lo hacían — Patrick rió — el tazón de palomitas frente a la tele, puedo ver sus marcas en la alfombra, las cartas en sus manos son demasiadas para cualquier juego en baraja.

—El juego se llama mentiroso, podemos tener la cantidad que sea...

—Tú eres un mentiroso — se posó frente a mi — y uno muy malo. Vámonos Lisbon, igual es demasiado tierno como para llegar a hacer algo malo.

—¡No soy tierno!

—Si lo eres — respondió Camila y no pude evitar sonrojarme.

—Mira sus mejillas rosadas — se mofó el rubio — tan tierno.

—Oh si, voy a darte tu tierno...— Camila llegó por detrás sujetando mi brazo.

—Es un agente de policía...

—Asesor — le corrigió.