Capitulo 21

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Desde el día del confrontamiento verbal con él, Maret, no había realizado ningún otro intento de acercamiento hacia su persona, así que estaba sumamente inquieto.

Sus dudas le estaban consumiendo interiormente, a pesar de que era un experto en saber que  los sentimientos no tenían nada que ver con los encuentros sexuales.

Pero claro, su pequeña arpía, ni lo amaba, ni tenia encuentros sexuales y por lo tanto no tenía placer.

Estaba sumamente inquieto, mientras la veía pasar de unos brazos a otros, durante las fiestas.

Mientras la veía sonreír en ese ambiente de brillo y luz, a uno y a otro.

De nuevo, le toco perder a los naipes, debido a su falta de concentración y de nuevo se mofaron de él amigablemente sus compañeros de mesa.

*-Madre donde esta Maret no la veo?

*-Estaba bailando con Delanir, la traerá de un momento a otro hijo.

El nombrado Delanir, tenía la misma fama que el de afeminado, aunque no estaba comprobado si ciertamente era así, pero siempre estaba rodeado de jovencitas debutantes que sus madres la confiaban gracias a esa fama, y alguna que otra termino casándose a la carrera, así que no sabía si estar seguro.

Camino hasta la zona de balcones donde les oyo conversar.

*-Lastima que se terminara casando con el gruñón de Thomas, si hubiera sido mi esposa, sin dudarlo haría un esfuerzo por curarme y volver a vuestros brazos, porque estoy seguro de que vos le recibís cuando el guste.

*-Señor Delanir, accedí a acompañarle a tomar el aire, no a mantener conversaciones sobre mi intimidad matrimonial, si tiene alguna pregunta hágasela a Thomas, pero deje de incomodarme con el tema.

Ella recogió sus faldas y bajo al jardín para deshacerse de la compañía masculina.

--Gran error pequeña arpía.--

Eso mismo fue lo que pensó el acompañante poco apropiado, que sonrió al bajar tras de ella.

*-Vamos palomita, no se enfade yo solo quería transmitirla lo muy deseoso que estoy por caer en sus brazos.

Ella en su intento de deshacerse del hombre, camino más profundamente en los jardines, los cuales no solían ser iluminados justo para eso, de todos era conocido que las parejas de enamorados salían a buscar intimidad.

*-Vaya,... vaya querida señora, no sabía que fuera usted tan bien predispuesta.

Al ir detrás de ellos tenía dos caminos de acción, partirle la cara al petulante engreído, con lo cual después tendría que dar explicaciones sobre cómo y porque es ducho en el arte del boxeo o....

Maret, intentaba caminar lo más rápido que podía, sin tropezar constantemente con las raíces y las pequeñas plantas que estaban a ras de suelo, ya que cada vez había menos luz.

Una mano salió de algún sitio y la cogió de un hombro mientras otra, la tapaba la boca.

Era acercada a un cuerpo cálido, al tiempo que ella se ponía rígida –la había alcanzado—

*-Tranquila Maret, soy yo...

En cuanto reconoció la voz de Thomas, se tranquilizó, aflojando su cuerpo contra el masculino.

*-¿Por qué has salido? Nunca has de salir al jardín para huir de un hombre.

*-Yo no quería estar con el...

*-Lo se lo he visto, por eso me adelante.

*-Pero si nos quedamos aquí nos encontrara.

*-Que lo haga.

El giro sobre sí mismo, dejando apoyada a Maret contra el árbol.

Con dos dedos la subió la barbilla para que le mirara directamente a los ojos.

El brillo de miedo en sus ojos, le toco por dentro, odiaba que un hombre, alguien de su propio género, produjera tal sensación en las mujeres, en cualquier mujer, pero si era en la suya lo aborrecía aún más.

Bajo los labios y se apodero de la boca femenina que le respondió tímidamente, pero con complacencia, amoldándose, suspirando con deleite y no pudo recurrir al personaje.

El verdadero Thomas tomo el control de los besos y la pelea de sus lenguas, les encendió a ambos, le supero la suavidad de su esposa y su entrega complaciente.

La aplasto contra el árbol, con su peso, se concentró en besarla hasta que se la doblaron las rodillas y siguió besandola, mordiéndola  por su cuello, excitando la piel y abriéndose paso hasta el nacimiento de sus senos,..

Tiro de los volantes hacia abajo al tiempo que subía los senos con la otra mano, para dejar sus pezones al aire.

El cuerpo femenino estaba prendido, perdido en sensaciones.

Ambos sintieron una presencia a su espalda, por lo que Thomas la protegió con su cuerpo, evitando que el recién llegado la viera.

En cuanto este se hubo marchado, Thomas la cargo en brazos y en menos de dos minutos estaban dentro del carruaje, totalmente a oscuras.

*-Thomas no creo que...

Pero el no oyó nada, se metió debajo de sus faldas, haciendo que ella se tuviera que tumbar al sentir su boca entre las piernas.

El viejo palafrenero, agarro al ayudante por la solapa de la levita de etiqueta y se alejaron tanto como pudieron, pero eso no evitaba ver como el coche se movía y bamboleaba y aún menos oír a la señora gemir...

---Maldita sea, aunque uno es viejo, aun funciona y no es el lugar oportuno para que unos señores de su categoría tengan esa clase de encuentros---pensó el hombre mayor, aunque mucho se libraría de decirlo en voz alta.

Así que cuando su señor, asomo la cabeza por la ventana y les ordeno ir a la casa, condujo el coche con toda la maestría que de él se esperaba.

*-Vaya a por mi señora madre a la fiesta y llévela a casa cuando así lo pida.

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