• D É C I M O T E R C E R O •

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~Cinco.~

13 de octubre.

Seok-Jin, luego de que todos (incluído él) tomaran el postre, decidió ir a hablar con el encargado de este restaurante que el gestionaba junto a los demás. Nam-Joon llevó a los pequeños a la zona de juego que el restaurante incluía y se quedó con ellos, cuidándolos.

—Seok-Jin un gusto conocerte. —Sonrió el joven encargado del restaurante ofreciéndole su mano al mayor quien aceptó, estrechándolas. —Cuando tu socio me habló de que vendrías pensé que sería un hombre grande y amargo pero eres todo lo contrario. —Bromeó.

—Oh, muchas gracias. El pastel ha estado excelente, Jimin se lo ha pasado bien y eso es lo único que importa. —Sonrió Seok-Jin viendo desde el mostrador todas las mesas del lugar.

—¿Qué le parece señor? —Inquirió expectante el señor a cargo.

—Es uno de los últimos que construí y todavía se mantiene a racha. Debo remodelar todos los anteriores que están algo pasados de moda ya, este aún conserva su escencia. —Murmuró observando como el mesero quien los había atendido pasaba de un lado al otro atendiendo. —¿Cómo se llama ese muchacho? Es muy amable.

—Ah, el nuevo. Yeong-Su, veintitrés años, estudiante de cocina aunque no le veo un buen futuro.

—¿Por qué? Le veo un gran potencial. —Añadió intrigado Jin ante la respuesta del muchacho.

—Lo he observado y es muy torpe al accionar. Nervioso y descuidado, no llegará a hacer un gran chef ya que se necesita de una gran concentración y cuidado.

—Todos hemos sido torpes y descuidados cuando jóvenes, con práctica todo cambia. —Sonrió Seok-Jin dándole otra cara a ese muchacho tan juzgado.

—¡Mira esto Jin! —Exclamó con una sonrisa Nam-Joon a lo que el mayor sonrió al muchacho y se alejó despidiéndose. En ese descuido se chocó con el joven camarero.

—¡Oh! ¡Y-yo lo siento señor! N-no era mi intensión golpearlo. —Murmuró tomando en mano el teléfono móvil de Seok-Jin el cual se había caído. —L-lo siento, lo siento, lo siento. —Repitió nervioso dando varias reverencias en señal de disculpa.

—Tranquilo, está todo en orden. ¿O acaso hay alguien sangrando? —Inquirió con una sonrisa dándole unas palmadas en el hombro. —Lo haces muy bien muchacho, eres un excelente empleado. Me ha gustado tu trato conmigo hoy. Sigue así y serás una persona exitosa y generosa.

—Gracias señor. —Ambos se despidieron y Seok-Jin siguió su camino pero el muchacho notó algo distinto en él haciendo que lo volviera a llamar y el mayor detuviera su paso acercándose nuevamente a él intrigado por ser llamado. —¿E-es usted el señor que controla la cadena? —Inquirió algo tímido, sabiendo que preguntaba cosas que no le incumbían.

—Sí ¿por qué?

—U-usted es g-gay, lo he visto y lo sé, no tiene que decir nada y... wow... —Murmuró con una sonrisa nerviosa tratando de que Seok-Jin no tomara las cosas mal. —Pensé que en esta sociedad tan asquerosa un gay no podía triunfar, pero usted  e-es todo lo contrario: maneja más de treinta restaurantes en todo el país, tiene pareja y dos niños. Increíble. Es admirable, señor. —Sonrió a lo que Jin también lo hizo, sorprendido de que alguien lo valore tanto.

—Los niños aún no son míos, solo tenemos una media tenencia pero... con esfuerzo y respeto todo se puede. —Golpeó su brazo lentamente. —Ahora debo irme, antes de que mi pareja me mate. —Sonrió sacando una pequeña tarjeta del bolsillo de su chaqueta. —Si tienes ganas de charlar, solo llámame. —El muchacho, algo asombrado y nervioso tomó la tarjeta quedándose completamente en blanco observando como Seok-Jin se alejaba para acercarse a su pareja.

[NamJin] ¿Una familia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora