• C U A R T O •

4.1K 304 66
                                    

~Tercer paso: Negación y tristeza.~

Veintiuno de septiembre.

Jin se mantuvo en la misma posición desde que se había acostado en la cama anoche, su cabeza viajó mucho más allá de sus pensamientos imaginando cada uno de los finales o respuestas que le tendría Hee-Sook dentro de los próximos días o meses. Nadie sabría cuando llamaría pero se supondría que lo haría.
La pareja no habló más del tema desde que Servicios Sociales había abandonado la casa, Seok-jin rompió en llanto y Nam-joon trató de consolarle como más pudo pero todo era real y duro, él también quería llorar como su pareja pero debía tener fe.
Cenaron en silencio aquella noche y se fueron a dormir abrazados dándose calor ya que comenzaba a refrescar el clima.

Nam-joon, como todas las mañanas, solía despertarse temprano para acabar su trabajo y enviarlo así no tendría que tocar su trabajo por el resto del día para poder animar un poco a su querido Seok-jin. Preparó un simple desayuno ya que a él no se le daba bien la cocina como a su pareja y subió las escaleras notando a su novio, despierto pero sin siquiera moverse.

—Jinie, cariño, te he hecho el desayuno. —Murmuró con una sonrisa. —¿Quieres comer unas tostadas con jugo de naranja? Lo hice para ti. —Depositó la bandeja al lado de su pareja en la cama, acarició su cabellera y este se giró observando a su pareja algo triste. —Vamos, anímate, no te llenes de pensamientos negativos. Nos irá bien, ¿okey? —Elevó ambas cejas escuchando sonar el teléfono del estudio de Jin. —Iré a contestar. —Se apresuró corriendo hacia afuera de la habitación.

Seok-jin se sentó en la cama apoyando su espalda sobre el cabezal de la cama de madera tomando el jugo de naranja que su pareja le había preparado. Observó su teléfono móvil el cual estaba lleno de llamadas perdidas de su colega de trabajo que administraba la cadena de restaurantes junto a él pero le respondería más tarde cuando tuviera humor de hacerlo.
Una vez terminado su jugo de naranja se levantó vagamente de la cama y se abrigó para luego tomar una tostada. Abrió el gran ventanal que tenía del lado izquierdo de la cama para salir al pequeño balcón que tenían, se podía observar media ciudad de Seúl desde allí. Suspiró dándole una mordida a la tostada la cual estaba deliciosa y escuchó los pasos de Nam-joon de vuelta en la habitación.
El de cabello platinado no tuvo que preguntarse dónde estaba su pareja, con solo ver la cortina revolotear y medio ventanal abierto supo que su pareja estaba ahí. Sonrió al verla y la tomó por los hombros, masajeándolos lentamente y depositando tiernos besos. —Tu colega te anda buscando, deberías responderle antes de que te deje toda la cadena de restaurantes a ti, ¿no?

—Le contestaré por la tarde. —Suspiró cerrando los ojos, dejándose llevar por aquellos masajes y besos. —Estoy muy ocupado y triste ahora. —Murmuró tirando un toque hacia atrás su cabeza.

—También llamó Hee-Sook. —Los ojos se Seok-jin se abrieron como dos canicas. —Me dejó su número de teléfono móvil además de comentarme de que Jung-kook pregunta por nosotros.

—¿Sólo eso? No comentó de nuestro poder para adoptar, ¿nada?

—Dijo que debemos esperar unos días que ella debe terminar con unos papeles y luego podremos visitar algún orfanato. Pero dijo que mejor sería visitar en el que ella está ya que se nos haría más fácil todo allí.

—Pero si vamos a un orfanato y decidimos a quién adoptar, se lo decimos. ¿Ya podremos traerlos a casa? —Seok-jin giró sobre su propio eje quedando en frente de su pareja, encerrado en sus brazos.

—Jinnie, no es tan fácil. Lo sabes muy bien, es una cuestión de mucho papeleo. Ya sabes. ¿Qué tal si te duchas y atiendes a tu compañero? Necesitas distraerte, un rato. Luego podemos ir a almorzar algún lado, ¿quieres? —Nam-joon besó ligeramente la mejilla izquierda de su pareja para luego tomarlo de los hombros dirigiéndolo nuevamente hacia el interior de la habitación, cerró el ventanal observando lo que su novio hacía. —Jinnie, no te dejes ganar por tus pensamientos, ¿sí?

[NamJin] ¿Una familia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora