STRAWBERRY FRAPPUCCINO ━ HYUNMIN

¡ cinco !

—Deberías irte a casa, se preocuparán por vos —Seungmin se levantó del piso y sacudió sus pantalones, seguido del pelinegro—. Mi hermano está por llegar, así que no voy a estar solo mucho tiempo. 

—No —Hwang rió y miró divertido al más bajito—. Voy a quedarme, todavía no jugamos al Monopolio y me lo prometiste mientras almorzábamos. 

Un hermoso y enorme sentimiento de felicidad se apoderó del pequeño cuerpo de Kim, provocando un cosquilleo en sus mejillas sonrojadas y que una sonrisa tonta se asomase sin su permiso. 

—Voy a buscarlo, poné algunos almohadones en el piso así no nos ensuciamos, por favor. 

—¡A la orden, capitán Seungminnie!     

El pequeño castaño se sentía tan a gusto con Hwang. Lo hacía sentir bien y podía olvidar que en realidad tenía miles de problemas al rededor suyo. Por todo su cuerpo recorrían chispitas de colores y su corazón iba a mil por hora. 

Hizo lo más rápido que pudo para no desperdiciar tiempo con su nuevo amigo y poder jugar antes de que tenga que irse. 

—¡Ya tengo el juego! —dejó la caja en el piso y se sentó frente a esta cruzando las piernas en uno de los almohadones que Hwang había acomodado en el piso. 

Hyunjin hizo lo mismo, y cuando estuvieron listos, comenzaron a jugar. Las rondas no eran muy largas, y Seungmin sonreía porque le iba ganando al mayor, mientras que este reía porque amaba ver la bonita sonrisa de Kim. En un momento, al menor le dieron ganas de tomar jugo y tuvieron que detenerse para buscar vasos y también algunas galletitas, porque no venía mal comer luego de unas extenuantes rondas de compras de propiedades, como había comentado Hyunjin.

Siguieron jugando durante un rato, hasta que la mayoría de las propiedades ya tenían casas y algún hotel. Comieron casi todas las galletitas que había en la casa del castaño; su pobre hermano mayor luego tendría que comprar más. 

La puerta sonó cuando Changbin la abrió. Hyunjin se sorprendió al ver al supuesto dulce y tierno hermano de Seungmin. Usaba ropa oscura, y el flequillo casi no le dejaba ver, además de que Hwang supuso que si recibía un ligero golpe con esos brazos, se le reiniciaría la vida. ¿Eso era dulce? ¡Claro que no! Salvo por su altura y sus regordetas mejillas, eso si era muy dulce.

Una palmada en su espalda sacó a Hwang de su burbuja, dándose cuenta que recibía miradas de ambos hermanos.

—Hola, soy Hyunjin —saludó amablemente y le extendió la mano al pelinegro—. Hwang Hyunjin. 

—¿Todo bien? Yo soy Changbin, el hermano favorito de Seungmin.

—¡Ey! Sos mi favorito porque no tengo otro —el mencionado acotó, cobrando algunas risas de sus dos mayores.

—Creo que debería irme a casa ya —Hyunjin comenzó a recoger sus cosas del sillón y las guardó en su mochila—. ¿Querés que te ayude a ordenar, Seungminnie? 

—No, no, yo puedo, Hyunjin. Gracias.

Hwang se despidió de los hermanos con una sonrisa y se fue directo a su casa, pensando en que nunca debería hacer enojar a Seungmin porque sino su hermano mayor lo haría pedacitos a pesar de su estatura.

Esa noche, Seungmin pudo dormir plácidamente como un angelito.