STRAWBERRY FRAPPUCCINO ━ HYUNMIN

¡ diecinueve !

Ya había conseguido todos los ingredientes que necesitaba para cocinar las tortitas para su hermano. Todo marchaba excelente; apenas habían pasado unos veinticinco minutos de las siete de la tarde y él ya estaba volviendo a su casa. Mientras caminaba, escuchaba una canción que Hyunjin le había recomendado alguna vez en la que hablaron. El volumen iba a explotarle los tímpanos y no le importaba en absoluto. 

Estaba tan absorto en la canción que no notó que alguien más venía caminando en la dirección contraria, muy embobado con su celular. La luz de esa zona tampoco era muy buena, ya que había optado por ir por un callejón para acortar camino. 

Su cuerpo chocó contra el de la otra persona y ambos cayeron. Las bolsas se desarmaron y todo lo que había comprado se desparramó por el piso. Guardó las cosas lo más rápido que pudo, y murmuró un suave "lo siento" luego de levantarse. 

—¿Seungmin? 

Reconocería esa voz en cualquier lugar, y eso no era para nada bueno. Motivo por el cual quería gritar en su habitación mientras comía malvaviscos de frutilla.  

Sus piernas mágicamente le respondieron y pudo salir corriendo a la velocidad de la luz, ignorando las llamadas de aquél chico para detenerse y hablar porque "hacía mucho que no se veían". Kim corrió por dos o tres cuadras y  paró cuando sintió que ya no lo seguían. 

Un escalofrío recorrió su espina dorsal al pensar en los recuerdos que guardaba muy en lo profundo de su memoria. Definitivamente no quería revivir ninguno de ellos.

Aceleró su paso hasta llegar a su casa, y cuando lo hizo, dejó las bolsas sobre la mesada y corrió hacia la habitación de su hermano mayor. Golpeó la puerta desesperadamente y poco le importó si sus nudillos llegaban a dolerle. Seungmin solo necesitaba a Changbin; todo lo demás pasaba a segundo plano. 

El mayor abrió la puerta con el mal presentimiento ya instalado. Lo primero que hizo fue abrazar al castaño, a su pequeño y frágil hermanito.

—¡Changbin! ¡Lo vi! ¡Estaba ahí! —miró detenidamente los ojos del mayor— Jeongin estaba ahí.