-25-(la agonía del secuestro 3/3)

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...—¿Qué demonios ha sido eso?.

—No lo sé... supongo que serán sus compañeros—dijo el doctor mientras ayudaba a Aitana, la cual había recuperado la consciencia.

Pol subió las escaleras y tras abrir la puerta se encontró al único ayudante que le quedaba mirando por la ventana.

—¿Que demonios haces ahí?, ¡Ve ha ver que ha sido ese ruido!.

—Debe ser algún animal buscando su desayuno. Ya casi está amaneciendo.

Tras un minuto Cepeda, volvió a arrojar otra piedra contra el cristal de la ventana para conseguir que salieran.

-¡VETE DE UNA MALDITA VEZ A VER QUE DEMONIOS PASA!-volvió a gritar el profesor, mientras bajaba de nuevo al sótano.

El hombre resopló molesto y entonces salió pistola en mano y caminó despacio y mirando a todos lados.

-¡Bonitos salir!, ¿Donde estáis condenados bichos?...¿Tenéis hambre?-habló sin obtener respuesta.

De repente tras él escuchó un crujido y entonces se giró encontrándose dos de los agentes de policía, los cuales le propinaron dos puñetazos que lo dejaron inconsciente.

-Maldita sea, solo ha salido uno—susurró Cepeda acercándose—contando al que se han cargado, ya son dos menos pero aún no sabemos cuantos más hay en la casa.

-Al menos él debe estar, junto con él médico y la chica. Debemos arriesgarnos—susurró López.

Mientras en el sótano, Pol estaba histérico tras comprobar que su hombre no regresaba y tampoco contestaba.

—Tú levantate...vas a venir conmigo—dijo tironeando del doctor.—Camina o te vuelo la cabeza.

Subieron las escaleras y caminaron uno delante del otro, el médico estaba siendo usado de escudo humano.

Pol volvió a llamar a su ayudante pero tampoco obtuvo respuesta, entonces cayó en la cuenta de que algo raro pasaba.

—¿Cómo mierda nos han encontrado?, ¡Malditos inútiles tienen que haberlos seguido!, ¡Joder!-gritó furioso mientras arrojaba al doctor al suelo, con un brusco empujón.

Rápidamente bajó de nuevo al sótano y cogió a Aitana en brazos, tras arrancarle las vías de su brazo.

—Si no eres mía, no serás de nadie pequeña. Nos iremos juntos a la otra vida.

—¡Socorro....socorro...ayuda...- escuchó gritar al médico el cual se había arrastrado hasta la puerta pues no podía levantarse pues se había lastimado en la caída.

—¡Maldito cabrón!, ¡Callate joder!—gritó llegando arriba y dejando a la chica en el suelo.

-¡Suéltame maldito loco!, ¡Entregate!, ¿no ves que estás sólo?.

—Vamos ya...debemos detenerlo o los matará. Ya no debe haber nadie más sino ya habrían salido—dijo Cepeda—Ese tipo es una bomba de relojería.

De repente escucharon un disparo seguido de un grito del médico y también de Aitana.

—Yo no espero más ....maldita sea—dijo el policía avanzando solo, preocupado por su amada— acabaré con ese cabrón yo mismo.

—¿A dónde vas Cepeda?.... debemos esperar órdenes— intento detenerlo uno de los otros agentes.

—El tiene razón, yo lo cubriré—habló entonces López avanzando también.

-Camina.... tú serás mi billete para salir de aquí. No pienso dejar que me cojan.-dijo Pol empujando al médico, al cual de nuevo tenía como escudo.

-¡POL CHAMORRO!... ¡ESTÁS RODEADO!... ¡LIBERA LOS REHENES Y SALGA CON LAS MANOS EN ALTO!—gritó Cepeda al aproximarse a la puerta de la casa.

Tras unos breves minutos se escuchó la voz de este.

-No saldré y no los soltaré, a menos que me dejéis un coche para irme.

-¡ESTÁ BIEN!, ¡TENDRÁS EL COCHE, PERO SUELTALOS!.

Cepeda hizo una señal a uno de los otros agentes y este trajo uno de los coches hasta la puerta de la casa.

-¡Vamos a salir!-gritó éste entonces.

La puerta se abrió y apareció el médico, el cual se asustó al ver todo los policías apuntandoles, los cuales se habían aproximado también.

-Vamos camina o no vivirás para contarlo-le susurró al doctor.

De repente el delincuente arrojó al doctor fuera y volvió a meterse a la casa.

—Podéis quedaros con ese. Yo solo quiero a la chica pero quiero la salida despejada.

—Maldito cabrón... ¿y ahora que hacemos?—habló López.

—Solo nos queda apartarnos y trincarlo después.

Fueron minutos de mucha tensión pero finalmente el profesor de baile vio como los policías se retiraba.

—¡Ella está muy mal!... ¡Esa pobre niña!,¡deben salvarla! — exclamó desesperado el doctor, mientras un agente lo sacaba de allí.

Pol salió con Aitana en brazos y caminó despacio hasta el coche mientras tanto los demás agentes como Cepeda observaban la escena.

De repente la chica abrió los ojos y justo miró donde estaba si ex guardaespaldas, el cual apretaba el arma entre sus manos.

—¡Luis!...¡L-Luis!—gritó entonces removiéndose en los brazos del delincuente.

Todo ocurrió muy rápido, pues aprovechando que Pol perdió el equilibrio por un momento, gracias a los esfuerzos de la chica por escapar de su agarre, Cepeda le disparó en una pierna y López en la otra.

Este entonces cayó al suelo, junto con Aitana, la cual fue recogida inmediatamente por Luis antes de que Pol les alcanzase con su arma, cosa que no pudo ser, ya que los demás agentes de policía empezaron a dispararle, mientras este gritaba el nombre de la chica.

—¡Aitanaaaaa....!.

1. Mi nuevo guardaespaldas (Aiteda)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora