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...-Ricky, los chicos y tú ya podéis iros a descansar-dijo el magnate levantándose de la mesa.

-Está bien señor pues buenas noches entonces.

-Buenas noches- dijo éste a la vez que su esposa, la cual ya también se retiraba a dormir.

-Ve yendo tú, cielo. Yo aún me quedaré un rato en el despacho. Quiero revisar unos documentos para mañana.

-Si cariño, como quieras-Dijo ésta dándole un tierno beso- Iré a arropar a Aitana y luego te espero en la cama.

El hombre asintió mientras se encendía un puro, luego se dirigió a su despacho como había dicho y allí se sentó en su gran sillón de piel y comenzó a revisar los papeles muy concentrado.

Unos minutos después, uno de los guardias nocturnos que custodiaba la mansión, hizo la ronda como cada noche.

-Señor, ¿todo en orden?.

-Si, no te preocupes Raoul, enseguida me iré a acostar.

Una hora después, Cosme subió, entró en la habitación de su hija y le dio un tierno beso en la mejilla, luego se fue a la suya, donde se encontró a su esposa ya dormida, así que se quitó la ropa sin hacer ruido, se puso el pijama y se tumbó a su lado.

Marcaban ya las cuatro de la madrugada, cuando unos fuertes golpes y unos gritos despertaron al empresario, este abrió rápidamente los ojos y se encontró a un hombre con pasamontañas, apuntándole con un arma en la frente.

Muy asustado miró a su lado y vio que otro tenía a su mujer agarrada, la cual lloraba y gritaba aterrada, entonces oyó que el que lo apuntaba le gritó algo y empezó a tirar de él.

A rastras los llevaron fuera de la habitación, donde vieron con horror que un tercer individuo sujetaba a su preciosa y delicada hija.

-¡Papá!...¡papi!...¿Quiénes son?...¿Qué es lo que quieren?.

-Tranquila cariño... no nos harán daño si obedecemos. No tengas miedo cielo.

Los tres individuos los agarraron y los llevaron a punta de pistola hasta la planta baja, donde estaba el salón y donde la familia comprobó que sus tres guardaespaldas estaban desmayados, mal heridos y tendidos en el suelo, los tenían amordazados junto a los dos guardias nocturnos.

-Bien Ocañita -Dijo con sorna uno de los hombres sin dejar de apuntarle-¿Vas a portarte bien y nos abrirás la caja fuerte?, si no nos das todo el dinero ahora, mataremos a tu mujercita y nos llevaremos a tu preciada hija.

-¡NO!...¡No por favor!-gritó el empresario- Está bien, os daré el dinero pero no le hagáis nada a mi familia.

-Quedaos aquí-dijo entonces el jefe de ellos a sus compinches- yo llevaré a este para que abra la caja y luego cogeremos todo el dinero y nos largaremos.

Los otros dos tipos asintieron y siguieron apuntando a Belén y Aitana, la cual se quejaba de un bazo pues al parecer la habían lastimado.

Mientras Cosme y el hombre fueron al despacho para abrir la caja, mientras otros dos tipos entraron por la puerta.

-Todo despejado. Al parecer era verdad, no hay más vigilancia que estos cinco -dijo uno de ellos.

De repente escucharon la voz de su jefes llamándolos y acto seguido corrieron con las bolsas de deporte negras  que traían para meter todo el dinero.

—Quietecito Ocaña o amanecerás en el otro barrio—le dijo el encapuchado mientras los compinches cogían el botín.

Cuando ya tuvieron todo, el tipo que apuntaba al magnate le golpeó en la cabeza con la pistola y este cayó al suelo, luego salieron corriendo a toda prisa hasta el salón.

De repente, Joao, el guardaespaldas de Aitana que había logrado soltarse, se levantó y apuntó a los atracadores logrando herir a uno pero en ese momento por detrás llegaron los demás y le dispararon en la cabeza.

-Lo si-siento m-mucho-alcanzó a decir éste y luego cayó muerto en el acto, ante la caras de horror de Aitana y su madre.

-Jefe... e-ese era...

-Ya da igual... ahora ya no nos servía para nada y tendremos mucho más para repartir- interrumpió éste-¡Venga chicos, vámonos ya!, ¡la pasma no tardará en aparecer!.

Rápidamente los cinco hombres encapuchados salieron por la puerta de la mansión y se subieron a la negra furgoneta que habían logrado introducir muy fácilmente en la propiedad, gracias a los códigos que su topo les había propiciado, así como los planos y las rutinas de la familia y de todos los guardias.

Belén y Aitana muertas de miedo finalmente se levantaron y tras acercarse a los guardaespaldas que aún estaban desmayados pero vivos y soltarlos, corrieron al despacho para buscar al cabeza de familia, el cual comprobaron también con gran alivio que estaba vivo, aunque estos lo habían dejado inconsciente.

1. Mi nuevo guardaespaldas (Aiteda)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora