Capitulo 8- Enfermedad Mortal [Maratón 4/5]

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Wigetta

Narra Vegetta:

Estaba de camino a mi casa y lo único que hacía era pensar y pensar sobre lo que había sucedió la noche anterior.

De pronto Willy se me acercó para quitarme las lágrimas de mis mejillas. Nos quedamos en silencio por varios minutos. Mientras los segundos pasaban, Willy se iba acercando de poco en poco a mí. Justo cuando estaba tan cerca –y tenía la oportunidad- de besarme, se separó y lo único que me dijo fue:

-Buenas noches Vegetta, puedes dormir en el sofá.

Y eso fue todo”

Me sonroje al pensar en el beso, “si hubiese ocurrido” suspire ante aquel extraño pensamiento y me dije a mi mismo que no pensara en esas raras cosas. Pero mientras caminaba no dejaba de darle rodeos al asunto. No fue hasta que me empezó a doler la cabeza como aquella vez, que deje de pensar en Willy.

A cada paso que daba me dolía mi cabeza y mi corazón. De la nada me tambaleé y estuve a punto de caerme, de no ser por la gente que se acercó y me ayudó. Pero eso no fue lo único, mis rodillas perdieron su fuerza, haciendo que callera directo al piso. Después de caer solo vi un fondo color negro.

“No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre.”- Stefan Zweig (1881-1942)

De pronto ya no estaba en mi cama, ni en el departamento de Willy, si no en el hospital. El último lugar al cual quería llegar.

Me iban a dar de alta este mismo día, pero primero debía pasar con el doctor, para que me dijera que me ha estado sucediendo últimamente.

Estaba preocupado ya que no quería que me dieran malas noticias.

Después de unas largas tres horas acostado en una cama dura y fría e incómoda de hospital. Llegó la hora de ir a ver al doctor; Una vez listo y preparado para irme, me acerqué a la puerta del doctor que estaba en el hospital.

 Me paré frente la puerta, di un largo suspiro y luego tímidamente di un par de golpes a esta.

-Puede pasar- dijo una voz de mujer. Bueno me equivoque, no era doctor, era doctora.

Abrí la puerta de poco en poco, estaba muy nervioso y casi no tenía mucha fuerza.

-Tome asiento señor De Luque- seguí  las ordenes de la doctora una vez que entre a aquel lugar.

 -Bien ¿cómo se siente ahora mismo señor?- me preguntó la doctora. Era la típica pregunta que te hacían.

-Bien, un poco cansado –dije, lo cual era muy cierto. Estaba muy cansado que podría dormirme en cualquier lado ¡Donde sea!

-Si, se le nota. Dejando a un lado todos los rodeos le diré lo que tiene para que se pueda ir rápido a su casa- tomó un poco de aire y continuó hablando- lo que usted tiene es o mejor dicho lo que creemos que usted tiene es cirrosis. No podemos asegurarlo hasta que se haga usted un par de pruebas.

-Emm si ¿pero que es la cirrosis?- le pregunté sonaba a una enfermedad que tenía que ver con alguna sierra y eso me ponía un poquitín nervioso.

-Significa muerte, o destrucción de las células del hígado, los pacientes que desarrollan cirrosis, esta muerte celular se produce de modo continuo, como consecuencia del daño hepático, que produce la enfermedad- dijo la doctora. Era peor que una sierra. Esto significaba que podría morir, espero que haya cura.

-Y… ¿hay cura, cierto?- pregunté muy nerviosos. Sentía como palidecía, esperaba que pudiera curarme. Quería un futuro.

-Bueno, debería usted hacerse unas pruebas para poder asegurar lo que le digo. Pero contestando tu pregunta, por suerte si hay una cura- me dijo con una media sonrisa, eso era bueno. Podía tener un futuro.

-Está bien- dije con un largo suspiro de tranquilidad. Tenía que avisarle a mis padres y a Willy, aunque dudo que quiera verme o siquiera escucharme.

-Bien señor De Luque, ya se puede retirar. Lo espero con los resultados de su prueba- dijo mientras tendía su mano para despedirse formalmente. La tomé, me despedí y salí de ahí.

Tomé un taxi para asegurarme de no volver a saludar al piso de nuevo.

Me acomode en el asiento y como cualquier persona miré por la ventana los edificios que se alzaban y descendían.

Ya estaba por llegar cuando vi a Mangel con una pelirroja, que si mi memoria no fallaba era la ex de Rubius ¿Qué hacían? Me fijé y vi a la pelirroja algo triste al igual que Mangel. Algo tramaban esos dos. Tenía mucha curiosidad en este asunto.  

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Lamento que el cápitulo de hoy sea tan corto y tal. Espero que les haya gustado la cita textual y si no solo tienen que decir en los comentarios que quieren que lo quite y si, si les gusto pss tambien avisarme e.e 

Gracias por todo!

Rubelangel y Wigetta- Historias entrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora