Wigetta.
Narra: Willy.
Lo siento, lo siento, lo siento Vege. No eh dejado de pensar en aquel momento.
No hemos hablado, llamado ni mandado un solo mensaje.
Te extraño cariño.
Necesito recuperarlo, arreglar las cosas entre nosotros, volver a lo que éramos, no a lo que quería yo quería que fuera.
Tomé el teléfono y puse en contactos “Vege” y justo cuando iba a picarle al botón de Llamar, me detuve.
-No, no puedo ¿y si no quiere hablar conmigo?- dije en voz alta para mí mismo, no, no podía. Tenía miedo.
Me empezaron a atacar los “¿y si esto? ¿Y si aquello? ¿Y si…? ¿Y si…?”.
No, no puedo, me dije a mi mismo y dejé el teléfono a un lado, no era tan valiente como yo creía. Pero como si algo me impulsara tomé el teléfono. Al inicio nadie contesto, espere un rato en la línea, hasta que me rendí y lo deje a un lado.
Caminé en círculos mientras lo pensaba, una y otra y otra vez. Necesitaba hacer esto, era como un dolor, una necesidad, era todo.
Me senté, tomé aire, me toqué el cabello y miré el teléfono, era ahora o nunca.
Di un ligero suspiro.
Tomé el teléfono con un ligero temblor.
Aparte las voces en mi cabeza.
Y lo llamé.
-¿Willy?- preguntó Vegetta. Sonaba un poco mal, pero como a cualquier persona que ama a alguien me dolía escucharlo así.
-¿Sucede algo malo?- pregunté sin siquiera pensarlo. Me interesaba, ¿Y si fue por causa del beso? “No seas estúpido” dijo mi subconsciente, tenía razón, no debía de darle tanta importancia, yo no era tan importante.
-No…-dijo dudosamente pero continuó hablando- de hecho me alegra mucho escuchar tu voz.
Me sonroje ante aquello y quise apartar el sonrojado.
-¿En-Enserio?- pregunté tartamudeando.
-Si, la verdad es que si- dijo y como si pudiese verlo, vi su sonrisa. Su sonrisa que tanto me encantaba, esa sonrisa con la cual si fuese posible me despertaría cada mañana, esa sonrisa que me hace seguir día a día, pero no solo era su sonrisa, si no de quien la portaba.
-Vege, ¿te… puedo… decir… algo?- le pregunté dando respiros a cada palabra.
-Si, por supuesto ¿Qué sucede?- preguntó Vegetta con tanto interés. No es que siempre fuera una persona valiente pero necesitaba decirle lo que sentía, lo que esperaba y al final explicarle y disculparme de todo lo sucedido.
-Es que yo…- dije tartamudeando- te… te… te quería preguntar si puedo ir a tu casa.
Te quiero era lo que realmente quería decir, pero aún no soy lo suficientemente valiente.
-Emm, si por supuesto, puedes venir cuando quieras, yo también necesito decirte algo- ¿algo? ¿Que era ese algo? Y de pronto recordé lo que pasó con Rubius y Mangel, algo me decía que no era bueno.
-Bien, pues voy ahora mismo- le dije totalmente dispuesto.
-¿Qué, ahora mismo?- me dijo bastante sorprendido por lo que había dicho, la verdad necesitaba decírselo ahora mismo, cara a cara.
Y me pregunté ¿Por qué era tan difícil decirle lo que siento hacia él? ¿Por qué no simplemente decírselo?
-Si- dije y colgué. Tomé mi abrigo, cogí las llaves y me fui lo más rápido posible.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Toqué un par de veces en la puerta –bueno, muchas veces- insistí hasta que una señora abrió la puerta.
-Hola, disculpe ¿se encuentra Samuel?- pregunté amablemente a aquella señora que se parecía muchísimo a Vege.
-Depende quien lo busque- dijo secamente la señora, me le quede viendo con expresión de ¿WTF?
-Soy su mejor amigo señora- le dije amablemente, aunque su expresión decía “no te creo”.
-¿Nombre?- parecía una señora de correccional, empecé a sudar por las manos ya que me ponía nervioso.
-Wi… Guillermo, disculpe- dije, me miró de abajo para arriba y justo cuando empezaba a cerrar la puerta, Samuel apareció detrás de ella.
-¡Mamá!- ¿Ma...Mamá? debí suponerlo, desde ahora tratare de alejarme de esta señora, pensé.
“Nadie Sabe, En Realidad Lo Que Tiene, Hasta Que Se Enfrenta Al Miedo De Perderlo Para Siempre.”- Bioshock Infinite.
Narra: Vegetta.
Después de pelear con mi mamá y dejar pasar a Willy, decidí relajarme con un poco con un té.
Nos sentamos en la sala y empezamos a conversar.
-¿Y bien Willy, que tenías que decirme?- le pregunté, estaba un poco estresado ya que no me gusta pelear con mi madre.
-Bueno… Prefiero escuchar lo que tú quieres decirme a mí- me dijo demasiado nervioso, lo cual se me hizo demasiado extraño ya que Willy no es así.
-Bien, pues, tengo una enfermedad casi mortal, aunque es curable o eso creo- le dije tranquilamente, como si no fuese nada.
Willy abrió los ojos como platos y vi como el color de su cara desaparecía. Estaba en modo shock.
-¿E-estas bien Willy?- le pregunté, si, lo sé, es la pregunta más estúpida que se me ha ocurrido.
-Si, solo dame un segundo- me dijo. Se levantó de su asiento, dio respiros largos, se tocó el cabello un par de veces.
-¿Willy… porque te preocupas tanto por mí?- le pregunté con mucho interés, hace tres meses que Willy se ha preocupado demasiado por mí y la verdad no tengo idea por qué.
Al escuchar mi pregunta se empezó a reír ¿que era tan gracioso? Me moleste un poquito, insistí pero solo recibía carcajadas ¿Qué sucedía? Seguí insistiendo hasta que tuve una respuesta.
-¿Es que acaso no te das cuentas? Es tan evidente- me dijo, solo era un juego.
-¿Qué cosa?- pregunté bastante enfadado.
-Tal vez esto te ayude- me dijo ¿Qué iba a hacer, Besarme acaso? Eso sería extraño y ridículo.
Se me acercó demasiado rápido como para reaccionar, tomo mi nuca y se acercó a mis labios. Estaba sorprendido ante aquel acto, pero lo disfrutaba en cierto modo, ya que sus labios eran suaves y también disfrutaba tenerlo tan cerca de mí, esto lo había deseado hace mucho tiempo.
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Perdón por la tardanza del cap de hoy pero es que les pregunté de que querían el cap de hoy y nadie contesto T*T si quieren que continue este fic, necesito de su apoyo tanto en favs como en comentarios, ok? bueno muchas gracias por toh´ y NECESITO SUGERENCIAS! :3 los quiero y gracias por leerme jajajaj
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Rubelangel y Wigetta- Historias entrelazadas
FanfictionDos historias de amor muy emotivas y cortas, pero ambas diferentes. Esta historia trata de las romanticas historias de Rubelangel (Rubius y Mangel) y Wigetta (Willy y Vegetta). Cada una diferente pero que en algun momento se entrelazan. ¿Hasta donde...