Capítulo 8

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𝒞𝒶𝓅. 𝟪

A Emma le sorprendió dramáticamente cómo ese sábado se tiñó de naranja y blanco. Cuando estaba en proceso de aplicación, había leído que la universidad contaba con una larga trayectoria en fútbol; era una de las primeras cosas de las que hablaban en el documento de presentación. Había visto fotografías de un "día de juego" normal, pero "vivir" las fotografías era una cosa distinta.

Todos alrededor de ella paseaban con ropa de la mercancía del equipo de fútbol; desde camisetas hasta gorras y calcetines, mientras que ella desentonaba con un vestido de florecitas celestes. En su defensa, nadie le había informado que en los días de juego era obligatorio vestir la mercancía de la universidad, que ella no había comprado todavía, excepto por una sudadera.

—¡Emma! —le gritó Eugene energéticamente en lo que parecía ser el centro de la aglomeración de los aficionados.

Emma solo estaba intentando llegar con vida hasta su dormitorio, pero tuvo que detenerse por Eugene. Él estaba tan entusiasmado como el resto, tenía puesta una camiseta naranja que decía "Pacífico" en letras blancas con borde negro. Emma trató de averiguar si Colin acompañaba a la multitud, pero estaba claro que no; Eugene estaba pasándola bien con sus otros amigos que Emma no conocía.

—Hola —lo saludó cuando Eugene llegó hasta ella.

—Era a ti a quien pensaba buscar en un rato —dijo Eugene.

—¿A mí? —llevó una mano a su pecho.

En ese preciso momento, Wolfie, la mascota de la universidad, se acercó para bailarle a Emma, acorralándola en una escena que ella catalogó como "una pesadilla" porque todo el mundo los estaba mirando.

—Wolfie, basta. —Eugene desaprobó completamente la conducta del lobo gris con camiseta del equipo de fútbol.

Wolfie agachó su cabeza al ser regañado.

—Psst, Emma.

Emma miró a Wolfie.

—Soy Al —dijo Wolfie—. No puedo hablar o si no me echan.

Alan llevaba toda su vida universitaria deseando personificar a "Wolfie" dentro de ese apestoso y caluroso disfraz; se trataba de una de esas cosas de las que uno está seguro que vino a hacer en la Tierra, sin embargo, sus ilusiones hacia la vida le habían sido arrebatadas cuando le dijeron que era demasiado bajo de estatura para ser Wolfie, pero, entonces, ocurrió algo asombroso. El chico detrás de "Wolfie" se había quebrado la pierna un día antes del partido, y Alan había sido el único en aceptar ser Wolfie sin nada a cambio, también era el único que sabía cada una de las rutinas.

—Ah. —Emma miró para otro lado mientras hablaba—. Ya me estaba preguntando por dónde andarás, Alan.

Wolfie rio en silencio, tapándose el hocico, y se marchó bailando.

—Alan lleva una vida deseando usar ese disfraz —contó Eugene.

—Oh, qué bien que esté cumpliendo su sueño. —Emma cruzó sus brazos; solamente podía sentirse incómoda después del bailecito que le dio Wolfie—. Ah, ¿por qué querías buscarme?

—Porque quería darte un regalo. La otra vez parecías muy confundida cuando Jordan te habló sobre el partido de hoy, así que imaginé que no estás para nada familiarizada con el equipo y la liga, y también supuse que no tienes camiseta para esta noche. —Eugene sacó de su bolsillo una tarjeta de regalo de 35 dólares de la tienda de mercancía de la universidad—. Pude haber sido un poco más detallista y comprarte la camiseta, pero, honestamente, no tengo la menor idea de qué talla eres.

Al Estilo Emma© #1 (Nueva versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora