Capítulo 24

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Después de eso KyungSoo dejó de ser alguien que le infundiera miedo, lo cual en parte ayudó a que ambos dejaran de lado aquella tensión e inquietud que había durado toda la mañana. Y, de todas formas, SeHun estaba prácticamente seguro de que él era el único que se sintió así.

Tampoco pudo estar muy seguro, KyungSoo era bastante inexpresivo y por eso mismo se sorprendió cuando, a partir de ese momento, estuvo hablándole de vez en cuando interesándose sobre sus estudios, sus gustos y a la vez estando receptivo para contestar de los propios. No se dio cuenta al momento pero se sintió cómodo y para nada nervioso cuando tuvo que contar en qué carrera había entrado, cuáles eran sus sueños y qué es lo que le gustaba hacer.

Probablemente se debió a que Do en ningún momento se burló de él y, pensándolo en frío, ¿por qué debía hacerlo? Solo era una persona hablando de lo que le completaba la vida; reconocía que también le ayudó a abrirse descubrir que KyungSoo amaba de igual forma la lectura, siendo el misterio su género favorito. Conoció también que pese a haber aguantado todos los años de la carrera de Derecho su verdadera vocación era la cocina y que lo único que le mantenía atado a aquella cafetería era la necesidad de ahorrar para estudiar lo que quería sin ayuda de sus padres.

Aunque dijese aquello, SeHun pudo ver más allá y suponer que el jefe Park de alguna forma u otra ya formaba una parte importante del chico. Pero no fue eso en lo que se quedó pensando, a decir verdad fue lo que menos le importó.

Hasta ahora nunca había conocido a alguien cuyos padres no le apoyasen en lo que querían, o quizás sí y nunca había tenido la oportunidad de conocerlos bien como a KyungSoo. Se comenzó a plantear varias cosas, pensó en que si había más como él, como KyungSoo, no podía ser tampoco el único que quisiese no hacer caso a sus padres y vivir su vida. Do no le contó sus motivos, supuso que serían personales, pero lo que sí intuyó él (nuevamente) fue que para nada estaba a gusto siendo un sumiso y un mantenido de su familia.

Pensó muchísimo en ello, en qué quería hacer él y en si de verdad iba a dejar que sus gustos, lo que ya eran parte de él, lo avergonzaran por culpa de lo que una persona había estado diciéndole. Bien, era difícil cuando había escuchado lo mismo durante dieciocho años pero, sin duda, quería cambiar aquello. Recordó a JongDae y a XiuMin y poco a poco comenzó a entender el sentimiento que debió invadirles cuando estuvieron hablando con él de ello.

Cuando ya era por la tarde sus pensamientos vagaron demasiado, se entremezclaron los unos con los otros y, como de costumbre, acabó pensando en JongIn. Se preguntaba una vez más cómo estaría, si le echaría de menos tanto como él, y en realidad sabía la respuesta porque JongIn siempre le había demostrado que lo quería aún si nunca se lo había dicho en palabras como tal. Lo hacía en acciones, buscándolo, ayudándolo, dándole el espacio que pedía sin rechistar.

Se sintió un poco mal por él, por cómo debía estar pasándolo por su culpa; y a su vez sintió un gran enfado consigo mismo y, de nuevo, con su familia. Porque los que dijeron ser sus padres le habían enseñado e inculcado que sentir lo que sentía estaba mal, que mejor era reprimirlo para no molestar ni dañar a nadie y, sin embargo, es lo único que había hecho hasta ahora. Le dolía, le ardía por dentro pensar en que JongIn lo había pasado mal por su culpa.

—SeHun, deja eso, creo que tienes visita.

Salió de sus pensamientos con retraso y miró a Do un tanto confuso, con la escoba en la mano. Este solo puso los ojos en blanco y señaló con la cabeza hacia algún lugar en concreto. Siguió el recorrido con la mirada hasta llegar a su visión una de las mesas del fondo, donde dos chicos lo miraban fijamente y con una sonrisa. A decir verdad al principio se extrañó pero realmente estaba descentrado como para no reconocer al instante a TaeMin y ChanYeol.

Entre líneas { KaiHun / SeKai }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora