No, no se atrevió a ir aquella semana a ver a SeHun. Todas las ganas que llevaba acumulando durante días y días, el viernes pasaron a convertirse en un manojo de nervios, pensamientos y distintos escenarios donde su reencuentro salía de todo menos bien.
De nuevo, comenzó a pensar demasiado las cosas, miles y millones de y sis se formaban en su cabeza y nunca terminaba por reunir el valor necesario como para hacerse aparecer en aquella cafetería por la que ya había pasado decenas de veces solo para asegurar su localización.
JongIn no compartía el manojo de nervios que estaba hecho por dentro y, sin embargo, sus amigos pudieron darse cuenta al momento de lo que le ocurría. SeulGi continuaba mostrándose reticente a la idea pero poco a poco acabaron convenciéndola de que si esa vez no salía bien y, nuevamente, ambos acababan dañados, se daría por vencido; y joder, eso asustaba más.
La presión que tenía encima debido a aquel juramento era enorme. JongIn quería que todo saliese a la perfección o, al menos, SeHun quisiese verlo tanto como él.
Podía quedarse simplemente pensando en el contrario y las horas podrían pasar como segundos. Su pelo lacio y castaño, revuelto pero a la vez ordenado; sus ojos oscuros y fieros que en realidad escondían una de las criaturas más dóciles y bonitas que JongIn jamás creyó ver; su respingona y pequeña nariz, a perfecta medida junto a sus labios, dos finas curvas que se moldeaban perfectamente entre ellas, y entre los labios de JongIn. Echaba de menos la presencia de SeHun, sus besos, sus caricias, sus charlas sin sentido. Echaba de menos intentar conocerlo, intentar ir más allá de cosas superficiales como su Bubble Tea favorito o el libro que más detestaba.
Lo echaba tanto de menos que probablemente aquello fue el último impulso que llevó a sus piernas hasta enfrente de la cafetería aquel día. ¿Todo estaría bien, verdad? Todo estará bien.
Pese a que se repitió aquello hasta la saciedad, no se esperó encontrarse a Oh JinHong ahí, sobretodo porque según BaekHyun le contó, SeHun ya no tenía nada que ver con aquel ser. No se acercó del todo a la primera pero tampoco tardó en llegar hasta ellos solo por si el menor necesitaba ayuda para sacarse de encima a aquel hombre; al fin y al cabo estaban en su trabajo.
No iba a negar la rabia que se instauró en él cuando escuchó cómo con aquel tono frío y burlón, claramente hiriente, quiso dejar sacar a flote la supuesta promiscuidad que el hombre parecía empeñado en creer que su hijo tenía. Odiaba cómo el abogado se tomaba aquellas libertades solo por considerarse algo que no era y no lo había sido nunca para el menor. ¿Por qué no simplemente podía dejarlo en paz y centrarse en su vida?
Sin duda estuvo a punto de saltar y meterse en la conversación aprovechando que SeHun no pareció verlo todavía. No obstante, el tiempo le fue insuficiente pues al momento el chico contestó y, por si fuera poca su sorpresa, apareció otro chico más bajito de profundos y potentes ojos cuya mirada era afilada cual daga, y lo ayudó.
No pudo evitar sonreír ante ello, sobretodo cuando JinHong pareció quedarse sin palabras y JongIn se sintió orgulloso y satisfecho pese a recibir la mirada cargada de odio del abogado junto a aquel empujón con el hombro que le sacó una mueca. ¿Cuántos años tenía, si se puede saber? Parecía más un matón de instituto que un abogado de prestigio.
De todas formas no quería centrarse en él, no cuando SeHun lo estaba mirando directamente, con esos bonitos ojos, después de tantos, tantos días.
—J-jongIn. Hola.
Saludó torpemente.
—SeHun-ah. Cuánto tiempo.
Sonrió, realmente feliz de verlo, aferrando una de sus manos al asa de la mochila con mayor fuerza, dando un paso hacia la barra.
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Entre líneas { KaiHun / SeKai }
FanfictionDestino. Ninguno de los dos cree en él pero, sin embargo, una enorme fuerza se empeñó en juntarlos de la manera más extraña posible en verano. SeHun, un chico de dieciocho años callado, inseguro, incapaz de salir de la jaula en la que su padre lo do...