Capítulo 8

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No quería ir a ese despacho, no quería pisar ese lugar ni aunque le pagaran todo el oro del mundo, porque sabía perfectamente a qué derivaba ese lugar, y no quería. El problema es que tampoco tenía elección, aún si su hermano lo cogió de la muñeca cuando se levantó y le imploró con la mirada que no se moviera, SeHun no podía hacer nada para evitarlo porque sabía que hacerlo sería mucho peor que enfrentarlo a la primera, y por eso se soltó.

Su madre simplemente siguió con la mirada a su hijo mientras bajaba las escaleras, confusa, porque no estaba al tanto de lo que sucedía aún cuando el silencio sepulcral que invadía el lugar lo decía todo, y más.

No tardó mucho más en coger de la muñeca a su hijo, al igual que lo hizo JunMyeon, se parecían en eso, pensó; veía en la mirada de su madre cómo, extrañada, le preguntaba qué ocurría, qué estaba pasando y por qué estaba yendo con su padre al despacho.

—SeHun —llamó de nuevo el hombre trajeado con seriedad, esperándolo a la entrada de aquel sitio.

HeeJin continuaba perdida, juzgando a su marido con la mirada y únicamente apartándola para ver cómo su hijo mayor bajaba corriendo las escaleras y la miraba con preocupación, negando con la cabeza.

—¿Qué está ocurriendo, SeHunnie? —Preguntó, intentando quitar todo el peso dramático que estaba teniendo el momento.

El pequeño de la familia no era capaz de mantenerle la mirada a ninguno, no quería enfrentar a ningún miembro de su familia; ni a su padre, porque lo temía, ni a su madre, porque no quería preocuparla, y mucho menos a su hermano, porque le había mentido y ambos lo sabían.

JinHong se movió, cansado de la tonta situación que estaba viendo, queriendo acabar con ello cuanto antes. Fue hasta su hijo y reemplazó la mano de su mujer por la suya, siendo él el que sujetase ahora al menor. SeHun no lo evitó porque sabía que hacerlo sería entrar en un bucle sin fin del cual ya estaba cansado y su mujer no hizo tampoco nada porque no estaba segura de qué sucedía.

Entró al despacho guiado por su padre, viendo cómo este cerraba la puerta con llave; no notaba fuerza en su muñeca, ni enfado en su agarre y eso le preocupaba muchísimo. Observó cómo el hombre se sentaba en su silla tras el escritorio y él no se atrevió a hacer lo mismo. Se mantuvo así durante incontables minutos, intentando pensar qué es lo que estaba pasando por la mente de su padre. JinHong mantenía la vista fija en la madera de calidad de su mesa, los codos apoyados en ella, los dedos de sus manos entrecruzados y su mentón descansando en ellos.

—Siéntate. —No fue una sugerencia o un ofrecimiento, fue una orden que SeHun acató al momento con movimientos torpes.

Se encogió en su silla, jugueteando con sus manos de manera incesante y manteniendo la vista fija en sus rodillas desnudas a causa de llevar un pantalón corto un poco más arriba de estas.

—¿De qué estabais hablando tú y JunMyeon? —Preguntó, ninguno de los dos mantenía la mirada en el otro, cada uno por sus propios motivos.

No hubo respuesta.

—Te he hecho una pregunta, SeHun —habló con voz firme, elevándola.

Tampoco hubo respuesta, SeHun no podía pensar en nada ni mucho menos verbalizar un mínimo de palabras con coherencia. La paciencia de JinHong se estaba agotando y el pelirosa lo supo escuchándolo inhalar y exhalar con fuerza, supuso que para calmarse.

—¿Eres maricón, SeHun?

La pregunta produjo que a SeHun se le parase el pulso, su respiración comenzase a entrecortarse y se encogiese un poco más en su sitio. Su mirada, aún cuando ni siquiera estaba dirigida hacia su padre, vacilaba de un lugar a otro mientras sus manos temblaban incesantemente. En el fondo estaba enfadado, porque este tipo de cosas solo parecían pasarle a él y porque su padre no tenía que usar esa maldita palabra despectiva para clasificarlo como gay.

Entre líneas { KaiHun / SeKai }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora