Capítulo 4

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Intentó mantenerse inexpresivo porque aquella era la mejor forma para evitar que todo empeorase. Sabía que el motivo por el que su padre lo había sacado prácticamente a rastras de la biblioteca no se debía a que tuviesen prisa, al fin y al cabo él era el maravilloso Oh JinHong y quien fuese iba a esperar por su presencia sin rechistar.

Tenía por seguro que verlo acompañado de JongIn, aún si solo estuviesen ordenando libros, había turbado su pensamiento y se había puesto automáticamente alerta.

Desde que tenía catorce años había tenido siempre a su padre encima, supervisando con quién salía y qué hacía en cada momento. Suponía que su falta de sociabilidad se debía en parte a los controles de aquel hombre, provocando que quisiese alejarse de todos y de todo, y a su vez que el mundo lo viese como alguien difícil de tratar. Esa clase de persona solitaria a la que no quieres acercarte porque no saber cómo piensas que te tratará. Ya se le hacía normal y qué decir, era un tema que pensaba y comentaba fingiendo que realmente no le dolía no tener amigos.

Para su suerte, BaekHyun era el único lo suficientemente insistente y cabezota como para perseguirlo todos los días hasta que aceptase su compañía. Incluso su padre, siempre que no lo viese a menudo, había aceptado que fuese amigo de su hijo.

Pero hasta ahí. Su círculo de amistad se resumía a BaekHyun y aunque este insistiese en llevarlo cuando quedaba con JongDae y XiuMin, SeHun se negaba en rotundo. Quizás no fuese justo, pero cada vez que veía al que hacía años había sido su primer amor y su primer beso, mil y un recuerdos asentaban su cabeza, predominando el despacho de su padre y sus hirientes palabras. Palabras que no sabía si dolían más o menos que los golpes.

Puede que esa fuese la razón por la que hablar y entablar siquiera una leve conversación con JongIn no le hacía mucha gracia, aunque reconociese que este le producía cierta curiosidad. Hacía mucho que no conocía a alguien tan... peculiar, tan extraño y que pareciese tan despreocupado con todo lo que hacía.

Bueno, también es que hacía mucho que no conocía a nadie.

Tras tantos años aguantando a ese hombre, SeHun vivía exhausto y agotado, aceptando sus palabras, golpes e insultos y órdenes porque no quería tener más problemas que lo perjudicasen mentalmente más de lo que ya estaba. 

De hecho, creía firmemente en que si pudiese volver atrás con un giratiempo ni siquiera hubiera permitido que su yo de hacía unos meses se tiñese, por estúpida rebeldía, a escondidas el pelo de rosa. Pese a que el color le gustaba, la paliza y el desprecio que se llevó de su padre fue tan monumental que pánico sentía de solo pensar en teñirse sin consultárselo, aunque fuese para volver al oscuro.

Sin embargo, que su padre lo llevase hasta su BMW X1 blanco en completo silencio y que esperase hasta arrancar y entrar en la carretera para dirigirle la palabra, fue lo más espeluznante que vivió en varios días, sobretodo porque no sabía qué esperarse.

—¿Quién era? —Su voz imponente se hizo oír entre el ligero, casi nulo, ruido del motor del coche. 

—¿Quién...? —No tuvo ni que acabar la pregunta para saber que se refería a JongIn—. El nuevo ayudante de YiXing hyung.

Por suerte, su padre conocía a la familia de YiXing y no le hizo falta alguna evitar su nombramiento pues, por algún motivo que se le debía escapar del conocimiento, JinHong no se preocupaba de que el hombre estuviese cerca de su hijo. La edad, quizás.

Un silencio sepulcral se cernió entre ambos, haciendo que SeHun mirara hacia delante y comprendiese que no iban a ningún sitio en concreto, solo daban vueltas, es decir, su padre lo quería entretener o bien decirle algo en concreto lejos de su madre porque ambos sabían que la mujer no guardaría silencio.

Entre líneas { KaiHun / SeKai }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora