Para cuando llegó a su casa ya no tenía ganas de llorar. Ese sentimiento amargo y ese nudo en la garganta fueron reemplazados por molestia, incomprensión. Pese a que tenía hambre y toda su familia estaba reunida en el comedor poniendo la mesa para cenar, JongIn sabía que si que se sentaba en la mesa no podría siquiera llevarse una cucharada de sopa a la boca.
Por eso fue que nada más llegar se encerró en su cuarto con la excusa barata, y que nadie se creyó, de que tenía sueño. Al menos sirvió para que, cuando su abuela se asomó para asegurarse de que su nieto no quería comer, fingiese estar durmiendo con la sábana echada hasta arriba.
En realidad aquella noche le costó conciliar el sueño, los sentimientos así como la angustia y el amargor se juntó con el continuo pensamiento y no se dejó dominar por sus instintos primarios hasta la madrugada. Al día siguiente su madre no lo despertó como de normal hacía cuando estaba en casa, su excusa para ello era que así desayunaban en familia, fortalecían su vínculo madre e hijo y cosas por el estilo; en el fondo JongIn sabía que la mujer solo quería pasar algo de tiempo con el único hijo que aún no se había independizado.
Se despertó adolorido sin ningún motivo, el cuerpo le pesaba y creía que se debía a las escasas cuatro horas que había dormido. Revolviéndose el pelo y restregándose el rostro para intentar abrir los párpados llenos de legañas, recibió de nuevo el cúmulo de preocupaciones y pensamientos que hicieron de su noche un desastre.
Los rayos de sol a través de la cortina lo desconcertaron un poco pero consiguió mirar la hora en su móvil y darse cuenta de que tan solo marcaba las diez y cuarto. Tras un largo suspiro se puso en pie y al no estar acostumbrado a permanecer tantas horas sin comer perdió un poco el equilibrio, sintiéndose mareado y convenciéndose de que, sí, quizás lo mejor sería bajar a desayunar o, mínimo, comer una simple galleta.
El silencio reinaba en su casa y pese a que aquello no fuese algo extraño, sí recordó lo animada y ruidosa que estaba el día anterior y, por inercia, también recordó que no volvió a ver a SeulGi antes de que se fuese. Tenía que hablar con ella y disculparse de nuevo, se dijo antes de entrar a la cocina.
—Buenos días —murmuró, somnoliento y con voz ronca.
Su madre se giró hacia él sorprendida, ignorando por completo la televisión y con un trozo de gofre en la boca.
—¿Qué tal has dormido, cariño? —Preguntó la mujer poniéndose en pie al momento, rodeando la isla que se hallaba en medio de ambos y llegando hasta él para cogerle con delicadeza el rostro con ambas manos.
JongIn se dejó hacer, porque aquella mujer era demasiado cariñosa y maternal cuando estaba preocupada y él simplemente adoraba aquello de su progenitora. La vio analizándolo y mirando todas las partes de su rostro como si estuviese encontrando la fuente de su enfermedad, y aunque se sentía así no lo estaba.
—Tengo hambre. —Fue lo único capaz de articular, poniendo una mueca infantil que salió más fácilmente por los mimos que le daba su madre.
MiYoung se puso de puntillas e hizo que agachara un poco su cabeza para darle un pequeño beso en la frente y él por inercia esbozó una perezosa sonrisa. Vio cómo le ponía en un plato el otro gofre restante y le echaba sirope de chocolate y nata, exactamente como se lo comía cuando era pequeño. Se sentó enfrente de la mujer y pese a que todavía estaba puesto el noticiario, la mujer pareció encontrar más interesante la forma en la que comía, mejor dicho, cómo lo intentaba.
—Come —ordenó con voz suave al verlo trastear con la nata.
Despegó la mirada de su plato para mirar a la mujer y una pequeña mueca apareció en su rostro cuando se dio cuenta de que realmente no había dado siquiera un bocado cuando lo normal, en aquel caso y con aquel desayuno, era que ya no quedase siquiera la mitad.
ESTÁS LEYENDO
Entre líneas { KaiHun / SeKai }
FanficDestino. Ninguno de los dos cree en él pero, sin embargo, una enorme fuerza se empeñó en juntarlos de la manera más extraña posible en verano. SeHun, un chico de dieciocho años callado, inseguro, incapaz de salir de la jaula en la que su padre lo do...