Capitulo 4

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Cierto día, un día gris a causa de una discusión con mis padres de un castigo que no merecía, había llegado a la escuela sin ánimos de nada, incluso de ver leer a Antonella  como todos los días.

Saliendo del patio me senté en un banquillo viejo y un poco carcomido por las polillas, para poder quejarme en silencio sobre lo que había sucedido en casa, para poder quejarme de la vida y de los regaños obtenidos de mamá.  

Sin embargo, no lo pude hacer ya que en ese preciso momento, dos niños aparecieron frente a mi.

Burlándose de mi forma de hablar, de mis harapos que traía puesto, de la lonchera que tenía y que minutos más tarde tratarían de quitármela.

Una pequeña y aguda voz comenzó a escucharse, diciendo palabras muy heroicas de mi y muy ofensivas para esos dos niños que parecían gorilas por su tamaño y su forma brusca de solucionar las cosas.

Ellos voltearon para ver quien los estaba insultando, yo también quise averiguarlo y para sorpresa mía era ella, Antonella, la niña de la voz chillona y de la que había comenzado a observar como leía desde hace un tiempo.

En sus pequeñas manos sostenía un palo de madera para golpearlos por si se acercaran atacarla. Apesar de eso, esos dos niños no le tuvieron miedo y acercándose, comenzaron a perseguirla por todo la escuela.

Antonella era una niña astuta, todo lo tenia planeado, desde esa heroica presentación hasta hacerlos caer a esos dos gigantes al lodo y que el director tirando de sus orejas se los llevará.

Se acercó a mi preguntando si me encontraba bien, sorprendido apenas le moví la cabeza afirmandole que si.

- No tengas miedo - me dijo - esos dos grandulones ya no van molestarte más, tuvieron lo que se merecen.

- Pero tu... ellos te amenazaron.

-Tranquilo - respondió.- ellos no pueden hacerme nada, soy una niña.

- No tan niña, por que peleaste como un niño en cambio yo no hice nada para ayudarte.

- No te preocupes - sonrió - Me llamo Antonella, estudiamos en la misma aula.

- Ya sabia tu nombre, la profesora lo repite a cada instante.

- Cierto, pero yo no se tu nombre, la profesora solo te dice joven Darrinson. ¿Cómo te llamas?

- Soy Jack

- ¡Hola Jack!

-¡Ho... Hola!

- Al parecer no tienes amigos, ¿Quieres que yo lo sea?. Así esos bravucones no podrán acercase a ti para golpearte.

"Antonella no era una niña delicada como las demás, en su belleza guardaba astucia, valentía y mucha, pero mucha fuerza, por que formar ese pacto de amistad dándonos un apretón de manos, me dolía mucho.

Pero aún así, es allí donde comenzó la gran historia de nosotros. 

Cartas para Antonella D'Voice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora