Realidad 1976 (parte 2/capitulo 13)

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La curiosidad de Angello y su inocencia en una grata sonrisa, me daba esa confianza y la tranquilidad de que quizá pueda hablarle de Antonella y no de como poder conquistar chicas, quizá en la corta historia podría aprender de ello.

- ¿Te gustaría un vaso con agua o refresco que recién acabo de comprar en el mercado?

*Refresco señor Jack, por favor.

Al devolverle la respuesta diciéndole que me daba mucho gusto y sorpresa por su buenos modales, y que a su vez caminaba hacia la cocina en busca de un vaso cristalino para servirle el contenido, algo me detuvo.

Desde la entrada de la cocina observaba como la curiosidad de Angello merodeaba por los pasillos del salón de mi vieja casa, revisando cada libro, cada pintura e incluso llegando a leer una de aquellas cartas que solía escribirle ha Antonella desde joven, en este caso fue una carta que ella me escribió y que había olvidado guardarla.

《"Querido Jack...

Cuanto te hechado de menos, todos esos días en que no estuve cerca tuyo, donde por las noches solía llorar y algunas veces preguntarme si aún me extrañas o quizás... si aún me recuerdas como yo a ti. Lamento haberme ido sin despedirme, en una discusión entre mis dos padres, mamá decidió que era mejor si terminaba la primaria allá donde mis tíos y continuar mis estudios universitarios, pero por cosas que aún sigo sin respuesta llegué nuevamente a la vieja ciudad donde nos conocimos.

Perdóname por no haberte al menos saludado, pensé que estabas enojado, resentido o llegué a pensar que tal vez si llegaba acercarme a ti, tu no me renocerías. Te quiero.

AntonellaDVoice".》

.
-- ¡¿Qué haces Angello?¡ -- Le pregunté sorprendiéndolo infraganti.

-- Disculpe, es que vi aquella carta sobre el escritorio y me dió curiosidad en saber que decía. ¿Ella es la mujer del cual algunas personas del mercado le preguntan? .

-- Si, ella es -- Susurré.

-- ¿Dónde está ella ahora? .

-- Muy lejos, tanto que ni con todo el dinero del mundo podría llegar donde ella se encuentra ahora, pero ¿Quieres que te cuente como era ella cuando era adolescente? -- Volví a preguntarle, esta vez entregandole el vaso con el refresco.

Primero Antonella la conocí en una escuela donde los niños de su clase social iban, mi padre trabajó muy duro para yo poder estudiar allí. No fue fácil, recibí burlas en todo sentido solo, por mi pobreza.

Era callado y eso a ellos los volvía fuertes, ella me salvó de una golpiza por parte de dos bravucones e incluso hizo que los expulsaran a ambos.

Nos hicimos muy buenos amigos, eramos muy unidos, pero a su madre no le agradaba la idea de que su hija tenga amistad con alguien como yo.

Su padre era diferente, llegué a caerle bien, pero andaba muy ocupado que pocas veces iba a recogerla a la escuela.

Las cartas surgieron gracias a una idea de ella, y de muchas mordidas de su perro en mi trasero, tengo las marcas si no me crees ja, ja, ja.

La cosa es que solo nos comunicamos y estudiamos juntos hasta el 5 grado de primaria, citándome un día atrás del patio de juegos.

--¿ Qué pasa Antonella, alguien te hizo algo? ¿Quién fue?

* No es nada Jack, lo que pasa es...

-- ¡¿Qué pasa, dime porque lloras? !

* Mamá ... me llevará a estudiar a otro país, partiremos en el primer barco que zarpe a Estados Unidos.

En ese momento no pronuncié palabra alguna, pero comencé a sentir un gran vacío en el pecho. Ella se sentó, colocó su rostro sobre sus rodillas y con los brazos aferrados a sus piernas comenzó a llorar.

-- No, no te vayas. No me dejes por favor.

* Tampoco quiero irme, mi madre dice que es lo mejor y que allá en ese país las enseñanzas son mucho más completas.

-- Habla con tu papá, dile que no puedes irte, que hay exámenes. O haste la enferma.

* Esta será la última clase que asistiré, será la última vez que nos veremos.

Me senté a su lado, acaricié sus cabellos y ella en su sollozo, me abrazó . Había llegado triste a casa, sin saludar a mi madre, corrí directo a mi cuarto para llorar.

Sabía que mi madre se había dado cuenta que me sentía triste y decidió ir a verme, y tocando la puerta dos veces con suavidad preguntó.

* Jack ¿Volvieron a molestarte verdad? Que les pasa a esos niños, piensan que por que uno no tiene dinero, es mala persona y asi no es. Mañana iré a la escuela y me quejaré con la profesor..

-- Esta vez ellos no fueron. Fue Antonella, se va para siempre de la ciudad mamá, se va en el primer barco de las seis con trinta minutos de la mañana. Ahora no tendré quién me acompañe en horas de clase, ni tampoco en el recreo - respondí sollozo.

* Ay mi niño, desearía hacer algo para poder quitarte ese llanto tristón, y que volvieras a sonreír como siempre lo has hecho. -- Respondió.

El silencio se había apoderado del cuarto donde estaba mamá y yo, ella salió y sin tardar mucho tiempo, trajo entre sus manos unas pequeñas tortolas y me dijo.

* Mañana te levantas muy tempano, te abrigas y vas al puerto. Allí espera hasta que ella llegue, te acercas sin que sus padres se den cuenta, le entregas una de tus tortolas y le dices que cuando se sienta triste observe la tortola, que a través de ella te recordará a ti. Teniendo ella la pareja y tú su complemento, por más distancia en que se encuentren jamás serán separados.

Y así fue mi querido Angello que ... gracias al consejo de mamá, Antonella y yo nunca nos olvidamos.





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