Realidad 1976 (Parte 9/ Capítulo 27)

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Faltando una pequeña distancia para la zona de guerra el capitán nos detuvo para dar un pequeño pero emotivo mensaje.

"El día de hoy se juega el destino de su patria, siento el miedo en sus miradas y como a todos ustedes yo también quiero regresar a casa, pero tenemos una misión y es acabar con esos desgraciados que causan miedo a muchas personas inocentes que hoy algunos de ustedes no entienden el porque, pero puedo decirles que mañana quizá esas personas aterradas pueden que sea su madre, hermanos, esposa, hijos y no queremos que eso suceda ¿Verdad?.

Hoy ustedes pasarán a la historia y no les mentiré, algunos de nosotros no podrá contarlo en el futuro pero otros si. Aún así serán héroes y su nombre jamás se les olvidará ¡¡En marcha!!"

Todos dimos un grito de guerra y corrimos en busca de la victoria, le disparabamos a todo ser lo que no llevara nuestro uniforme, las trincheras fueron una parte primordial, nos daba al menos un porcentaje de protección.

Y cada grupo de soldados enemigos que matabamos nosotros avanzábamos, imparables, con táctica e indestructibles.

Cuando las balas se terminaban, usábamos cuchillos, granadas e incluso nuestras propias manos hasta ese momento las pequeñas batallas la íbamos ganando sin pérdidas y cuando terminaba todo cuerpo enemigo eran juntado y la ahogabamos en las llamas del fuego lento pero potente, su bandera era nuestra.

Pero en la última batalla fue donde vimos lo trágico...

Descansamos un par de horas, estaba aterrado y emocionado por seguir vivo que no podía dormir pero una conversación con el señor Jean Paul me trajo al menos un poco de relajación.

--- ¿Cómo te sientes muchacho?

--- Realmente estoy aterrado, no quería matar a esas personas pero tampoco quería que me maten.

--- La guerra es así no puedes alterar las cosas. Escucha hijo "Esto es el comienzo, la última que se nos viene es mucho peor".

--- Gracias por sus ánimos señor, ahora estoy realmente jodido.

--- Ja, ja, ja tranquilo muchacho estas conmigo y no te pasará nada. Acuérdate que quieras o no tienes que sobrevivir, esa linda muchachita está a esperas por ti, dale el gusto de regresar al menos con tus extremidades a la par.

--- Usted está muy loco--.Respondí con una sonrisa.

--- Descansa un poco, yo vigilaré hoy.

--- Gracias.

Recuerdo haber dormido un poco hasta que el grito de un soldado que vigilaba nos despertó.

《De pie todos, el enemigo está moviéndose y viene hacia aquí》.

De forma inmediata todos comenzamos a ponernos de pie, los nervios nos estaban comenzando a jugar una mala pasada y todos gritaban.

《¡¡De pie, de pie!!》

《¡¡A sus posiciones todos!!》

《¡¡Un grupo al norte y otro al este ya!!》

《¡¡ A prisa, más rápido!!》

《¡¡ Hoy nos volveremos eternos, hijos de la patria, hoy pasaremos a la inmortalidad!!》

《¡¡ Silencio todos!!》

El señor Jean Paul me llamó a su grupo. Todos esperábamos en silencio mirando a todos lados, pero uno nuestros compañeros llegó a darse cuenta que por la parte oeste, en ese bosque pequeño ya habían soldados enemigos y el capitán exclamó el permiso para dar acción a la batalla.

《¡¡ Fuego!!》

Y todos comenzamos a disparar, salían enemigos de todos lados, como hormigas y en grupo eran derribados cada uno, sabíamos que si llegaban a nuestra posición sería la pérdida de la guerra.

Algunos de ellos trataban de hacerlo y morían con un corte en la garganta, otros con disparos. Y pensando que la guerra la teníamos ganada, al norte se veía venir tanques y más enemigos.

《¡¡ Retrocedan, Retrocedan!!》
《¡¡ Atrás, Rápido!!》

Algunos corrían y otros se quedaban a cubrimos pero los enemigos cada vez aumentaban y aún así tratamos de defendernos hasta el último momento, hasta que... los disparos derribaron al primer hombre de los tantos que minutos después caerían, todos ellos pertenecientes a nuestro escuadrón.

《¡¡Pierre, No!!》

Uno de los hermanos Hófer cayó, su nombre era Pierre y las balas le atravesaron las piernas, los brazos y el pecho; haciéndolo caer de rodillas unos segundos y terminar en el suelo; su hermano Osborn al darse cuenta fue en busca de él. Al llegar allí, tomó el cuerpo de su hermano mientras que este sólo agonizaba.

《Son unos malditos, son unos malditos》《¡¡Son unos malditos!!》.

Lloraba y a su vez comenzaba a dispararle a los enemigos quedándose sin munición. El señor Jean Paul regresó por él insitiendole que salga de allí y se regrese con nosotros pero el sólo optó por hacer caso omiso.

Así que me llamó y me pidió que lo cubra mientras llevaba a jalones a Osborn para que no le pasará lo mismo.

《¡¡No, déjame con mi hermano.!!》

《¡¡Quiero a mi hermano de nuevo conmigo, malditos bastardos!!》

《¡¡Suéltame, maldita sea!!》 《¡¡No, hermano!!》

Ya todo estaba por perdido, los soldados pidiendo refuerzos con una respuesta de 《"Estamos yendo, resistan sólo un poco"》la munición se nos estaba acabando, las granadas, los tranquilizantes para los heridos y las esperanzas, todos escondidos en una trinchera a solo unos cuantos metros del enemigo.

Algunos oraban, otros lloraban, otros se miraban a la cara para solo sonreír y hacerse los fuertes, otros seguían defendiéndose con lo último que tenían, algunos de ellos sacaban fotografías de sus esposas y las besaban diciéndoles que siempre las iban amar y yo con la mirada perdida, con la mente llena de tan sólo recuerdos.

El señor Jean Paul atinaba a solo mirarme con la expresion de "Lo siento hijo, pero fue un honor haber estado contigo hasta el final" y darme dos suaves golpes en el hombro con la palma de su mano, no quise verlo a la cara sólo me enfocada a recordar aquellos momentos que pase con los míos, momentos gratos y que marcaron alguna parte de mi vida, con Antonella y su sonrisa llena de amor, con sus abrazos, sus caricias y con cada atardecer a su lado, un atardecer que se volvía tan eterno como sus besos. Sólo... eso.

--- Jamás voy a olvidarte cariño mío, jamás.

Cartas para Antonella D'Voice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora