Realidad 1976 (parte 4/ capitulo 21)

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* ¿Entonces señor Jack vivieron felices para siempre? - Exclamó con una sonrisa.

--- No siempre muchachito. No siempre. --Respondi.

Desde aquel día y los que le seguían eramos felices. Recibía cartas de ella, yo aprendí a escribir poesía (quizá masomenos) pero a ella le encantaba leer lo que le dedicaba.

En la escuela, andábamos juntos siempre, reíamos de las bromas que hacíamos a los profesores y aveces ella me ayudaba con algunas tareas y algunas clases que no entendía.

Sus padres sin embargo, no les gustaba que ella tenga un vínculo amistoso conmigo y eso inicio desde que éramos unos crios.

Pero papá y mamá lo sabían. A mamá le caía bien Antonella decía que era una buena muchacha pero que debía tener cuidado con sus padres de ella, todo estaba fríamente calculado.

Los fines de semana que no asistiamos a la escuela, siempre nos encontrábamos en el parque. Pero ella para llegar allí escapaba de su casa y algunas veces inventaba cualquier pretexto para ir a casa de algunas de sus amigas en especial la de Moriett "Madame Moriett".

* Vaya señor. Usted que si era todo un experto y un suertudo. - Dijo.

--- Quizá si y quizá no. Por que apenas ella tenía dos horas y dos horas para nosotros eran como si fueran 5 minutos.

Recuerdo perfectamente aquel vestido rosa, aquel peinado extraño, aquel sombrero y zapatos blancos. Aquellos pendientes brillantes con un brillo y un tono muy dorado. Y no olvidemos su pulsera de perlas en su mano izquierda, era toda una diosa.

Y yo por supuesto no me quedaba atrás. Muchos días atrás había conseguido un trabajo querrá temporal y con la paga que me dieron lo que me sobró compre un traje muy elegante, pero no tan caro.

Papá me prestó su corbata de negra con apenas 4 líneas muy delgadas blancas en forma de rosca y muy separadas.

Mi peinado, era la primera vez que me peinaba y no con las manos, no olvidemos del rico perfume y de las rosas que le compraba.

Al momento del encuentro con un tierno beso me saludaba, y sin pedírselo tomaba de su mano e íbamos juntos hasta la feria.

Y por supuesto paseabamos por todos los juegos, desde el tirar botellas para ganarme un peluche para ella hasta en ese carrusel de caballos blancos con franjas esmeralda que rodeaban su cuello.

"Gira, gira carrusel con huellas de cristal, elevate hasta las estrellas llegar". Solía cantar y otras veces solía decir.

"Te Amo tanto, sin embargo tuve miedo de que tu corazón no aceptará el mio, pero estés donde estés. Mi corazón será tuyo y brillará cuando tu sientas tristeza, y verás que yo siempre estaré contigo pase lo que pase.

Pero aún así no dejemos de buscarnos, y si estamos juntos, no dejemos de amarnos por más que las cosas sean fuertes. Si es posible caeremos al abismo juntos Jack, jovencito Jack" y sonreía, y yo la miraba con un nudo en mi garganta solo la abrazaba, y apenas pronunciando palabras decía.

"Te lleven donde te lleven, yo te buscaré, incluyendo en la misma muerte como lo hiso Romeo con Julieta, como lo hiso Odiseo con Penélope, aunque lo último suene extraño".

El sol caía y era hermoso verlo, recorriamos aquellos caminos con jardines llenos de rosas, y yo siempre le colocaba una en su oreja derecha, íbamos a casa contentos, felices, siempre de la mano.

Cartas para Antonella D'Voice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora