14

1.2K 159 28
                                    

A veces, Miguel pensaba que la amistad que entre él y Hiro había nacido,  iba a terminar en tragedia.

No lo comprendía.

¿Por qué el rey calabaza se había fijado en él, que no era más que un muñeco de trapo? Literalmente, había sido creado sólo para servir de acompañante a un loco.

Lo que sentía por Hiro no era algo que debiera pasar. Su corazón no tenía permitido acelerarse cómo lo hacía. (Y aquí se preguntaba: ¿De verdad tenía corazón?¿O sólo era una ilusión más cómo las muchas que su creador le había implementado?)

Y sin embargo, lo hacia.

Su deber era quedarse en casa y prepararle la sopa a su amo. No tenía permiso de salir solo. Pero Hiro lo había invitado y él, siendo un poco egoísta, se había escapado.

Ahora ambos iban caminando hacia el huerto de calabazas. Iban charlando sobre los preparativos para la celebración de Halloween. Faltaban un par de semanas para aquello y todo el pueblo estaba patas arriba.

Nadie se fijaba demasiado en ellos. Por ello, se permitían rozar sus manos levemente. Ese mínimo contacto hacía que Miguel temblara. Sólo esperaba que aquello no le hiciera descoserse. Por si las dudas, llevaba algo de hilo, agujas y un par de tijeras en el bolsillo de su chamarra roja.

Una vez llegaron al huerto, Hiro se sentó sobre una calabaza enorme como si esta fuera un trono.

—Te he traído hasta aquí. — empezó el monarca oscuro. — Porque sé que ésta será tú primera vez celebrando Halloween.  Necesitas aprender a tallar calabazas. Yo quiero enseñarte a hacerlo.

Miguel sintió que su cara se ponía tan roja cómo su chamarra. (De nuevo, una ilusión. La tela no puede sonrojarse. )

—Mi señor, no tenía que molestarse. Usted es quien más trabajo tiene en esta época. ¿Por qué perder el tiempo conmigo? —dijo con voz quedita.

Hiro se enterneció. Lo notó porque sus esqueléticas fracciones se suavizaron. Miguel a veces no entendía porque la gente le temía tanto. Si, la apariencia del Rey calabaza era ciertamente grotesca, pero su corazón era amable.

—¡Tonterias! Ya tengo bien aprendido mi papel. Además, me gusta estar contigo. Busca un par de calabazas que te gusten. — Mientras hablaba, le dio un par de palmaditas a la cabeza del chico. — Y por cierto, llámame Hiro. Somos amigos ¿O no?

—¡Por supuesto que lo somos! Iré a buscar lo que pediste. —contestó.

Miguel obedeció Salió corriendo. Al poco tiempo, regresó cargando un par de frutas maduras. Hiro les dio el visito bueno y pronto pusieron manos a la obra.

Hacer una linterna de ese  tipo no era tan difícil. Sólo había que vaciar toda la pulpa y luego esculpir la cara que uno deseara en la parte frontal de la calabaza.

Miguel aprendió a tallar calabazas rápido, era un buen alumno. Pero eso poco importaba. Lo que verdaderamente lo alegraba era haber pasado la tarde entera al lado de Hiro.

Desde el momento que escapó supo que, cuando regresara y tuviera que encarar a su creador, este iba a castigarlo. A Miguel, francamente no le importaba. El recuerdo de Hiro lo ayudaría a soportarlo

 El recuerdo de Hiro lo ayudaría a soportarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

........................................................................
¡Hola!

Este es el primer aporte de mi equipo para la actividad de Halloween. A nombre de todos los Caballeros de gomita, esperamos que hayan disfrutado este drabble~

El bellísimo dibujo es obra de Yang_was_here uwu

¡Muchas gracias por leer!

Ciao!

Higuel DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora