Capítulo 3. (Desquiciada)

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DASSIA

Muerdo el hombro de ese motero con fuerza, el gruñe molesto, pero no me suelta. Con la ira a flor de piel pataleo hasta que el me suelta. Finalmente, él me deja en el suelo y empiezo a examinar el lugar.

—¡Déjame! ¡No me toques!

El gruñe y desesperado se agarra el cabello.

—Eres un jodido grano en el culo. Camina de una vez.

Riendo lo miro.

—¿Qué? ¿Muy machito dando órdenes?

—Mira, cachorrita. Con Nilo, con tu madre y con quien quieras puedes portarte rebelde, pero déjame decirte una cosa: Mi club. Mis reglas. Atrévete a desobedecerme y...

Lo empujo con fuerza antes de que termine.

—Mira, estúpido. Déjame decirte algo: Yo no soy como esos estúpidos que llamas hermanos, estás raptándome ahora mismo. Esto es secuestro y es penado por la ley, hablaré con mi abogado.

—De aquí no saldrás.

—¿Quién me lo va a impedir? ¿Tú? —río—. Un hombre que cree y esta es la ley por vivir en su mundo de unicornios. Mantén tu distancia conmigo, o me consigues un auto o nos veremos en los tribunales.

Él ríe y antes de poder hacer algo su mano agarra la mía con fuerza.

¡Duele!

>>!No te atrevas! Es una orden. Quiero un coche ahora mismo.

—No estás en condiciones de exigir nada. ¡Camina!

Lo golpeo con mi mano libre.

—Tú tampoco. ¿Acaso aquí tratan a una mujer así? ¿Tanto les cuesta que alguien los quiera?

>>Me lo imagino. Apestan a mugre y no saben lo que es el aseo personal. Piensan que por ir todos fachosos y barbudos pueden conseguir algo, pero déjame decirte una cosa: las mujeres que están con ustedes lo harán por lástima. o por dinero

—¡Cállate de una jodida vez! —chilla cerca de mi boca.

—¿Qué? Llorarás ahora que alguien te dice la verdad.

Sus dientes sobresalen; blancos y perfectos... pero anda que no he visto ya.

>>¿Estás solo? ¿Es eso lo que te molesta? Que nadie te quiera, por eso quieres raptarme. Para que alguien te quiera a tu lado.

>>!Pues no sucederá! ¡Nadie podría amar a una peste como tú!

—¡He dicho que te calles!

Río al verlo a punto de perder el control. Su cuerpo luce rojo, sus ojos parecen salirse, y puedo ver saliva en su boca.

—No me callo nada. Si te duele será por algo. Ahora empiezo a caminar yo antes de que rompas mi brazo.

Me suelto de él y voy por su delante.

>>Y que quede claro una cosa. Tu eres mi cachorro, desde ahora yo mando aquí. Tú un don nadie, nunca jamás dejarás de ser eso.

Lo veo enojada y sonrío. Él gruñe, de nuevo, aun así, me sigue.

Tal y como los demás deben estar; detrás de mí.

DANTE

¡Maldita muchacha del demonio!

¡Maldita mujer!

Jodida... mierda.

Respiro pausadamente, necesito dos cosas.

Un puto saco de voz y un coño; uno muy mojado y listo para mí.

CAMBIANDO POR ELLA - Saga MC -Ella#4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora