Capítulo veintiséis.

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—No te asustes, era mi prima Sofia — me dijo Joel rápidamente.

—¿Estás seguro?

—Si, jamás te engañaría. Me importas ahora más que nunca, no dejaré que nada nos separe.

Joel se acercaba para besarme.

—¡Hola!—Nos asustó Sammy y comenzó a reír.

—Gracias por interrumpir —bufo Joel.

—Perdón, sólo quería divertirme un poco.

—¿Ya llegaron todas?—pregunté observando el campo.

—Si, de hecho tengo que irme. Adiós.

—¿En qué nos quedamos? —pregunto Joel, usando su tono coqueto.

Me acerqué a besarlo cuando un balón nos golpeó a ambos.

—Perdón— rió mi hermano el frenton— terminó el descanso.

—¿Estás bien?

—Si, ve a terminar.

Joel corrió con los chicos, y sinceramente no me iba a quedar ahí aburrida, viéndolos. Caminé donde se encontraban los porristas, hacían una clase de baile extraño, claro, todo lo que es eso para mí es raro. Llegué a salude a todas.

—¿Viniste a interrumpir?— gruño Isabela.

—Solo vine a verlas.

—Entonces espera al partido, así no perderás ningún detalle.

—Mira, mientras la capitana no me corra aquí me quedo, ¿está bien?

Isabela sólo se alejó un poco sin quitarme la mirada de encima.

—¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa allá? IsabeIa va a ganar. Tú te largas de este campo pues tu presencia no te cabe a mi lado, ve a buscar personas que te quieran al final Joel te engaña sin que te des cuenta, tú y yo somos diferentes como agua y aceite me parece, soy muy linda y perfecta y me doy cuenta te deje con la boca abierta —sonrió victoriosa, terminando de rimar como buena porrista estúpida.

—Tal vez seas porristas  y sepas rimas muy bien, pero eso no quita que pueda hacer esto.

Me lancé sobre ella y comencé a golpearla, tirándola en el suelo mientras me ponía sobre ella y le soltaba de todo, tenía tanto coraje. Soltamos varios patadas, golpes, rasguños, y cachetadas en eso alguien me toma de la cintura y me separa.

—¡Suéltame! ¡déjame desfigurarle su cara!—grite.

—¡Calmate ____! —me grito Joel.

—¡Eres una estúpida! ¡Me alegro haber besado a tu novio! —contraataco isa.

—¡Ya basta!—ahora grito Christopher, y se puso en medio—¡Isa cálmate! ¡Y tú, ____, vete a casa!

—¡No quiero!

—¡Que te vayas a casa!

—¡Que no!

—Yo la llevó.—dijo Joel.

—¡No me quiero ir!

—Quieras o no, te llevaré.

—¡No!

Joel me dedico una mirada de arriba a abajo por unos segundos y me cargo como cavernícola.

—¡Bájame Joel!

—No— se hizo camino hacia el auto.

—No tardes —le gritaron uno del equipo.

Joel me llevo a casa y en todo el camino sólo reinaba el silencio. Estaba muy molesta, no quería decir nada porque sabía que podría soltar algo sin querer, lo que menos quiero es enojarme con alguien que no se merece mis gritos, en este caso, Joel.

Mi novio se estacionó enfrente de la casa, apago el motor y me volteo a ver. Aquí viene la típica charla.

—¿Por qué lo hiciste?

—No lo sé.

—_____...

—¡Se merecía eso y más cosas!

—No, nadie merece esos golpes.

—¿Cómo tu con Christopher?

—Él empezó la pelea.

—¿Ahora resulta que soy la mala?

—Sí. Estuvo muy mal que la golpearás.

¿Qué se traía Joel ahora?  Y cuando más intento no estar enojada con él, termina arruinándolo. Bien, Pimentel, bien hecho.

Baje del auto indignada y cerré la puerta, ahora observándolo por la ventana.

—¿La estás defendiendo?

—Si, y no quiero que se repita.

Fue lo último que dijo para después acelerar de regreso al campo.

Voten y comenten, se pasó el pinche Joel, hubiera dejado que le diera unos buenos golpes a Isabela.

¿Quién eres?-Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora