epílogo.

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Sentía que no podía respirar, Joel tomaba de mi mano pero hacía muecas porque la apretaba muy fuerte su mano, los doctores me decían tantas cosas que me alteraba más y más cuando por fin deje de sentir dolor y mi respiración ya no estaba tan agitada. Mire a Joel y estaba muy sonriente, escuché llorar a mi hija y me la entregaron. Lloraba de la felicidad igual que Joel.

—es igual a ti—sonrió Joel.

—¿Quieres cargarla?

—si— Joel la tomo y vi que se salían unas cuantas lágrimas, empezando hablar con ella— Hola Madison, eres hermosa igual que tú mamá. Desde ahora estaremos los tres juntos y comenzamos una vida nueva... Tu eres nuestra nueva vida.

Por último, bese su frente, balanceándola  un rato mientras no paraba de echar a volar sonrisa tras sonrisa.

Una enfermera se llevó a Madison y Joel regreso conmigo, ni decíamos ninguna palabra, solo esa sonrisa de felicidad que estaba en nuestros rostros decía todo.

—¿Dónde está mi sobrina?—pregunto Dylan, entrando con todos mis amigos y familia.

—en el cunero de enfrente— le contesto Joel.

Todos fueron a verla igual que Joel. Mientras se movían perdí de vista a Joel, ahora no sabía quién era quien. Se acercó uno de ellos.

—¿Y cómo te sientes?

—¿Quién eres?

—Yo soy Dylan—rió. En eso se acercó Joel

—y yo Joel— me besó.

Si creía que era él, pues al besarlo siento esa chispa única que solo una persona puede lograr hacérmela sentir. Amor, locura, dulzura, todo en un beso. Puede que en un momento lo haya confundido con su hermano gemelo pero no perdía el tiempo preguntándole. "¿Quién eres?" , Pues al saber la respuesta, me di cuenta que era quien espere todo el tiempo. Al amor de mi vida.

Se acabó.
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¿Quién eres?-Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora