capítulo cuarenta y dos.

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Narra Christopher:

6 meses después.

Seis meses con mi novia,  seis meses de que mi papá regreso, seis meses de saber la verdad y seis meses del embarazo de mi hermana. Ya dejó de ir al colegio, Joel sigue sin aparecer y tengo que soportar a Dylan todo el tiempo. Es un buen tipo pero a veces no puede evitarlo y se vuelve un cretino con ___, lo cual, me hace enojar demasiado pero no puedo hacer nada.

Aún que ___ no me lo diga, aún no supera a Joel, lo extraña y lo más cercano que a él es Dylan, por eso lo soporto, quiero que ___ tenga un poco de felicidad aunque sea con un idiota.

Fui al entrenamiento, no quería dejar a mi hermana sola pero Dylan y Lydia fueron a cuidarla. Ya todos habían llegado  y comenzó el entrenamiento, después de media hora nos dieron un descanso.

—hola Christopher— me saludó Joel.

—¿Hola? Ya es raro que me hables—le sonreí de lado, un poco convincente.

—si, lo sé. No lo hacía porque pensaba que...

—¿Te odiaba? Imposible —ironice.

—¿Como está ella?

—bien.

—¿Y el bebé?

—¿Por qué te preocupan ahora?

—siempre ha sido así.

—Entonces ve a verla.

—dudo que quiera verme— soltó una risa falsa.

—tienes un hermano gemelo y él siempre está con ella. Sería tonto que no quiera verte.

Joel me vio curioso y luego bajo la mirada triste.

—aun no me siento listo.

—¿Y crees que ella si?

—me llegó de sorpresa.

—¡A ella también!

—no puedo, lo siento— comenzó a caminar hacia el campo.

Y de nuevo esa negatividad, es que no parece comprender. Alguien debe abrirle los estúpidos ojos, más de lo que los tiene, y ese tendría que ser yo.

—¿Y cuando podrás? —le grite, este paro en seco— ¿Cuándo mi hermana tengo al bebé? ¿Cuándo se olvide de ti? ¿Cuándo se mate cada segundo de su miserable vida para sacar adelante a un niño que jamás espero tener a los 16 años? ¿En ese momento podrás o cuando?

—No dejaré que nada les falte.

Se giró a verme.

—¿Qué? ¿Hablas de dinero? Eso es lo que menos nos importa ahora. Si no dejarás que nada les falte, ¿Qué haces aquí?

—¿Que quiere ___ entonces?

—¡A ti!— conteste, cansado de que jamás lo haya notado— ella te necesita ahora más que nunca. Créeme, nadie está listo para ser padre pero ... Mientras los dos estén juntos nada es difícil.

—lo siento.

Y de nuevo,  se giró para seguir su camino anterior.

—¡Es tu hijo!— grite molesto, y llamé la atención de todos en el campo. No me importaba si escuchaban.

—¡lo sé!— contestó de la misma forma.

—¡Entonces no lo rechaces!

—¡No lo hago!

—¡¿Qué carajos haces entonces?!

En ese momento, Joel se acercó rápidamente a donde yo estaba, muy molesto.

¿Quién eres?-Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora