Capítulo treinta y nueve.

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—¿Has perdido la cabeza?¿Cómo se te ocurre que yo haga?...

—_____, te amo...pero no me siento listo.

—Entonces vete olvidando se mi.

—¿Qué?

—si no lo quieres a él o ella entonces me perderás a mi también.

—_____...

—¡No lo voy a abortar!

Joel volteo para otro lado, evitándome completamente. ¿Cómo se atrevía a decir que lo abortara?, pensé que me amaba de verdad por un segundo.

—Lamento no poderte apoyar en...

—¡Estoy cansada de tus malditas y estúpidas disculpas! —le dije, ya aturdida de esa misma frase 'Lo siento' —Si no lo quieres no me...

—¡Si lo quiero, ____!—me calló — Es sólo que no es el momento.

—Cualquier día puede ser el momento...nuestro momento, ¿lo olvidas?

Bajo una lágrima al decir eso, Joel me vio triste pero salí de la habitación. Quería llorar, pensé que siempre estaríamos juntos, que me apoyaría, sería feliz con la nueva vida que nos espera...que me amaba. Ahora siento que  todo es una estúpida y maldita mentira.

Entre de nuevo a mi habitación, si algo necesitaba, era descansar. Pero cuando entre, termine encontrándome con mi hermano.

—¿Ya le diste la noticia a Joel?—pregunto.

—Sí.

Bajo la mirada.

—¿Qué dijo?

—Es un maldito imbécil.

Esas palabras bastaron para que mis lágrimas cayeran como catarata, mientras era envolvída  en esos brazos protectores de Christopher, mientras me regalaba un beso tierno en mi cabellera.

—Tranquila, todo estará bien— Christopher me guío a la cama para sentarnos — Deja de llorar, linda. ¿Qué fue lo que te dijo exactamente?

—Que no estaba listo y quería que lo abortara.

—¿Lo harás?

—¡Nunca! Es mi hijo y si él no lo quiere será su problema, porque no estaré con alguien como Joel.

—Toc, toc. ¿Puedo pasar?—se asomó...¿Dylan o Joel?

—¿Quién eres?—pregunté, ya vencida de averiguar quién era.

—Dylan Joel Pimentel De León, ¿ya nos conocemos, no?—ironizo.

—Si, pasa— trate de reír, pero fue en balde.

—Yo los dejo solos, para que hablen.

Christopher me regaló un último beso en la frente y se fue.

—Ya me enteré de lo que paso—Dijo Dylan.

—¿Sí? Creo que Joel es más idiota comparado contigo —sonreí amargamente.

—Tomare eso como un cumplido.

—En realidad, fue un cumplido.

De nuevo ese silencio, aquel quien nos acompaña en segundos a Dylan y a mi.

—¿Necesitas algo?—pregunto de la nada.

—¿Por que te preocupo?

—No lo sé, tengo la necesidad hasta de decirte te quiero.

—Pues, hazlo si quieres.

—Te quiero—sonrió.

Yo lo vi, realmente se veía bastante tierno. Entonces baje la mirada y sonreí también.

—No eres tan malo una vez que te acostumbras. —sincere.

—Ah...¿gracias?

De nuevo ese silencio.

—Sobre lo de Joel...

—Dylan, no quiero hablar de ese tema.

—Se que va a cambiar de opinión, es demasiado... Tierno.—dijo con gesto de repugnancia.

—Es un idiota, me arrepiento de todo.

—¿Cómo dices? —se sorprendió.

—¡Me hubiera encantado que esa noche tú fueras Joel!—Y mis impulsos me llevaron a esto.

—¿Qué dijiste?

Ambos alzamos la vista para encontrarnos a Joel en la puerta de la habitación, observándonos sorprendido.

Tres capítulos más y el epílogo y se acaba.

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¿Quién eres?-Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora