Capítulo treinta y ocho.

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—¿depender de mi?— pregunté confundida.

—Creo que es esa clase de conexión de gemelos.

—¿O sea?

Dylan rodó sus ojos, soltando un bufido.

—Joel te ama y ese sentimiento se proyecta en mi. Yo aún que no quiera ese sentimiento lo tengo.

—¿Entonces te gustó?

—Indirectamente sí. Por eso preocupas, pero no eres mi tipo, cuando Joel despierte me iré con Isa.—sonrió de nuevo, con esa sonrisa tarada.

—Que gracioso, ¿que hora son?

—Son las 8:00 de la mañana.

—¡Estuve inconsciente todo un día completo! —dije exaltada.

—Tranquila. El bebé, el bebé, recuerda que no puedes alterarte.

—Joel ya debió de haber despertado.

—Si, de hecho ya lo hizo.

Lo miré con la boca abierta, molesta.

—¿Y por que no me dices? —comencé a golpearlo con la almohada.—Eres un idiota, greñudo, estúpido, imbécil...

—¡Ya!—me quito la almohada — ve a verlo.

Sin más, me levanté de la cama, buscando la habitación de Joel. Bueno, iba a un paso muy rápido, y aunque no quisiera, debía encontrarlo para darle aquella noticia. Ya me puse nerviosa, de tan sólo pensar que Joel y yo seremos...padres, en una temprana edad. No es que no fuera normal, por ahora estaba un poco nerviosa porque mi familia está un poco molesta conmigo.

Ya después resolveré aquellos problemas, el principal es contarle a Joel. Cuando entre a su cuarto, lo mire despierto, interrumpiendo una charla que tenía con sus padres.

—Lo siento, lo que pasa...

—No importa, ya nos íbamos. —me sonrió su padre.

—Y felicidades,  cuentas con nuestro apoyo, ____. Ya nos contó Christopher. —me sonrió cálidamente su madre, saliendo ambos de la sala.

—¿Qué les contó? —pregunto Joel, algo curioso.

—Hola, también me da gusto verte.

—Lo siento —rió—¿Es tu cumpleaños o algo parecido?

Joel seguía con la misma curiosidad de hace rato, y no lo culpo, siempre ha sido muy curioso. Pero ahora sonreí porque, dentro de mi, sentía un alegría por contarle.

—No, es otra cosa— le dio un beso casto.

—¿Qué es?

—Antes de decirte, te diré que ya conocí a Dylan. Tu hermano gemelo.

—Bien, nos descubriste — bufo.

—Me lo hubieras contado.

—Odio a Dylan, y el a mí, y por eso no lo hice.

—Casi pensaba que fue con quien estuve mi primera vez.

—¿Cómo supiste?

—El beso.

Joel sonrió, relajando su cabeza en la almohada.

—Te dije que era la respuesta pero eres muy desesperada —bromeo.

—¿Cómo iba a descubrir que tienes un hermano gemelo?

—Bien, tu ganas.

—Otro punto a mi favor.

Ambos reímos, era muy curioso como con unas simples palabras, lograba sacarme una sonrisa y a veces esas palabras no eran graciosas.

—¿Cuál era la otra cosa que me ibas a decir?—volvió a preguntar.

—¿Sobre porque tus padres nos felicitaron?

—Si, esa. ¿Qué sucede?

—Pues, tú y yo...

Me detuve, respirando hondo.

—¿Tú y yo , qué?

—¡Seremos papás! —lo solté, sin más, regalándole un beso.  Al separarme de él lo vi en estado de shock.

—¡¿Qué?!—grito asustado.

—que seremos papás.

—¿Estas bromeando?

—No, me hicieron una prueba y salió positiva.

—Esto no está pasando, esto no está pasando.— se repitió varias veces esa frase exaltado.

—¿No estás feliz?

—¡No!—me grito — ¡No estamos listos para esto!

—Nadie está listo para ser padre.

—¡Tenemos 16 años!

—¡A esas edad quisiste hacerlo!—le grite de vuelta, ya me estaba molestando, y asustando sobre todo. ¿acaso no se haría responsable?

—No, ___, no puedo... No lo haré.

—¿Vas a rechazar a tu propio hijo?

—Tendrás que abortarlo, yo... No puedo ser papá aún.



¡Cuatro capítulos y se acaba!

¿Qué pedo Joel? Voten muchísimo.

Y si...¿___ lo aborta? Esto se está poniendo buenisimo.

¿Quién eres?-Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora