Pactuscrai

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En la hora del receso todos los niños salieron al patio de juegos, la última en salir fue Beth, con su mirada empezó a buscar entre los niños que correteaban por los juegos, algunos  ya se habían agrupado entre si, a Beth no le interesaba conectar con ningún compañero, ella estaba absorta  buscando a dos personas, cuando localizó a la niña rubia que estaba conversando con otras tres compañeras de su clase sin dudar se encaminó al lugar donde ésta se encontraba.

— Hola, soy Beth, ¿Cual es tu nombre?— habló dirigiéndose únicamente a la niña rubia.

— Soy Lizzie, estas son mis amigas Veroni...

— No importa  la cortó Beth  algo me dice que nosotras seremos mejores amigas, si vienes conmigo.

—¿Amigas nosotras?, ¿Por qué debería ir contigo?— respondió molesta.

— Te mostraré algo que estoy segura te va a gustar, pero antes debemos ir por alguien más.

— ¡Está bien! — exclamó Lizzie, colocandose de pie, sacudió su falda y sin volver a mirar a "sus amigas" siguió a Beth.

Las niñas fueron hasta el bloque de escaleras que conducía a la entrada del salón, donde estaba sentada una pequeña con su cabeza recostada sobre su regazo.

— Hola, soy  Beth y ella es Lizzie, ¿cual es tu nombre?.

La pequeña levantó su cabeza para mirar a las niñas.

— Me llamo Olivia - respondió tímida.

— Olivia, Lizzie, tenemos que ir a un lugar apartado debo mostrarles algo.

— Que tal detrás de esos arbustos — propuso Lizzie.

Las niñas esperaron a que Olivia se levantara y fueron detrás de unos  arbustos, a pesar de ser pequeños las cubría a la perfección, con señas Beth les indicó que se sentaran y del bolsillo de su camisa escolar sacó un  viejo libro.

— Este libro me lo regalaron por mi último cumpleaños—  Beth levantó el libro para que sus compañeras lo pudieran ver—  es algo Peculiar, de ocultismo, aquí hay diversos secretos con los cuales podremos hacer cosas increíbles.

— ¿Quién te lo dio?— interrogó Lizzie.

— Perteneció a mi bisabuela, viene pasando de generación en generación siempre en manos de las mujeres especiales de nuestra familia, yo soy la última de todas.

— ¿Que planeas hacer con ese libro?— dijo Olivia.

— Para empezar hacer un triangulo, el triangulo es un vinculo que formas con otras personas, una amistad irrompible y ustedes son perfectas porque son especiales.

— ¿De qué manera somos especiales? — cuestiono Olivia.

— Les explicaré luego. En el libro menciona algo llamado pactuscrai, es un juramento, mucho mas que solo promesas vacías, un pacto de sangre.

— ¡Magnífico! yo sí quiero hacer eso del triangulo — Exclamó Lizzie— ¿Que hay de ti Olivia?

— No estoy segura, todo eso suena peligroso.

—¡oh vamos, esto es emocionante! yo de ti aprovecharía la oportunidad, dudo de que alguien más quiera ser tú amiga. — Lizzie acertó dando justo en el punto.

— ¡Está bien! hagamos esto.

Beth de entre una de las hojas del libro sacó una diminuta navaja.

— Bien ¿quién será la primera?— preguntó.

Lizzie extendió su brazo, Beth pasó la navaja por la palma de su mano dejando una herida abierta de la cual empezaron a decender gotas de sangre, Beth miró a Oliva y aunque ésta no parecía convencida tendió su brazo hacia Beth quién repitió el mismo procedimiento que hizo con Lizzie y luego se cortó la palma de la mano ella misma.

—Y ahora nos damos la mano o algo así— preguntó Olivia.

— No, lo que vuelve especial este juramento es beber la sangre, eso hará que tengamos una parte de la otra dentro de nosotras.

Olivia abrió la boca y miró perturbada a Lizzie, quién solo sonrío y levantó los hombros.
Beth se llevó a la boca la mano de Lizzie para beber la poca sangre que escurría de su muñeca, Lizzie hizo lo mismo, luego Olivia con expresión de asco imitó lo que sus amigas hicieron. Beth en un idioma extraño leyó unas palabras escritas en el libro que ninguna de las otras niñas comprendió.
Cuando terminó dedicó una amplía sonrisa a sus nuevas amigas, sonrisa que solo fue respondida por Lizzie.

Sin saber lo que planeaba la retorcida mente de Beth las niñas acaban de hacer un pacto que jamás podrían romper, un pacto que solo se rompería con la muerte.

La niña grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora