Respuestas

22 2 4
                                        

Era un sábado por la mañana, Beth solía ir a jugar a casa de sus amigas los fines de semana, ese día estaba jugando en casa de Beth.
Lizzie al igual que Beth era hija única, y tal vez  esa era la razón por la que la niña era mimada. 

—Tu madre está embarazada— dijo de repente Beth.

Lizzie dejó su muñeca sobre la cama y se acerco hacía Beth

— ¿cómo lo sabes?— preguntó preocupada sentándose a su lado.

— La oí hablar por teléfono mientras subía. ¿Sabes lo que eso significa? — dijo despreocupada  pasando el cepillo por el cabello de su muñeca. 

Lizzie maneó la cabeza en respuesta—. Yo sí— continuó— todo en tu vida va a cambiar, los adultos por una extraña razón  se vuelven locos por los bebés. Robert amará más a su hijo y a ti te dejará de lado porque ya sabes... Tu no eres su hija.

—¡Eso es terrible!— chillo Lizzie.

— Lo es, aunque podemos solucionar eso.

— ¿Qué podemos hacer?— inquirió extrañada.

— mi madre dice que un bebé es muy vulnerable, requiere mucho cuidado o cosas malas podrían pasarle. Podemos encargarnos de que suceda así.

— ¿Hablas de mat...

— ¡No lo llames así! Solo te daba una idea, si no quieres hacerlo no hay problema.

—No dije que no quiero—respondió Lizzie— vamos a hacerlo, pero ¿cómo?

—solo esperemos a que nazca— sonrío—. ¡No puede ser, es perfecto!—exclamó llena de jubilo.

— ¿A que te refieres, Beth?

Beth dudo un momento luego continúo. —Es hora de que lo sepas. Entre nosotros habitan seres que son diferentes, ellos suelen tener hijos con humanos y de éstos nacen niños híbridos, los niños  tienen dones que adquieren por parte de sus padres los especiales.

—¿quien te dijo todo eso? No pareces del tipo que creería esa estupidez.

— No es ninguna estupidez, todo es real.

—supongamos que es verdad, ¿que tipo de dones tienen los híbridos?

—solo se de dos, pueden entrar en la mentes de otros y a sus sueños.

— ¿pueden leer la mente? 

— No, controlarlas.

— Beth— Dijo Lizzie— hay muchas historias sobre seres extraordinarios, vampiros, hadas, ninguna es real. No puedes creer historias para niños tontos.

— sé que son reales Liz, estoy segura de eso.

— ¿cómo estás tan segura?

— porque nosotras somos esos híbridos.

—Esto es demasiado, ¡¿puedes escuchar lo que dices?!

— Yo al principio tampoco lo creía, luego desperté y todo cambió.

— ¿despertaste?

— el despertar es un ritual de iniciación para nosotros, se hace cuando aún eres niño, allí tus poderes despiertan.

— siempre tienes respuesta para todo, maldita loca—sonrió Lizzie—. ¿Qué se hace en el ritual para «despertar»?

—Tienes que entregar una vida. Nada difícil.

—Ya veo. crees que para eso servirá el bebé. ¿tu ya lo hiciste?

—sí, Daniel me explicó todo. Cuando nació el hijo de tía Alicia lo hice, obviamente fui muy amable con él, no sufrió. Tu hermano tampoco tendría que sufrir si eso te preocupa. 

—Su dolor es lo de menos, lo que me importa es tu cordura. Te has creído esas patrañas que incluso pareces muy convencida de que son reales. 

—No son patrañas—.Beth elevó su mano derecha y mostró la palma dejándola a la vista de su amiga—Mira esta marca, tu también tienes una igual. Lizzie echó un vistazo a su mano; Beth no mentía, ambas tenían la misma mancha casi triangular en la mano, la diferencia era que la de Beth era de color gris y la de ella marrón claro.

—¿por qué la tuya es de otro color?—quiso saber Lizzie. 

—Cuando "despiertes" la tuya también se tornara gris.

—Quiero creer que todo es cierto—dijo lizzie después de una breve pausa— haremos lo que dices. Admito que me has dejado un poco intrigada. ¿somos híbridas?, eso suena raro.

— Nos llaman grises.

La puerta de la habitación se abrió y la madre de Lizzie entró cargando una pequeña bandeja de galletas. 

La madre de Lizzie era una mujer de sorprendente belleza, tenia el cabello rubio y los ojos azules como los de su hija, solo que los de Lizzie brillaban de una manera diferente. 

— El almuerzo estará listo en unos minutos, deberían irse lavando las manos.

— Lo siento señora Rebeca, pero hoy no me quedaré para almorzar, mis papás y yo iremos al centro comercial.

—Está bien linda, diviértete y ve con cuidado—.respondió con la dulzura que la caracterizaba.

Beth metió sus juguetes en la mochila, se despidió de Lizzie y de la señora Welles. Al pasar por el costado de Rebeca Welles sintió el corazón del ser que crecía en su vientre palpitar débilmente. odiaba todo lo que era inocente y puro, porque estaba en la naturaleza de los grises destruir todo ello.

La niña grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora