A la vista de todos los Fletcher eran la familia perfecta ¿Realmente era así?
El 24 de diciembre Beth se despertó por los escandalosos gritos de su madre. Estaba intrigada por saber el motivo de la histeria de su madre, cualquier persona hubiera recurrido a la táctica de espiar detrás de la puerta, sin embargo Beth no lo necesitaba, ella conocía a su madre mejor que nadie, simplemente bastaba con que la mirase para saber qué cruzaba por la mente de Linda.
A la hora del desayuno todos estaban en una inquietante calma, Linda tenía los ojos hinchados y rojos de tanto llorar, mientras que John estaba cabizbajo.
Después del desayuno John tenía que ir al trabajo, le dio un beso en la frente a Beth, luego intentó hacer lo mismo con Linda, pero ella se apartó furiosa.
—¿Por qué estás molesta con papá, mami?—preguntó Beth a su madre, después de haberse quedado solas.
— No es nada, cielo.
—Tu llanto no parecía ser por "nada"
—Sólo es un problema que papá y yo arreglaremos.
— ¿Papá te ha hecho daño?—Interrogó curiosa.
—No, no, tu padre nos ama, jamás nos haría daño, fue una cosa sin importancia, no volverá a pasar.
—Quien te ama no te lastima mami, yo te amo, no haría algo que te lastimara.
—¿Dónde aprendiste todo eso?— sonrío admirada— eres muy inteligente. Y mañana mi pequeña genio cumplirá siete años, ve a cambiarte, iremos a comprar las cosas para mañana.
— Sabes mami—dijo Beth deteniéndose justo en la puerta— si quieres acabar con el problema debes hacerlo de raíz.
— ¿A qué te refieres?
— Tú sabes a que me refiero.
Linda y Beth pasaron primero por la pastelería para ordenar el pastel de vainilla que Beth quería para su cumpleaños, luego a la zapatería donde compraron unos lindos zapatos negros, por último a la tienda de ropa , en donde Linda estaba empeñada en encontrar el vestido rojo perfecto para su hija.
— ¿Qué te parece este?— Levantó un vestido rojo para que la niña lo viera, a Beth el vestido le hubiera gustado, a no ser por la fea rosa que tenía en medio.
—No me gusta, ¿Por qué tiene que ser siempre rojo?—protestó malhumorada.
—Mañana es tu cumpleaños y también navidad, es simbólico.
—He usado el mismo color por seis años, quiero algo nuevo.
—Bien señorita, ¿Qué color quieres este año?
—Uno negro.
—¿Negro? El negro no es...
—Elegante mami, el negro me hace sentir poderosa.
—¿Tiene algún hermoso vestido negro para mi hija?— preguntó a la encargada de la tienda.
La joven les mostró un vestido negro manga larga con encaje blanco en el borde del cuello.
—Es perfecto ¡Me encanta!
El resto de la tarde la pasaron decorando y horneando bocaditos para navidad y la fiesta. A Beth normalmente no le gustaba ayudar a su madre en la cocina, pero ese día quería que Linda se sintiera mejor, para Beth, Linda era una de las pocas personas a las que amaba en el mundo, y su lista constaba exclusivamente de cuatro personas. Después de la cenar la pizza que Linda ordenó, ambas tomaron un baño.
— Esta noche dormirás conmigo— ordenó Linda. Entre tanto secaba el cabello de su hija.
Después de acostarse, Linda de durmió de inmediato. Pasadas las 20:00 horas, Beth sintió que su padre había llegado a casa, pasado un rato tuvo sed y bajó por un vaso ese agua, encontró a su padre acomodando unas mantas en el sofá.
—Hay tres habitaciones de huéspedes, no deberías dormir en el sofá, pasarás frío
— encendí la chimenea, ademas mañana cuando tu madre me vea durmiendo aquí, quizá ablande su corazón y me perdone.
—Es algo exagerado, mamá no te perdonará tan fácil.
—Tu madre tiene un corazón bondadoso, estoy seguro que lo hará— alegó Jhon.
—¿Por eso te burlas de ella? ¿Crees que siempre te perdonará?
— Beth, ¿qué te dijo tu...
Beth miro a su padre como no lo había hecho antes, a través de sus furiosos ojos se podían ver las vibrantes llamas de la chimenea. —Te quiero mucho papi, mas nunca estarás por encima de mamá—dijo enmarcando cada palabra— si vuelves a hacer algo que la lastime, haré que lo pagues.
perplejo, Jhon vio como los rasgos de su hija se suavizaron, su tierna niña había regresado, Beth se acerco y le dio un beso en la mejilla, seguidamente con voz picara le dijo:—Que tengas una buena noche, papi.
Beth volvió a la cama, llevando a su gato con ella, mientras John aún junto al cálido fuego era incapaz de dormir recordando las palabras de la niña, se preguntó: ¿cuándo Beth había crecido tanto, y por qué nunca había visto lo aterradora que su hija podría llegar a ser?
Esa noche durmió intranquilo, tuvo muchas pesadillas en las cuales moría de espantosas formas, y en todas era asesinado por su pequeña Beth.
El veinticinco de diciembre despertó agotado, Beth le sonreía dulcemente como última si la ultima conversación que habían tenido en la noche hubiera sido sólo una pesadilla más.
*se suponía que publicaría el capitulo el día veinticuatro, sin embargo por fallas técnicas no se pudo.
Igualmente espero hayan pasado una linda navidad. Gracias por leerme chiquis.

ESTÁS LEYENDO
La niña gris
HorrorBeth era aparentemente una niña normal, mas solo bastaba con mirarla a los ojos para darse cuenta de que no era así. Su nacimiento fue una gran tragedia, sus padres no lo veían así, para ellos era la niña perfecta, la niña que habían estado esperan...