3. Flores de Loto

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— Siempre estaremos juntos, no nos guardaremos secretos y así es como nos protegeremos ¿De acuerdo?

Kuroro levantó el meñique, jamás se había visto tan vulnerable.

Kurapika lo analizó un par de segundos, no desconfiaba de él y aquella acción le impulso a no querer dejar de hacerlo. Ante los primeros pasos de Philia y el abandono de la ínfima luz de la habitación; entrelazó su meñique con el de su hermano decretando un firme "de acuerdo" y no solo eso, ahora fue él quien se lanzó súbitamente, logrando acomodarse en su pecho. Los abrazos de mi madre son cálidos, pero, los de él, me transmiten mucho más, pensó siendo correspondido.

Esa noche también se quedarían sin cena.

Senritsu los llamó varias veces sin abrir la puerta, pero, finalmente desistió. Al asentarse la última noche antes de la profecía, ella solo dejó una canastilla de dulces frutas en la mesa de noche de Kuroro, alado de los hermanos, que dormían profundamente, abrazados como si alguien deseara separarlos. Senritsu observó apenada aquella escena, hace años que no los encontraba en esa situación. Se quedó allí un buen rato, descifrando por qué aquellos muchachos ¿Por qué han tenido que pasar por tanto a tan corta edad? Debía aceptar que se había encariñado demasiado con ellos y era por eso, que les pasaba ciertas travesuras.

—Deberían dormir en sus respectivas habitaciones, mañana será un día largo. — susurró cobijándolos, protegiéndolos del gélido clima—.Vaya, ni se han mudado de ropa... pero, bueno. —ella comenzó a irse—. Supongo que esta es su verdadera camaradería, es su forma de representar Philia... aunque. En ustedes veo Ágape.

Finalmente se marchó.

Sin embargo, los visitantes nocturnos no cesaron. Algunas horas pasaron y un anciano cansado se adentró a la habitación, él traía un libro dorado entre sus brazos y algunas hojas arrancadas en su túnica. En silencio caminó hasta observar la misma imagen que Senritsu, solo que él, no lo aprobaría. Endimión rozó levemente el hombro de Kurapika, lo movió lo más discretamente posible. Sabía que el niño era de sueño ligero y así fue como logró despertarlo. Aunque a medias.

Kurapika se removió de su sitio pero se negaba a abrir los ojos, incluso parecía tener ánimos de empezar una rabieta pero, Endimión fue más rápido y lo tomó entre sus brazos no sin antes dejar el pesado libro alado de las dulces frutas—. Pequeño príncipe. — le susurró al oído—. Solo te llevaré a tu habitación, no es correcto que invadan el espacio privado del otro. Mañana desearás no haberlo hecho, te ahorraré la vergüenza— concluyó advirtiendo como el niño volvía dormirse en su hombro. Satisfecho, ambos abandonaron la habitación.

Y no tardó mucho en llegar al cuarto del frente; un poco más iluminado, decorado de colores cálidos y atestado de libros. Endimión llegó hasta la cama del príncipe y lo dejó allí con sumo cuidado, desplegó las sábanas para taparlo completamente, acomodó las almohadas y se alejó para contemplarlo. El rastro de algunas lágrimas seguía ahí, era completamente extraño verlo así.

—Ni en los primeros entrenamientos has mostrado esa clase de debilidad.

El anciano se volvió dispuesto a irse, sus pesados ojos empezaban a cerrarse y sus manos temblaban levemente. Sus pasos recorrieron el estrecho camino—lleno de libros— hasta llegar a la puerta, donde se detuvo por un momento y curioso echó un vistazo al traje de tonos dorados colgado en el perchero. Endimión supuso que Senritsu o una de las sirvientas lo había colocado ahí para que se lo pusiera el día de mañana, él quedó fascinado con la cantidad de piedras preciosas, con las formas abstractas que lucían en un tejido manual muy laborioso. Tuvo una idea.

Las manos dubitativas del anciano sacaron de su túnica un par de papeles, arrugándolas en el camino las guardó en los bolsillos del traje del príncipe. Estando en ello se acordó que dejó un libro en la habitación de Kuroro pero al adentrarse al pasillo del centro, solo se dirigió a las escaleras para descansar. El día de mañana comenzaría en algunas horas más.

PRAGMA (KuroKura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora