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"Que te valga madres."

Estaba que explotaba, que encendía el lugar completo en llamas, peor aún, Kevin quería arrancarle la cabeza a todos.

"¿Quien coños es 'C'?" Estaba haciendo una escena de celos frente a Nathan y Nazz, quienes reían a carcajadas de su terrible temperamento y su manera patética de celar.

"Ese tal 'C', es quien va a ganar el corazón de la pobre dulzura si no haces algo pronto." Volvieron a reír.

"No estas ayudando." Contesto al mirar como se divertían de su situación. "Vaya amigos me gasto."

"Oye, a nosotros no nos heches la culpa." Nazz se movió hasta quedar a su lado. "Si te hace sentir mejor, al menos ya tu lo besaste."

Eso le trajo recuerdos, y las mariposas comenzaron nuevamente a aletear en su estómago, tenía la cara sumamente roja. Pero varios segundos bastaron para volver a la realidad y volvió a sentir coraje.

"Pero soy un estúpido que no sabe como hablarle y probablemente Doble D ya debe odiarme." Era un imbécil y se odiaba, estaba orgulloso de haber dado por fin un paso, pero... ¿por qué era tan cobarde? ¿Que lo detenía?

Habían pasado varios días, días en los que había pensado en mil maneras para acercarse a él y decirle las cosas como verdaderamente eran, pero no podía. Aquél mismo sábado tenía todo fríamente calculado, llegaría hasta la puerta de su casa, tocaría y esperaría, al momento de abrirle se le acercaría a besarle nuevamente, y luego al separarse diría 'Eres todo lo que he estado deseando por años', pero su plan había fallado, porque al llegar a la puerta dejó su puño en el aire, casi tocando la puerta pero no lo suficiente. Aquella valentía que tenía en su cabeza se había esfumado o quizás nunca había existido. Quince minutos estuvo parado allí, esperando y rogando que la puerta se abriera milagrosamente, pero no fue así.

Era mas que obvio que esperando y celando en el techo de la escuela, que armando una escena frente a sus mejores amigos y reventando de coraje las cosas no se solucionaría, no encontraría ese dichoso 'C' y ni hablar de la valentía que le faltaba para acercarse nuevamente a Doble D, que no encontraba en ningún rincón de su cerebro o corazón. 

"Es mejor que bajemos, tengo algunas cosas que hablar con las porristas y no es como que nos podamos acostumbrar demasiado al lugar..." Nazz tenia razón, era un excelente lugar para estar apartados de todos, para huir de la popularidad y pasar un buen rato, era un lugar tranquilo y perteneciente a las Kankers, quienes en varios días regresarían de su suspensión. 

Así que con la cabeza llena de pensamientos y el corazón a mil bajaron de la terraza, encontrándose con el bullicio de personas, que reían y vacilaban, algunos aun comentando sobre las notas y otros muy ajenos a todo. Los minutos eran eternos, la hora de almuerzo era un fastidio y no encontraba como hacer que el día terminara. Su ultima clase, Literatura, era una de esas clases que tanto odiaba, solo había que leer, leer y leer, poesías, novelas, historias, todo tipo de cosas extensas que no le interesaban. 

Se habían detenido a recoger algunos libros para sus clases, seguía muy inmerso en sus pensamientos, buscando maneras de acabar con todos sus problemas. 

"Kevin..." Escucho a lo lejos que llamaban. "Puede que para ti no sea importante pero llevo varios minutos hablándote." ¿Recuerdan que en toda historia hay una insoportable chica malcriada de voz chillona? Pues esa es Jessica Holmes. 

Durante la etapa de la adolescencia se cometen muchísimos errores, y dentro de esos errores que Kevin había cometido se encontraba ese particular nombre divagando. Un alma en pena que había encontrado atractiva en un comienzo, unas cuantas noches alocadas hasta encontrarse con la realidad de que no era placer lo que realmente sentía, así que sin piedad y sin pensar en la consecuencias decidió abandonar todo lazo que tenia con ella. Claro que fue un grave error, no se daba por vencida tan rápido, y en todo momento a partir de ahí se había convertido en una acosadora sin remedio. Difamando su nombre en cada esquina y contando las mejores historias entre ellos, pero su favorita siempre seria "fue mio y siempre lo sera", una frase que se atribuía pues como ella no había ninguna, o eso generaba su diminuto cerebro y su gigantesca imaginación. 

"Tienes razón, no es importante." No había una pizca de emoción en su mirada, unos vacíos ojos color café, un rostro bonito que le conseguía todo lo que quería y un sedoso cabello color azabache que le recordó al instante a su preciado ángel.   

"Como decía, esta es mi prima, acaba de mudarse..." Continúo Jessica, y en ese momento como por obra de magia de su espalda salió una chica de baja estatura, tenía el pelo de un color naranja, de esos que era difícil de perder en una multitud, tenia pecas esparcidas por su rostro y unos ojos color miel con un brillo especial que llamo la atención de Kevin, pero lo que particularmente había captado la atención de todos era su ropa, era una chica con varias libras de más, no era delgada claro estaba, pero utilizaba ropa holgada, casi se perdía en ella. "Dayanara ellos son Kevin, Nazz y Nathan." 

Al alzar la mirada y hacer contacto directo con Kevin soltó una frase que los dejo sorprendidos, "tienes razón, no es importante." Y se marcho, toda la dulzura que había proyectado fue derrumbara por la manera tan fría y cortante de sus palabras. 

"¿Cual es su problema?" Fue todo lo que alcanzo a decir Nazz.

"Yo la considero bonita." Comento Nathan mientras se encogía de hombros.

"Aquí vamos de nuevo..." Bufo Nazz, pues como todos sabían, el peliverde tenia una fama y no era precisamente por monje. 

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No estoy muy convencida con el capitulo, pero realmente quería subirles alguito.

Nos leemos después mis queridos gandules,
sabrina.
💞

Todo MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora