XIV- .2

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"Quien no, y el por qué."

Había sido una confusa mañana, podría jurar que estaba siendo seguido. ¿Estaría comenzando a perder la cabeza? Imposible. Pero aparte a eso, no había visto a Kevin en lo que iba de día, lo que de igual manera era extraño. Un chico popular, apuesto, de ojos verdes, pecoso y pelinaranja no suele ser muy fácil de perder.

Aun sentía que todo lo que había pasado en esos últimos días era producto de su imaginación, un sueño o una alucinación. Era una completa locura tener a su más grande anhelo desde pequeño corresponderle tan siquiera una mirada, pero haber tenido una velada romántica en la sala de su casa había puesto sus sueños de niño en ridículo.

Kevin se había convertido en una persona completamente diferente, un personaje sacado de la novela más romántica y patética del mundo, todo parecía ser sacado de una película increíble y estúpidamente romántica. Y ese era exactamente el problema, todo parecía tan falso que lo hacía desearlo con más intensidad, eso le provocaba un terror inimaginable. Sabía muy bien que cuando el día llegara terminaría con el corazón completamente destrozado, y no sabía si podría soportarlo.

"Entonces el chupacabras mordió mi cabeza y saltamos a la luna, Doble D." No tenía idea en que momento Ed había llegado a su lado, se sentía muy mal de no prestarle atención, pero su cabeza no podía evitar dar vueltas y vueltas al mismo tema.

"Si, si, gran historia Ed." Respondió casi automático, como robot programado.

Era la hora de almorzar, se dirigían camino a sus casilleros cuando notaron algo extremadamente extraño en el pasillo que quedaba justo al lado de la cafetería, frente a la entrada principal. Habían demasiadas personas reunidas, lo que solo podía indicar una cosa: Kankers.

Era lo suficientemente inteligente como para tomar otro camino, quizás le tomaria algunos minutos más, pero la vida suele ser un poco injusta.

"¡Suéltame, enano piojoso!" Gritaba Lee, con un tono que destacaba claramente que estaba demasiado furiosa.

"¡Me lo devuelves o juro que te arrancare los rizos!" Y esa voz hizo que detuviera su paso. Claro que sería Eddy uno de los protagonistas, quien más.

"Doble D, creo que esa es la voz de Eddy." Como lograba meterse en tanto problema solo él, el sol, la luna y los dioses entendían. "Debemos rescatarlo, ¡se lo van a comer!"

Y ahora no solo debía salvar a uno, si no que el menos inteligente de los tres había decidió salir corriendo como caballo desbocado a "salvar" al otro. Pero nadie aprendía la lección, en tantos años pasando por lo mismo, ninguno había logrado superar o apartarlas.

De niños le aterrorizaban, de adolescentes les daban temor, pero en estos momentos de su vida era un constante fastidio. Incluso el más inexperto en el tema del amor sabía que aquello era puro capricho, había dejado de ser amor (si es que en algún momento lo había sido) y se había convertido en una obsesión que por años era rechazada. ¿Acaso pensaban que mientras más insistieran los haría cambiar de parecer en algún momento?

"Si no sueltas mi brazo juro por tu estatura que leeré la nota en voz alta." Lee lo miro desafiante, y casi al instante Eddy dejo ir su muñeca. ¿Que podría haber escrito en aquel pequeño pedazo de papel que fuese tan importante? "Eso pensé."

Y como por arte de magia, en un abrir y cerrar de ojos, Ed se abalanzo encima de Lee, cayendo ambos al suelo, pero Ed logro recomponerse con mas agilidad, quitándole así aquel pedazo de papel.

"Pensaste mal." Respondió, recibiendo de vuelta su pedazo de papel y volteándose para entrar a la cafetería.

"¡Te vas a arrepentir, Eddy!" Gritó Lee mientras se levantaba del suelo. "Te saldrá muy caro."

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Mini maratón: (2/2)

¡Mis preciosuras!
Quiero agradecerles con toda el alma, el corazón, los pensamientos y mi vida por su apoyo, sus mensajes, comentarios, estrellas, deseos, todo. Les estoy eternamente agradecida y en una deuda inmensa. Así que espero disfruten estos dos cortos capítulos, e intentaré estar más activa.

Con muchísimo amor,
Sabrina.

Todo MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora