Todo Mío

XIV- .1

"Hombres nuevos."

Lo más absurdo de asistir a la escuela era tan siquiera tener que venir a ella. ¿Si entienden, verdad?

Habían tenido una semana dura, la realidad de la situación para ellas era un poco más compleja de lo que todos pensaban. Haber sido abandonadas era duro, pero ser juzgadas de manera equivocada por su 'yo' del pasado era aún peor.

"¡Si no mueves tu diminuto trasero te voy a partir hasta la madre!," gritaba Lee desde el marco de la puerta. Contradiciendo como su teoría sobre el "yo" del pasado estaba realmente en el pasado, y las cosas no parecían haber cambiado mucho.

"¡Ni siquiera me he terminado de peinar, maldita sea!," respondía Marie con más gritos.

"¿Sera que en algún momento podemos comportarnos como hermanas y no como vikingos salvajes?" Y ahí entraba May, siempre intentando tranquilizar las cosas... en vano.

Era muy de su costumbre pelear entre ellas, o con todo el mundo, independientemente de con quien fuese esa era su marca, eso las diferenciaba de todos, ya fuese bueno o malo. Nadie entendía muy bien el por qué, pero de algo estaban seguros, no importaba cuanto pelearan entre ellas, si alguien le hacía algo a una, las otras dos saldrían a comerse a quien fuera. Porque era una para todas, y todas para una... como las tres barbies mosqueteras, en versión vikingo.

"Me adelantaré," anunció la rubia mientras recogía su mochila del suelo.

"Se supone que nos vamos las tres juntas," le respondía la pelirroja de muy mala gana.

"Si, pero al paso de ustedes primero llega tablón sin la ayuda de Johnny, que nosotras." Volvió a responderle, un poco menos calmada y sin el usual tono de paz que cargaba en su voz. Si de algo estaba segura, quedarse ahí no ayudaría, terminarían arrastrándose por los pelos en aquel pequeño remolque al que llamaban "hogar".

Las habían suspendido por tercera vez en menos de dos meses de clases, ¿qué querían probar? Ni siquiera ellas lo sabían, era como un mecanismo de defensa. Una respuesta instantánea a todo, a lo que fuese.

Mientras emprendía camino a la escuela decidió reflexionar en aquel plan que había estado perfeccionando desde su descubrimiento de las cajas. Si bien no había estado para la primera ronda de confesiones, esta vez sería diferente. No podía simplemente confesar su amor por Ed, o invitarlo a salir, todos sabrían que había sido ella y no lograría nada... después de todo los Ed's no salían con las Kankers, ni hoy, ni ayer, ni nunca.

"May, si no bajas de esa nube no dejarás que nadie avance en la fila." Le comentó Nazz, quien parecía demasiado emocionada por unas simples cajas. Podría disculparse, pero ese no era su estilo, si bien era la más tranquila de las tres no significaba que terminaría besándole el trasero a la creída de Nazz. Pequeña guerra del pasado, probablemente no lo entenderían.

"Ahí está la bola de pelos," gritó Marie mientras se acercaba, logrando que todos a su alrededor se voltearan. "¿Nos dejaste atrás por venir a hablar con la rubia oxigenada?"

"¡Oye! Soy rubia natural." Contesto ofendida, como si ese hubiese sido el peor insulto de su vida, y el comentario ocasionó que la pequeña secuaz de Kevin saliera de la fila.

"¿No has visto pasar a los chicos?" Inquirió Lee cuando llegó a su lado, examinando el lobby, hasta posar su vista en alguien en particular.

"No puedo creerlo, te estas babeando por el bobo de Goldberg." Se burlaba entre risas May.

"Si hay algo que no has aprendido hermanita, es hacer celoso a tu amor con uno de sus enemigos." Y tal como lo dijo había desaparecido, ¿qué demonios tramaba la pelirroja? ¿En que otro lío las metería?

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Mini maratón: (1/2)

Ustedes son unos increíbles seres humanos, les estoy eterna e infinitamente agradecida. Por esperar, por los mensajes, los deseos. Son unas bellezas, muchísimas gracias mis criaturas.
Espero disfruten y les gusten.

Con muchísimo amor,
Sabrina.
💕