XVII

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"¿Quién dijo yo?"


Los lunes siempre se han colado como quién se cuela en una casa sin ser invitado, indeseado y con un sabor amargo. La visita es lenta y tediosa, así lo hemos sentido todos.

Kevin no encontraba una excusa lo suficientemente creíble para saltarse las clases, su madre era enfermera y no había malestar que ella no pudiese comprobar a vistazos. Y de verdaderamente tener algo no había nada que un poco de VapoRub no curara, ustedes entienden...

Ese lunes, al igual que el pasado, era "lunes de cajas" como todos solían llamarle ahora. Otro lunes pesado, otro lunes en el que tendría que escuchar a Nazz y Nathan hablar sobre las estupidas cajas.

"Parece que se ha motivado la gente en venir un lunes temprano," Nazz no podía estar más en lo cierto, el lobby se encontraba repleto de gente...

"Gente ridícula." Murmuró de malhumor el pelinaranja.

No se habían molestado en responder, si bien su humor jamás era el mejor, se notaba a quinientos kilómetros que aquél muchacho de ojos esmeraldas estaba cansado de todo y de todos.

"¿Creen que habrá alguna confesión que valga la pena?" La emoción de la rubia era evidente, quizás esperaba encontrar algo más que una simple nota con palabras tontas, huecas o vacías.

"Quizás alguna otra nota para la dulzura, ¿recuerdas la última?" Nathan miró fijamente a Nazz, estaban tocando aguas profundas y lo sabían. De tan solo haber mencionado ese apodo Kevin había enderezado su espalda y apretado la mandíbula.

"Sería interesante saber quien es 'C', ¿no lo creen?" Kevin comenzó a alejarse de ambos, y estos no pudieron evir reír.

Mientras que se acercaban al círculo de gente, habían cientos de ojos inquietos corriendo sobre aquél panel, papeles tras papeles desbordados de letras y palabras, de oraciones y frases, algunas con mensajes profundos y ocultos, y otras que no merecían perder el tiempo en mirar.

"Permiso damas y caballeros, con su permiso." Decía de manera formal y calmada el chico pálido que por allí pasaba.

"¡Muevan el trasero, quietense del medio!" Gritaba el enano.

"No seas tan grosero, Eddy." Reprendió cual madre a un niño pequeño.

Habían llegado tarde, el tumulto de personas era tantísima que empujar no era suficiente. El pobre de Eddy apenas alcanzaba a ver, su estatura no era de gran ayuda.

"Yo te ayudo," un muy entusiasmado Ed colocó a Eddy sobre sus hombros. "Así seremos igual de altos que una jirafa."

"Ed cuidado, creo que tienes una garrapata en la cabeza." Comentó de manera burlona el pelinaranja al acercarse.

"Pero si mira nada más, llegó la cara de pala." La guerra era interminable, ¿acaso no se cansaban de lo mismo?

Pero lo que muchos no lograban observar es que entre el tumulto, entre la guerra, los abrazos de Nath, los comentarios de Nazz y las historias del gran Ed, habían dos seres compartiendo miradas cómplices y coquetas. Llenas de mensajes ocultos y sonrisitas de enamorados. Dos pares de ojos emocionados de encontrarse sin atrever a tocarse o acercarse.

"Dulzura, siento que ha pasado muchísimo tiempo sin verte." La cara pálida de aquél muchacho se tornaba un color rojizo y lo hacía desear ser invisible. "Deberías invitarnos algún día a cenar en tu casa, te mantenemos compañía."

"Saca tus sucias manos del cabeza de calcetín," lo empujó el enano. "Él no necesita su compañía."

"Chicos..." Susurró Nazz, con un tono de preocupación y emoción. "Doble D debes ver esto."

"Veo que tengo competencia, Edd... -C"

"¿Q-quien ha es-escri-to eso?" Había muchísima angustia y un atmósfera tensa entre el grupo. Si bien había recibido miradas extrañas de alguno que otro desconocido por el papel, era su grupo de amistades quienes le preocupaba.

¿Era una broma de mal gusto? ¿Quién podría hacer algo así? Entre la adrenalina y la vergüenza arrancó el pequeño papel del boletín. Quien fuese tenía muchísimas ganas de jugar con su cabeza y él no podía permitirse semejante cosa.

"Vamos a clase," comentó Nazz para intentar romper la tensión. Y todos emprendieron camino hasta llegar a su salón.

Sintió su teléfono vibrar en su bolsillo.

"Tenemos que hablar, ¿tu casa a las 5?"
-Ladrillo🖤
13/octubre/2018 7:58 a.m.

Ese mensaje no ayudaba a sus nervios, y peor era tenerlo en la misma clase, sintiendo su mirada clavada en la parte trasera de su cabeza. Había decidido no contestar, ¿de qué quería hablar? ¿Y por qué con tanta seriedad y urgencia?

"Buenos días alumnos," saludaba el maestro de literatura al entrar al salón. "Hoy comenzaremos a leer la Divina Comedia."

Mejor se concentraba en la clase, no podía permitirse fallar en una clase. Eso jamás se lo perdonaría.

Volvió a sentir su teléfono vibrar.

Oh no...

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*sube el capítulo y se va corriendo*

Los amo, y aunque no he estado subiendo nada siempre leo cada comentario que ponen

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Los amo, y aunque no he estado subiendo nada siempre leo cada comentario que ponen. Amo sus ocurrencias y me llenan el alma de alegría. Aquí un pequeño regalo.

Muchos kisses,
Sabrina.

PD: si ven errores ortográficos me dejan saber, por fis.

Todo MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora