XV.

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"Sustos que dan gustos."

No era de sorprender que todos comenzaron a pitar y chiflarle al enano, alentando su locura. Seguía sin entender con la facilidad que lograba meterse en problemas, era increible, quizas era un atributo que compensaba su estatura.

"Cualquiera pensará que estas demente si sigues riéndote solo." Aquella voz lo había hecho sobresaltar. "Oye, tampoco es como para que des un brinco." Y comenzó a reírse, una risa traviesa que le llenaba el alma a cualquiera de alegría.

"Te he buscado con la mirada durante todo el dia," le respondió el pequeño.

"Lo siento, he estado un poco perdido." Y tomó su mano, asegurándose de que no hubiese nadie cerca. "Tengo algo que mostrarte."

Era increíble como incluso ese pequeño contacto de piel les creaba una corriente excitante, era una sensación maravillosa, dos adolescentes escondiendo un secreto sucio a una multitud aún muy poco comprensiva, pero la adrenalina era poderosa y mientras corrían agarrados de la mano no podían evitar sonreír. Eran muy pocos los ojos curiosos que los veían pasar, preguntándose qué demonios hacía Kevin con el nerd.

Al llegar al campo de fútbol Kevin saltó la valla pero se detuvo al escuchar a Edd decirle con ironía "creo que olvidas algo."

"Lo siento huesitos," sonrió de manera burlona mientras lo ayudaba a cruzar. "No es mucho, pero creo que al menos es mejor que la cafetería." Y ambos comenzaron a reír, allí escondidos de todos, encima de una bandera gigante con un durazno se encontraban dos platos con sandwiches, uvas y algunas otras chucherías, dos gaseosas de frutas y una pequeña nota. "Eso solo puedes leerlo cuando estés solo en tu casa."

"¿Por qué cuando este solo? ¿Me dejaras con la intriga?" Pero su contestación jamas llegó, Kevin lo había tomado de la cintura y había pegado sus cuerpos. Sus miradas chocaron y luego descendieron hasta sus labios, las hormonas flotaban, sus respiraciones eran pesadas y el deseo que ambas miradas cargaban era sorprendente, aunque eso era poco para describir lo que en aquel espacio realmente ocurría.

Poco basto para quedar acostados, uno encima de otro, devorándose a besos y sonrisas traviesas, compartiendo pequeños suspiros y miradas de complicidad. Era una sensación electrizante y embriagante que se sentía demasiado bien.

"Tienes unos ojos hipnotizantes," le susurraba el pequeño mientras se recostaba en su pecho, sus corazones latian desenfrenados.

Si se eran honestos todo iba demasiado rápido, habían brincado de una confesión bajo las estrellas en la soledad a huir en plena escuela agarrados de mano. Ninguno se sentía lo suficientemente preparado para gritar a los cuatro vientos lo que bajo esas gradas ocultaban, pero era algo que ninguno estaba dispuesto admitir.

"Si tuvieras que escoger un lugar para comenzar de cero, ¿cuál sería?" Y esto era algo que nadie podría arrebatar de su mente, momentos como estos que le hacían reventar el corazón de alegría. "Yo definitivamente huiría a algún país en el Caribe, donde el sol siempre brilla y el agua es tan preciosa y azul como tus ojos."

Así habían pasado aquellos últimos minutos, entre besos y conversaciones sin sentido, conociendo cada mínimo detalle que los hacía sentirse más conectados...

"Me encantaría ayudarte a encontrarlo, pero ya hemos recorrido toda la bendita escuela." Repetía la rubia, cansada de subir y bajar cada piso de aquel enorme edificio.

"¡No debe ser tan complicado May!" Gritaba desesperada, "delgado, de gorro, cabello negro y ojos tan puros y preciosos, de piel pálida como si estuviese enfermo."

"No se si lo alagas o le estas faltando el respeto," comentó entre pequeñas risas, a lo que Marie respondía con una mirada desafiante haciéndola callar al instante.

"Volvamos a la biblioteca, debe estar ahí." Recogieron sus mochilas, "pero de que lo voy a encontrar, lo voy a encontrar."

La paz y la felicidad es escasa, es por eso que hay que apreciarse cuando se tenía, en cualquier momento podría desaparecer...


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Adivinen quien no ha muerto, exacto...

No hay excusas, no hay mensajes largos. Solo buenas vibras, lindos deseos y unas muy atrasadas felicitaciones por el comienzo del año.

Besos, abrazos, un poco de azúcar y miel para endulzarse la vida,
Sabrina.
xoxo

Todo MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora